El año del vencejo
FRANCISCO ALMANSA
Martes, 1 de junio 2021, 21:34
SEO/BirdLife viene declarando desde 1988 el Ave de Año. Con este título han pasado la codorniz, el chorlitejo patinegro, la lechuza común, el sisón ... y hasta nuestro vecino el gorrión, la tórtola común, etc. Es un largo listado de aves que de una manera u otra están amenazadas, por distintos motivos, como son la pérdida del hábitat, la contaminación, la caza, la agricultura intensiva, los venenos, etc.
Este año le ha tocado al vencejo común, un ave que para muchos pasa desapercibida, pero que está muy ligada al ser humano. Pasa toda su vida volando. Sí, come, copula e incluso duerme volando. Solo se posa para criar y puede recorrer para su migración hasta 20.000 kilómetros y cada año nos acompaña durante unos meses y nos anuncia el comienzo de la primavera. Es un ave excepcional que vemos, con sus vuelos rápidos y acrobáticos, por los cielos de nuestras ciudades y pueblos, buscando cualquier cavidad entre nuestras construcciones, incluidas tu casa o tu edificio, para hacer su nido y tener a su descendencia. Cualquier sitio le vale, no son muy exigentes, cualquier resquicio por muy pequeño que te parezca, un hueco debajo de una teja, una junta de dilatación, una grieta... Come cantidades ingentes de insectos, muchos de ellos molestos para nosotros, como los mosquitos y las moscas. Por lo tanto, son unos grandes aliados para combatir, además, las plagas en nuestros cultivos. El uso de plaguicidas y la destrucción de sus hábitats de cría son las mayores amenazas que el vencejo tiene, con las que tiene que lidiar para sacar adelante a su prole. Después de pasar el invierno en sus cuarteles de África, y tras un largo viaje, los vencejos llegan a su antiguo nido; son fieles a ellos, pero muchos se encuentran con grietas tapadas, tejados cubiertos por materiales impermeabilizantes, persianas cambiadas, edificios demolidos o restaurados sin cavidades, y buscan desesperadamente un nuevo hueco para nidificar, ya que tienen poco tiempo para ello. Lo tienen difícil, lo que encuentran normalmente suele estar en peores condiciones porque cada vez las edificaciones nuevas son más impenetrables a la fauna, sin tejados, sin ladrillos, solo cristal. Es una simbiosis que estamos eliminando poco a poco, sin darnos cuenta, y todos podemos convivir. En los últimos 25 años encontramos un declive del 32% de su población.
Ya existen muchas iniciativas de asociaciones ambientales y ayuntamientos que están haciendo actuaciones para revertir estas amenazas. Una de ellas es sensibilizar a la población de que tenemos que cuidar a estas aves y sobre qué hacer cuando las encontramos en el suelo, entre otras. Algunos ayuntamientos han incorporado en su normativa de urbanismo refugios en las nuevas construcciones para vencejos, murciélagos, golondrinas y otra fauna asociada a nuestras urbes. Es una iniciativa que se debería extender a todos los ayuntamientos, ya que no es nada complicado realizar esas pequeñas modificaciones en fachadas y tejados. Bien realizadas, no afectan ni a la estética ni al aislamiento de nuestras viviendas. En la Región de Murcia ya existen algunas de estas actuaciones, como las de los Ayuntamientos de Águilas y Lorca o asociaciones como Stipa, en Jumilla. Pero estoy convencido de que no está todo perdido y que cada vez estamos más sensibilizados con nuestro entorno y nuestra fauna, a la que debemos cuidar, pues sin ella perdemos una parte de nuestra existencia.
Desde estas humildes palabras, animo a las distintas administraciones y asociaciones a que incorporen este tipo de construcciones y podamos seguir viendo a nuestros vencejos volar con sus griteríos comunes por nuestros pueblos y ciudades.
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