Joaquín Soto Aparicio: «La educación ambiental no solo es cosa de la escuela, debe empezar en casa»

–¿Nos falta cultura ambiental?

–Nos falta muchísima cultura ambiental, la mayoría de las personas te dicen que hay que cuidar la naturaleza y después los ves sacar su botella de plástico (de un solo uso), quitar el papel aluminio de su bocadillo, dar a sus hijos la bebida con pajitas de plástico, etc. Son esas pequeñas acciones las que me hacen ver que aún nos queda mucho que enseñar y aprender. Todo el mundo te dice que reciclar es bueno y necesario, pero muchos solo repiten lo que oyen y no tienen una cultura real. El ejemplo lo tienes en que no reciclan, entre otras excusas, porque no les han puesto un contenedor de reciclaje justo delante de casa y tienen que andar dos o tres minutos hasta el mas cercano (aunque salen a correr o hacen rutas de kilómetros). Y no hablemos de los problemas globales, cambio climático, lluvia ácida... Esos conceptos les suenan, pero no tienen el conocimiento de lo que son ni de las consecuencias que están acarreando, aunque les costaría muy poco meterse en internet y buscar un vídeo que se lo aclarase en 15 minutos. Porque la información está, pero las ganas de informarse, en muchos casos, no.

–¿Qué cambiaría en los planes de estudios para introducir mayor sensibilidad por el medioambiente?

–Solo se habla en profundidad del medioambiente en las asignaturas de Ciencias Sociales y Naturales en Primaria y Biología-Geología (a partir de 4º de ESO son optativas) en Secundaria. Muchas veces el temario es tan amplio que los temas de ecología y problemas medioambientales se tocan de pasada. Hace unos días hablaba de esto con dos profesoras de biología que fueron alumnas mías, y coincidían conmigo en la inmensa tarea y responsabilidad que tenemos los profes de biología, como si conocer algo tan importante como el sitio donde vivimos (la Tierra), y con quien vivimos (los seres vivos) fuese cosa de una sola materia. El medio ambiente se debería estudiar desde el punto de vista de la economía, de las matemáticas, de la historia, de la física, de la química, de la filosofía... Porque los humanos dependemos para todo del planeta en el que vivimos y de los otros seres vivos con los que vivimos. Solo se cuida lo que se quiere y solo se quiere lo que se conoce.

–¿Cuál es la relación de la generación actual de sus alumnos con la naturaleza?

–Son muy urbanitas. La mayoría prefiere ir a pasear por un centro comercial que hacer una ruta de senderismo, aunque cuando se les obliga y se les va explicando lo que ven les atrae y terminan reconociéndote que les gusta. Pero la educación ambiental no es solo responsabilidad de los profesores, debe empezar en casa. Aunque la relación con la naturaleza no solo consiste en hacer una ruta de senderismo, hablemos por ejemplo de cómo se mueven por la ciudad: en países como Holanda hay más bicicletas en las calles que coches, aunque llueva. Mientras en Murcia los carriles bici son de risa, casi vacíos y con gente que se queja porque han quitado sitio a los coches, cuando somos una de las regiones donde, por nuestro clima, resulta más fácil ir en bici. Son los jóvenes los que deberían estar comenzando el cambio, pero algo no estamos haciendo del todo bien.

–¿Y los niños, están más concienciados?

–Sí, han oído mucho mas que otras generaciones que hay que cuidar la naturaleza, y eso me hace ser un poco optimista, aunque debemos seguir trabajando para que se conviertan en unos adultos igual de concienciados, pero con mas herramientas. Concienciar no es difícil, basta con explicarlo y llevarlo a la práctica. Lo vemos en las repoblaciones forestales, en los campamentos... Pero no basta, es labor de todos (padres, colegios, asociaciones, gobiernos). Por otro lado está el consumismo, poderoso caballero.

–¿Respetan más la naturaleza que las generaciones que les han precedido?

–Lo lógico sería que te dijese que si, pero no estoy muy seguro. Es cierto que han cambiado muchas cosas a mejor. La Ley de Alimañas de 1953, que llevó a que en España se matasen osos, lobos, águilas, halcones, linces, desapareció en los años 1970, gracias a divulgadores como Félix Rodríguez de la Fuente, que comenzó a crear en este país la conciencia de respeto a la naturaleza. Y a aquella ley le siguieron otras totalmente opuestas que protegían la naturaleza y las cosas fueron cambiando. Con la pandemia vemos muchas fotos enseñando a gente en sitios bonitos, pero veo pocas fotos de gente limpiando, plantando, regando, protestando... y eso me hace tener dudas, esas también serían fotos bonitas. No estropear es respetar, pero arreglar lo estropeado es respetar mucho más. No sé yo si la conciencia es lo buena que debiera.

–Ante las agresiones al medioambiente tan severas como hemos sufrido en la Región (Mar Menor, Portmán), ¿los murcianos ya no nos preocupamos tanto por esos temas o estamos más sensibilizados?

–No nos preocupamos tanto e incluso los hemos olvidado, porque cuando le preguntas a mucha gente si sabe lo que pasó en Portmán, o te dicen que no lo saben o como mucho que fue un problema de la minería; cuando les cuentas que está catalogado como uno de los mayores desastres ambientales del Mediterráneo y entienden el porqué, se echan las manos a la cabeza. Estamos olvidando nuestra historia, por eso te decía que el medioambiente no solo es cuestión de la biología. Y con respecto al Mar Menor lo mismo; los grupos ecologistas de la Región ya avisaban hace 30 años de lo que iba a pasar, hasta que ha pasado.