Redescubriendo el medio ambiente en época de Covid-19
PACO DE LARA
Miércoles, 25 de noviembre 2020, 21:09
Antes, ahora y después, el medio natural es el soporte básico que acoge cualquier actividad humana y el bien común más grande que tenemos. Yo hace ya años que me di cuenta de este punto, que es tan básico pero que para muchas personas cuesta percibirlo.
Sin un medio natural rico, diverso y en buena forma no tendríamos absolutamente nada y estaríamos abocados a una desaparición inmediata como especie. Os recuerdo que al planeta no le hacen falta las personas, pero a las personas si les hace falta el planeta.
En Murcia somos privilegiados. Nuestro medio natural es rico y diverso, lo que no es muy frecuente en otros territorios. Pero de un tiempo a esta parte muchas personas, empresas y entidades se están empleando a fondo en apalear y esquilmar esta riqueza común.
La frase «el que venga detrás que arree» se les ha metido a muchos en el ADN en esta querida tierra
No voy a entrar en ningún ejemplo en concreto, pero seguro que todos conocéis algún caso de basuras abandonadas, vertidos contaminantes, destrucción de la topografía que frena las avenidas de las lluvias torrenciales, urbanización irracional, contaminación lumínica, agricultura intensiva a lo loco, uso de materiales y recursos desmedidos para la obtención de fines innecesarios... y suma y sigue. ¿Os suena?, ¿lo veis? Pues está por todas partes.
Si hiciéramos la cuenta de cuánto cuestan las cosas (en vez de en euros) en litros de agua, en contaminación atmosférica, en pérdida de biodiversidad o en erosión del suelo, y entendiéramos cuánto nos perjudica a las personas como especie, nos echaríamos a llorar.
«El que venga detrás que arree» es una frase que he oído mucho en mi querida tierra murciana y que, por desgracia, en las últimas décadas, a muchos se les ha metido en el ADN. El cortoplacismo y el pelotazo son grandes males que se ha conseguido que estén bien vistos por aquí.
Desde hace unos pocos años dirijo un proyecto agroecoturístico que se basa simplemente en el aprovechamiento respetuoso del medio natural y el patrimonio histórico-cultural, en un territorio de 100 hectáreas situado entre las ciudades de Murcia y Cartagena, dentro del Parque Eegional Carrascoy-El Valle, en el pueblo de Corvera.
Es ahora que ha llegado la pandemia de la Covid-19 (que a muchos les parece el fin del mundo, pero creedme que no lo es) cuando me estoy dando cuenta de verdad de algo que ya sabía: cuánto necesitamos a la naturaleza.
No os podéis imaginar cómo ha subido la demanda para visitar la finca para pasear, respirar aire limpio, ver volar un águila, escuchar un búho, tocar y oler el aroma de un tomillo... Evidentemente, estamos trabajando estas visitas de manera muy pausada y ordenada, tal y como requiere la situación, pero podríamos estar todos los días con más visitas ecoturísticas de las que hemos tenido nunca. Os pongo un ejemplo: nosotros recibimos visitas de los grupos de turistas que desembarcan de los cruceros que llegan al puerto de Cartagena. Este año se han cancelado once reservas por la Covid, pero ya las tenemos reprogramadas para el año que viene y para el 2022 tenemos más de 20 visitas previstas.
Esta pandemia ha supuesto confinamiento, distanciamiento social, restricciones de todo tipo y creo que lo que más nos está agobiando es no poder hacer lo que nos dé la gana, como antes.
¿Qué buscamos ahora? Espacio, aire libre, entornos limpios, no aglomeraciones, alimentos sanos que refuercen el sistema inmune, desconexión de tanto internet, respirar y olvidarnos por un rato de la situación. Y bien, ¿dónde encontramos todo eso? En la naturaleza.
Como me dijo mi amigo Paco Orenes 'el Huertanico', «la naturaleza tiene esa cosa que no sé qué es, pero que nos cura lo que nos falla en la cabeza».
Necesitamos una naturaleza bien cuidada y en forma para poder usarla y curarnos, como dice Paco. Si la seguimos maltratando y destruyendo, ¿a dónde iremos la próxima vez que nos desconfinen?