En los últimos años, estamos experimentando un fenómeno extraño y profundamente preocupante: la sensación de dejadez y abandono en lo que deberían ser las funciones ... principales y esenciales del Ayuntamiento. El caso del jardín de la plaza de la Enseñanza en el Barrio del Infante se ha convertido en un ejemplo palpable y muy frustrante de la dejadez y el abandono municipal en Murcia. Aquí, la falta de acción del Ayuntamiento no solo afecta a la estética del espacio público, sino que vulnera directamente el derecho de los vecinos al bienestar y la limpieza en sus propiedades privadas.
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El núcleo del problema reside en el crecimiento descontrolado de los árboles, que han alcanzado dimensiones desmesuradas por la falta de una poda regular y programada. Las ramas, por su tamaño y extensión, penetran literalmente en las viviendas y patios adyacentes, siendo esto no solo una molestia, sino una invasión física del espacio privado por un elemento de dominio público. La altura y densidad de la vegetación atrae una gran cantidad de aves. La consecuencia directa es una lluvia constante de excrementos sobre terrazas, ventanas y fachadas, obligando a los vecinos a una limpieza diaria ineficaz.
Además de los excrementos, la caída masiva de hojas, ramas secas y otros residuos del jardín se deposita incesantemente en las propiedades colindantes, aumentando la carga de trabajo y los costes de mantenimiento para los propietarios. Lo más exasperante de esta situación es la respuesta burocrática vacía por parte de los responsables del Ayuntamiento. Tras múltiples avisos y quejas formales por parte de los afectados, la respuesta sistemática es la misma: «Agradecemos su aviso. Estamos al tanto de la situación y pasaremos a podar en breve».
Esta frase se ha convertido en un mantra de la inacción, demostrando que estas promesas enviadas por correo electrónico no son más que un parche administrativo que busca dar por cerrado el expediente, mientras el problema real, físico y diario persiste e incluso se agrava. El caso de la plaza de la Enseñanza trasciende la simple dejadez; se acerca peligrosamente a la negligencia en el cumplimiento de las obligaciones básicas.
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Se está obligando a los ciudadanos a convivir con la suciedad y el deterioro constante de sus bienes, mientras la administración se esconde detrás de correos electrónicos prometiendo soluciones que jamás llegan.
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