Antonio Verdú Sánchez: «Desde la Revolución Industrial, el hombre cree que la Tierra es suya»
«Los chicos conocen ahora mejor los problemas del medio ambiente, pero en los recreos siguen tirando los envoltorios del bocadillo al suelo», se lamenta el profesor de Historia jubilado
G. S. FORTE
MURCIA.
Martes, 23 de marzo 2021, 21:29
Durante más de treinta años, Antonio Verdú (Murcia, 1953) ha impartido clases de Geografía e Historia a alumnos de Secundaria, a los que «trataba ... de implicar en el cuidado del medio ambiente», aprovechando las posibilidades del temario. Ahora Verdú continúa divulgando la necesidad de defender el planeta desde asociaciones educativas y culturales como Aferem y Aspalo, de las que es vocal, y la ilorcitana Asociación Camino al Humanismo y a la Ciencia, que preside.
–¿Qué nos enseña la historia sobre la relación del ser humano con el planeta que le da cobijo?
–Tanto los pueblos de la Prehistoria como 'nativos' actuales estaban adaptados al medio y cogían del mismo lo que les hacía falta, pero no lo destruían. No consideraban la Tierra como suya, sino como algo que tenían que dejar a sus descendientes. El hombre actual ha cambiado la percepción desde la Revolución Industrial y lo considera de su propiedad. El hombre, aunque sea urbano, debe conocer la naturaleza, respetarla y disfrutar de los espacios naturales, pero sin maltratarlos.
«A la política murciana le falta coherencia y hacer respetar las normas»
–¿Conocer la historia nos da esperanzas sobre este tema?
–Eso tiene una respuesta doble. En nuestra Región, a nivel empresarial existe poca confianza en la sensibilidad por la naturaleza. La rentabilidad es la premisa. Por otro lado, conocer la historia de nuestros montes (muchos pelados por la acción del hombre) nos invita a pensar en su conservación y en la reforestación, pero con vegetación autóctona.
–¿Qué nos distingue a los murcianos en este asunto?
–Nuestra primera percepción como región dentro del medio ambiente es su vinculación con el agua. Los árabes lo saben bien, la cuenca del río Segura vertebra muchos pueblos desde que nace en la Sierra del Segura y recorre las Vegas Alta, Media y Baja. En Murcia también destacan desastres muy nuestros, como la desaparición de la Bahía de Pormán por lo incontrolado de la actividad minera; a la sobreexplotación del Campo de Cartagena, tan rentable a nivel económico, pero que puede arruinar el Mar Menor si no hay un compromiso de todas partes afectadas; hasta la presión urbanística sobre zonas de huerta, la sierra o el litoral. Posiblemente tengan que venir a rescatarnos leyes de fuera: nacionales o europeas que nuestros gobernantes locales no practican.
–¿Ha percibido cambios en las nuevas generaciones sobre su sensibilidad medioambiental?
–De manera generalizada no son muchos los cambios. Los alumnos en los 80 ya se preocupaban por el medio ambiente. Ahora existe más carga informativa y muchos alumnos prefieren disfrutar el medio ambiente, pero sin cuestionarse una crítica feroz. Pocos se acercan a asociaciones ecologistas comprometidas. Ahora, saben de los problemas, pues desde el colegio hasta el instituto han sido bombardeados con esta problemática. Solo les falta práctica y debate entre ellos o con personas entendidas. Un ejemplo, en los recreos siguen tirando al suelo del patio los restos del envoltorio del bocadillo y no a las papeleras cercanas.
–¿Qué le falta a la política medioambiental nacional y regional?
–La española necesita actualizar sus leyes a los nuevos tiempos y proteger el aire, los medios marinos y el suelo. El Gobierno actual, entró fuerte con el Ministerio para la Transición Ecológica de Teresa Ribera, pero debe fomentar una economía circular en cuanto al reciclado para salvar la naturaleza. Se precisa una ley de cambio climático como se lo pide la UE con políticas verdes para recibir ayudas comunitarias. Se necesita un pacto de Estado con medidas efectivas en gestión de residuos y aguas residuales urbanas y una fiscalidad medioambiental que beneficie a empresas que cumplan. La UE nos tira de las orejas por incumplimientos y por la falta de infraestructuras (depuradoras municipales eficientes, alcantarillado, etc.). El ejemplo más claro lo tenemos en el envenenamiento del Mar Menor. A la política murciana le falta coherencia y hacer respetar las leyes.
«Posiblemente tengan que venir a rescatarnos leyes de fuera de la Región»
–¿Son más necesarios los grandes programas regionales, nacionales y europeos o las pequeñas actuaciones locales más próximas al ciudadano?
–Todos los programas son necesarios. Las administraciones deberían apostar por energías renovables y edificios con rehabilitación energética en sus programas, pero también se necesita llegar al ciudadano para que se sienta a gusto con lo que le rodea. Las actuaciones locales deben ser sencillas, pero de disfrute rápido. Propondría ciudades con corredores verdes (con árboles que nos proporcionan sombra y mejora del aire) para el uso peatonal y de bicis, tan necesarios como nos ha hecho ver la pandemia. Un lugar a recuperar para la mejora del urbanismo en Murcia es la cantidad de metros que nos deja el soterramiento del AVE. Más cercano al pueblo que convivo es limpiar los márgenes del río Segura de cañas exóticas y formar un bosque de galería para el ocio de los vecinos por toda la ribera del río. Este corredor verde puede viajar desde la Vega Baja hasta Calasparra.
–¿En qué espacio natural de la Región le gusta perderse?
–Para el verano la playa: el Mar Menor, con bici o andando, y acercarse a la playa de la Llana de San Pedro del Pinatar. También destaco playas de Águilas, Mazarrón y Cartagena. En invierno, me atrae el disfrute de un pueblo de sierra: Ricote, Sierra Espuña, el Cañón de los Almadenes o tantos otros lugares naturales.
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