Energías renovables: ¿qué plan tenemos?
EMILIO DÍEZ DE REVENGA
Martes, 15 de junio 2021, 21:23
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EMILIO DÍEZ DE REVENGA
Martes, 15 de junio 2021, 21:23
Estamos de enhorabuena. En la Región de Murcia somos líderes en la industria de las energías renovables, la gran apuesta de la humanidad para mitigar ... el cambio climático global de origen antrópico, descarbonizando la economía mediante tecnologías innovadoras como la fotovoltaica. Y somos líderes concretamente en fabricación y suministro de seguidores solares, el dispositivo mecánico que orienta los paneles para que permanezcan perpendiculares a los rayos solares. Es una pieza esencial para un funcionamiento óptimo de las placas y obtener el máximo rendimiento al suelo ocupado, un recurso que debemos administrar con inteligencia. Una empresa de Molina de Segura, Soltec, cuenta con una impresionante fuerza de trabajo de 1.500 personas, presencia en todo el mundo y hasta cotiza en Bolsa. Ahora bien, debemos ser más ambiciosos y extender el liderazgo económico a los aspectos sociales (remunerar a la comunidad actual) y ambientales (cuidar el territorio para los futuros murcianos).
Hace unos días se celebró el aniversario de la aprobación en 1982 del Estatuto de Autonomía de nuestra comunidad, uno de cuyos contenidos fundamentales es definir las competencias exclusivas, que actualmente llegan hasta nada menos que 35, incluyendo la agricultura, la cultura, la asistencia social, etc. Pues bien, la segunda en el orden de tan extenso listado –tras la propia organización del autogobierno– se refiere a la Ordenación del territorio y del litoral, el urbanismo y la vivienda.
Fantástico. Cabría suponer que, al igual que otras comunidades más desarrolladas (la mayoría), aprovecharíamos para explotar al máximo esta competencia, ayudando así a los ayuntamientos a orientar sus planes urbanísticos y haciendo buena política del territorio, con el mayor consenso (complicada labor pero no imposible). Lamentablemente, la respuesta no es alentadora. No hay ni siquiera unas sencillas directrices de ordenación del territorio para toda la Región. Tampoco tenemos directrices de ámbito comarcal definitivas (mejor olvidar las del Mar Menor de 2004). Sí tenemos y muy buenas unas directrices para el uso industrial, pero se centran en los polígonos industriales, mientras que la fotovoltaica se ubica en suelo rural.
¿Paramos entonces la máquina con una moratoria por uno o dos años? Demasiado tarde. Expertos en el despliegue de estas inversiones, plenamente comprometidos con las urgentes políticas de cambio climático, se preguntan poco menos que si estamos locos. Habría pues que buscar otra fórmula que permita establecer criterios orientadores con una expresión geográfica (mapas), mediante un comité abierto con presencia de sociedad civil, industria y funcionarios, para elaborar un amplio documento técnico que examine no solo los aspectos paisajísticos, sino también en cuanto a la biodiversidad, la agricultura, los núcleos rurales, los nuevos tendidos eléctricos, la hidrología, etc.
Debemos ser capaces de identificar aquellas plantas fotovoltaicas que, a igualdad de eficiencia en la descarbonización, produzcan menos efectos desfavorables en el territorio, que los tienen incluso aunque puedan en parte compensarlos. Cuando los actores sociales identifican justificadamente estos impactos negativos no incurren en ninguna contradicción, pues tras el cambio climático, las otras dos grandes convenciones ambientales internacionales versan sobre biodiversidad y desertificación. El medio ambiente es así de complejo. Lo 'bueno' es que hay mucho donde elegir, pues las solicitudes triplican la capacidad de la red. Un reto que precisa buenos gobernantes (políticos) y buenos administradores (funcionarios).
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