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Recolección de melocotón y albaricoque

Las fincas de frutales de la Vega Alta del Segura bullen de actividad durante estos días. La recolección de melocotones, nectarinas, paraguayos, albaricoques y ciruelas se encuentra en su momento álgido, tras haber comenzado a principios de mayo con las variedades más tempranas.

:: FOTOS: JUAN LEAL / TEXTO: JUAN CARLOS HERNÁNDEZ

Viernes, 17 de junio 2016, 10:00

EL DATO 15.000

personas trabajan en la recolección, selección y manipulado de melocotones, nectarinas, paraguayos, albaricoques y ciruelas en la Región. Otras 7.600 se encargan de su procesado en conservas en almíbar, macedonias, cremogenados, zumos y mermeladas. Un empleo que se recibe ahora como suave agua de mayo.

Las fincas de frutales de la Vega Alta del Segura bullen de actividad durante estos días. La recolección de melocotones, nectarinas, paraguayos, albaricoques y ciruelas se encuentra en su momento álgido, tras haber comenzado a principios de mayo con las variedades más tempranas. Las tareas son frenéticas en el campo, ya que, una vez madura, la fruta resulta muy vulnerable a las tormentas o a las rachas de viento. En los pueblos, los almacenes trabajan sin descanso para atender los pedidos, puesto que los precios se mantendrán rentables hasta que entren en producción las explotaciones de Italia y Grecia. En las próximas semanas, se esperan recoger unas 292.000 toneladas de fruta, de acuerdo con las estimaciones de las cooperativas. Tal volumen irá repartido de la siguiente forma: 75.000 toneladas de paraguayos, 21.000 de melocotón rojo, 52.000 de nectarina, 62.000 de melocotón pavía, 65.000 de albaricoque y 18.000 de ciruela. Las organizaciones agrarias confían en que sea una de las mejores campañas de fruta de los últimos años.

Los frutales constituyen el verdadero pulmón de la Vega Alta, como lo son los cítricos para las vegas Media y Baja. Entre su brotación y la caída de las hojas, absorben varias veces más dióxido de carbono que los pinares.

La introducción de nuevas variedades -más atractivas a la vista y el gusto, así como resistentes a las plagas- han hecho más rentables las plantaciones de frutales y desterrado la amenaza de despoblamiento de la Vega Alta. De hecho, sus pueblos crecen con la llegada de inmigrantes que desean trabajar en tareas agrícolas.

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