Antonio Ferrer Martínez: «Está claro que el futuro se encuentra en la agroecología»

–Me cuentan que su finca en Cartagena es un ejemplo de gestión modélica de mantenimiento del paisaje y la biodiversidad. ¿Cómo lo ha logrado?

–Modélica es una palabra un poco grande y presuntuosa, creo que hay mejores ejemplos en todo el Campo de Cartagena. Simplemente hemos intentado mantener prácticas agrícolas lo más cuidadosas posibles con el medio ambiente. Mantenemos bancales, pedrizas, vamos implantando setos de flora autóctona o conservando los que hay entre lindes. Hay algunas zonas de ejidos que se han dejado sin roturar e intentamos realizar pocas tareas de labranza y poco uso de insumos para tratar plagas, que para eso ya se encarga la fauna auxiliar. Sólo cuando es altamente imprescindible utilizamos productos avalados por el Consejo de Agricultura Ecológica de la Región de Murcia, como aceite de neem o jabones potásicos, aunque lo ideal es no tener que emplearlos.

–¿El interés por el medio ambiente es causa o consecuencia de la gestión de su finca?

–En nuestras tierras ya se venía practicando una agricultura ecológica de hecho. Aconsejé a mi tía, que era la que gestionaba la tierra, que incrementara esas prácticas de cuidado del medio ambiente. La sensibilidad creo que me venía de la infancia, a partir de ver la naturaleza que nos rodeaba y cómo se estaba deteriorando en muchas zonas.

–¿Es justa la mala fama que a veces tiene la agricultura convencional en relación con la conservación del medio ambiente?

–Eso depende de con qué agricultor te encuentres, y de los insumos y prácticas culturales que realice. Pero está claro que el futuro está en la agroecología

–¿Qué le falta a la agricultura convencional para dejar de estar en muchas ocasiones reñida con la sostenibilidad medioambiental?

–Yo creo que le falta concienciación, le falta asumir que de la tierra se come y podemos ayudarnos del medio natural, de la fauna y la flora auxiliares, por ejemplo, para sustituir insumos que pudieran no ser del todo favorables al medio, del cual formamos los humanos parte.

–Estamos haciendo bien los deberes en la Región para alcanzar una producción agraria más sostenible?

–Vamos dando pasos. Cada vez hay más sitios donde adquirir productos más ecológicos. En los colegios van concienciando a las nuevas generaciones sobre la importancia de la protección de la naturaleza, cultivan huertos escolares, etc. Pero todavía falta camino por recorrer. Ya hemos visto lo ocurrido con el Mar Menor recientemente.

–¿Cree que la sociedad murciana está ahora mejor concienciada con estos temas?

–A la gente que me rodea, tanto amigos como familiares, si los veo bastante concienciados, y yo creo que en general si se está concienciado. Conozco iniciativas de asociaciones que abogan por huertos ecológicos entre vecinos. Sobre todo las nuevas generaciones, como la mía, y las que vienen detrás, si están bastante más concienciadas. Los alimentos no vienen del supermercado, vienen de la tierra y hay que conservarla.

–¿Qué cosas hace usted por el cuidado del planeta más allá de la gestión de su finca?

–Más allá de la separación de residuos domésticos, que creo y espero que se esté haciendo en todos o casi todos los hogares, he participado con ANSE en alguna actividad, como suelta de búhos chicos, y he participado en cursos que han impartido para agricultores sobre biodiversidad y setos. También intento reutilizar y reciclar siempre que puedo algún material para bricolaje. Desde pequeño, como pertenecía a un grupo scout, siempre me inculcaron ese amor por la naturaleza y no tirar nada en ella e incluso recoger lo que nos fuéramos encontrando.

–¿Cuál es su rincón natural favorito de la Región?

–Toda la zona oeste de Cartagena, entre el monte Roldán y Cabo Tiñoso, sobre todo La Muela y Peñas Blancas