Primavera en la ciudad
Aunque yo procuro huir de la ciudad en un día como el del Bando, me parece bien que la gente celebre como le venga en gana
Mientras escribo este artículo, en Viernes Santo, escucho cercanos los tambores y música de viento de la procesión de los 'salzillos' con esas imágenes que ... son verdaderas obras de arte, pero hoy lunes, cuando usted, lector o lectora, tiene este texto entre sus manos, la Semana Santa (que en Murcia dura dos semanas) hoy, digo, ya son Fiestas de Primavera y probablemente haga calor, como estos días atrás porque ya no hay tránsito estacional. En fin, hoy lunes estamos a las puertas de ese gran botellón colectivo en que se ha convertido ese festejo llamado Bando de la Huerta, aunque sabemos que ya no hay huerta, que pedanías y ciudad se han unido con un rastro de chaletes de mal gusto como si fuese a nevar mañana y que los huertanos hace muchas décadas que trabajan todos en el 'cortinglés', de profesores, de fontaneros, de diplomáticos o de camareros.
Decía el exconcejal Antonio González Barnés, que en paz descanse, que Murcia era la única ciudad de España que recibía a sus ciudadanos a la vuelta de las vacaciones de verano con unas fiestas, la Feria de Septiembre. Podría haber añadido que en primavera, a la vuelta de Semana Santa, Murcia recibía a sus gentes con otra fiesta, la de Primavera, porque incluso Sevilla celebra su famosa feria a continuación de Semana Santa, pero con alguna semana de por medio. En cambio, en Murcia, no hay transición, todavía va desfilando el demonio encadenado en la iranís del Resucitado cuando ya están las barracas despachando tintorro y morcillas a precio de caviar iraní. Aunque yo procuro huir de la ciudad en un día como el del Bando, a mí me parece bien que la gente celebre como le venga en gana.
Al fin y al cabo lo que se celebra estos días es un renacer de la vida, el agua, el frescor renaciente, la calidez silvestre frente al duro invierno que acaba de morir, como los griegos antiguos, en sus exhaustas ceremonias preteatrales celebraban ese amanecer de la vida, ese tiempo circular en el que todo volvía a ser lo mismo. También entonces celebraban a los muertos que 'regresaban' simbólicamente de otro mundo a través de la figura del kolossos. Bueno, ahora, en versión moderna y nada simbólica o espiritualizada, el rito se traslada a Murcia. Felicitaciones. Ya me contarán cuando regrese cómo ha ido el parte etílico de mañana. Que se preparen las urgencias de los hospitales.
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