El mondadientes de los escritores

La semana pasada comenzó la Feria del Libro de Madrid. Los escritores y escritoras comenzaron a anunciar que iban a estar presentes en tan importante evento. La mayoría de ellos debían asumir los gastos del viaje, gastos que sus editoriales no pueden o no quieren adjudicarse porque saben que apenas algún pariente, amigo o despistado les pedirá que firmen su libro. Pero lo importante no es eso, lo importante es salir en las fotos y hablar de la fantástica experiencia que han vivido. Igual que el hidalgo escarbando en su boca.

En otro momento, el Lazarillo nos habla de lo que le aconteció como ayudante de un avaro clérigo. Este sí que estaba bien alimentado, de hecho, comía varias veces al día carnes variadas, mientras que el pobre Lázaro tenía que conformarse con un cuarto de cebolla al día y algo de caldo y huesos roídos.

Hace unos días escuché la entrevista de una escritora de gran éxito. Comentaba que su trabajo era muy duro y se quejaba de que ni periodistas ni lectores la comprendían ni empatizaban con su esfuerzo. Y lo decía irritada. Sus argumentos, que pasaba horas sentada delante del ordenador, que tenía largas sesiones de firmas y entrevistas, que debía asistir a las fiestas que organizaba su editorial y que, entre sus múltiples compromisos, tenía incluso que comer con los reyes.

El trabajo de la escritura requiere esfuerzo. Una buena novela no se escribe de la noche a la mañana, es necesario pensar mucho y pasar largas horas tecleando sin cesar. También es cierto que, después de tanto trabajo, un escritor o escritora quiere disfrutar de una compensación. Pero parece que, en el panorama tan perverso de la edición en España, o vives de aparentar lo que no eres ni tienes, o normalizas tu privilegio.

Por cierto, el domingo 11 de junio estaré firmando libros en la Feria del Libro de Madrid con David Zaplana. El 10 de junio, en la de Zaragoza. Sí, yo también hablaré de lo maravillosa que ha sido la experiencia.