Antonio Zapata: «El populismo ha hecho del rechazo a la ciencia una de sus banderas»

–¿Qué nos enseña la historia sobre el medio ambiente?

–La historia nos enseña que la evolución de las sociedades es lenta. Dado que el reto medioambiental es enorme, interiorizarlo como sociedad es un trabajo arduo. Pertenece al llamado tiempo largo, el de las estructuras, que diría el historiador Fernand Braudel. Supone cambiar el modo de producción hacia un modelo sostenible. En este sentido, la historia nos enseña que debemos perseverar.

–¿Hemos aprendido en este sentido las lecciones de la historia?

–Las lecciones medioambientales de la historia son, quizá, demasiado recientes. Y, si bien cada vez somos más conscientes de que la conservación del medio ambiente no es una moda sino una necesidad, nos falta conciencia para calibrar en su justa medida los peligros que se presentan. Por ejemplo, tenemos lecciones que nos enseñan a estar alerta frente al auge del populismo, que ha hecho del rechazo a la ciencia una de sus banderas. Este peligro es muy real, y puede tener consecuencias muy graves para el reto medioambiental.

–Sin embargo, ¿no cree que ahora hay más conciencia medioambiental?

–Sí, sin duda. La cuestión medioambiental lleva muchos años en los currículos, y la sensibilidad social hacia estos temas ha crecido. Pero, si se me permite el símil, quizá haya ocurrido algo similar a lo acontecido con las campañas para el uso de preservativos. Quizá hemos dado por sentado el avance y necesitamos una actualización, en argot del siglo XXI. En algunas zonas, como el Mar Menor, una mayor conciencia ambiental es una necesidad básica para el porvenir económico y la calidad de vida del entorno.

–¿Cómo percibe estos temas la generación de sus alumnos?

–En general hay una mayor sensibilidad. En el caso concreto de la defensa de los derechos de los animales es muy evidente. Como anécdota, en la manifestación de octubre de 2019 por las calles de Cartagena en defensa del Mar Menor me emocionó e ilusionó ver a muchos de mis alumnos allí. Y con apenas 13, 14, o 15 años.

–¿Cómo se implica usted en el cuidado del medio ambiente?

–En mi labor docente es algo que tengo muy presente siempre. En lo personal, colaboro de forma activa con iniciativas conservacionistas desde hace años, como ANSE (Asociación de Naturalistas del Sureste) o Pacto por el Mar Menor. Además, hace diez años creamos en Los Alcázares una asociación, Laec (Los Alcázares Eco Cultural), con el afán de profundizar en el conocimiento de nuestro entorno, tanto histórico como cultural y natural. La divulgación científica y la concienciación son básicas para poder proteger adecuadamente el medio ambiente. Es tan tópico como real, ¿cómo vas a valorar lo que no conoces? También tengo muy presente este aspecto en mi labor como cronista de Los Alcázares.

–El cuidado del medio ambiente es cosa de todos, pero ¿quién debe incrementar más sus esfuerzos, la Administración, la sociedad, las empresas...?

–No creo que se trate de quién debe aportar más sino de que todos podemos aportar más. Las administraciones, en algunos casos, como el del Mar Menor, solo tienen que desarrollar y aplicar las leyes vigentes; las empresas no depredadoras también pueden hacer mucho más; y la sociedad civil ha demostrado que, con implicación, puede jugar un papel muy importante. Véase el Pacto por el Mar Menor.

–¿Qué rincón natural de la Región de Murcia es su preferido?

–El Mar Menor, ya sea desde lo alto del Monte Miral con sus espectaculares vistas, del Carmolí o del Cabezo Gordo, o paseando por cualquiera de sus orillas. Aunque siento enorme debilidad por las sierras de Columbares y Altaona.