¡Ay, la calor!
En Barcelona ya piensan en refugios climáticos para ciudades que alcanzarán cincuenta grados
Aver si consigo explicarme mejor sobre el cambio climático de cara a mis amigos y conocidos negacionistas, que también los tengo. O, al menos, a ... ver si comprando sus argumentos ellos aceptan los míos mejor. Veamos, descartemos por burdos y ramplones a los que dicen: «Pues siempre ha hecho calor», o «pos' siempre ha llovido». Cierto, en julio y agosto siempre ha hecho calor, y en días dispersos incluso se alcanzaban los cuarenta grados, pero no siempre se ha llegado a los cuarenta en mayo o a los 44 en junio. Y eso no es una impresión mía, son medidas científicas y hasta matemáticas.
Pero están los que te dicen cosas más ciertas, como que siempre hubo cambios climáticos en nuestro planeta. Es verdad, como que siempre hubo incendios devastadores que arrasaban la Tierra, aunque de esas cenizas resurgía vida. Pero cuando los dinosaurios poblaban la tierra estos animalitos no tenían parques de bomberos, que yo sepa, y ahora sí los tenemos. Y también es cierto que el planeta tiene los años contados, hagamos lo que hagamos.
Cuando mi amigo el gran físico español Cayetano López publicó el libro 'Universo sin fin' me tranquilizó mientras tomábamos un helado en La Unión a la espera de escuchar dentro del Cante de las Minas a nuestro admirado y querido amigo Pepe Menese: me aclaró los millones de vida que lleva existiendo el planeta y los millones de años que le quedan antes de extinguirse. «Así que ni a tus hijas ni a tus nietos, incluso a tus bisnietos, les va a alcanzar el fin del mundo, tranquilo, Antonio», me dijo bromeando. Pues sí, me tranquilicé, y entré dispuesto a disfrutar del cante de Pepe.
Todo ha pasado ya y todo volverá a pasar, incluso el final de todo. Pero es una certeza científica que ahora el cambio se está acelerando, y que parece demostrado que la acción del ser humano tiene la culpa de ello. Y se sabe lo que se puede hacer (o no hacer) para paliar en parte el desastre. En Barcelona ya piensan en refugios climáticos para ciudades que alcanzarán cincuenta grados. Yo siempre he dicho que en 50 años no se podrá vivir en la Tierra, y pensaba en mis nietos. Ahora creo que, si vivo todavía unos cuantos años, lo peor me cogerá incluso a mí.
Pero ya sabemos que no pasa nada, aquí siempre hizo calor. ¡Ay, 'la calor'!
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión