Rodeados
Leo que tenemos que sentir terror ante los inmigrantes. Así que salgo a la calle, lógicamente, pertrechado para defenderme
Escucho a ciertos líderes, escucho a muchos comentaristas, leo determinadas páginas de periódicos y me doy cuenta de que tenemos que sentir terror ante los ... inmigrantes que inundan nuestro suelo patrio. Así que salgo a la calle, lógicamente, pertrechado para defenderme de los que acechan y me asaltarán en cada esquina. Para defenderme de los ataques de 'morenos', 'moros' 'indios' y otros potenciales ladrones, violadores y criminales, llevo escondidos polvos pica-pica, bombas fétidas y caldo picante de michirone. Un arsenal defensivo que ni el Netanyahu ese, que, según, me han dicho, es de los buenos, de los nuestros.
La verdad es que en mi casa trabaja ya desde hace tiempo una de esas latinas, nicaragüense creo, que vienen a lo que vienen, aunque a mí me plancha las camisas muy bien (y eso que no es su fuerte) limpia, me corta el pelo, me explica asuntos del móvil y jamás ha tocado un euro, que yo, como distraídamente, dejo sobre la mesa para sorprenderla robando, que la policía no es tonta, pero nada, al día siguiente los veinte euros siguen allí. Es más, si al barrer encuentra monedas bajo el sofá (lo que ocurre con frecuencia) las deja donde yo las vea. Claro que a mí no me camela esta señora, yo sé que se comporta así para que me confíe y entonces robarme las tarjetas de crédito y saquear los cien euros ahorrados durante toda mi vida y que tengo repartidos en varios bancos para despistar a los estafadores extranjeros. Y entonces esta señora se volverá al Caribe, pero ya convertida en una ricachona con chalete incluido.
Así que salgo a la calle desconfiado. Miro a derecha e izquierda y veo a un grupo de morenos adolescentes. Pasan de largo con libros y carteras, pero yo sé que me acecharán cuando decline la tarde. Un poco más adelante veo a uno con cara de magrebí, me saluda amablemente. ¿Lo ven?, vienen a quitarnos el trabajo. Si hasta la enfermera que me atendió el otro día era boliviana. Eso sí, me sacó sangre y ni me enteré ¡A eso vienen, a sacarnos la sangre a los españoles! ¿Lo ven como tienen razón quienes dicen que los inmigrantes vienen a sangrarnos y violarnos?
En fin, como han visto y he podido demostrar en mi artículo es un peligro caminar por las calles de nuestra patria con tanto inmigrante pululando por ellas. Menos mal que pronto llegarán los nuestros y los van a deportar a todos.
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