Cambio y salud
JAIME L. FRAILE
VETERINARIO. TÉCNICO SUPERIOR EN CONSERVACIÓN DEL MEDIO NATURAL Y EXJEFE DE SERVICIO DE LA OFICINA DE PLANIFICACIÓN HIDROLÓGICA DE LA CHS
Martes, 6 de abril 2021, 21:00
La vida, a todas las escalas temporales, es una historia de cambio constante. El cambio es necesario, está en la esencia misma del tiempo, y ... como han dicho muchos poetas, no podríamos apreciar lo que es vivir sin conocer y aceptar el continuo girar de la rueda de la vida. Sin embargo, también es cierto que el ser humano se ha caracterizado como especie por lograr adaptar el ambiente a sus necesidades, tal vez porque la ausencia de cambio nos transmite seguridad, certidumbre.
Por supuesto, en la historia de la humanidad ha habido grandes cambios de todo tipo (climáticos, políticos o tecnológicos, por poner solo algunos ejemplos). Y hemos salido adelante como especie, aunque por el camino hemos pasado dificultades y sufrimiento. Especialmente, cuando los cambios se han producido vertiginosamente, sin darnos tiempo a adaptarnos.
Muchos autores dicen que detrás de la peste bubónica que asoló Asia y Europa a mediados del siglo XIV hubo factores climáticos (la pequeña Edad del Hielo redujo las cosechas y provocó un estado de nutrición e inmunitario deficiente), socioeconómicos (un incremento de población urbana y del comercio con Asia), y sanitarios (escasos conocimientos sobre la enfermedad, además de condiciones higiénicas pobres).
La pandemia que vivimos en la actualidad nos recuerda lo ilusoria que es la estabilidad
Hoy vivimos una pandemia, no tan terrible como la peste (no olvidemos que las estimaciones más optimistas indican que acabó con al menos el 30% de la población en Europa), pero que sin duda ha cambiado nuestra forma de vivir, y que nos recuerda lo ilusoria que es la estabilidad. Hay quien prefiere ocuparse y preocuparse de si hay una conspiración detrás de la enfermedad. Yo me confieso un ignorante ciudadano de a pie, que ignora los hilos que mueven el mundo, pero sí veo similitudes con ejemplos históricos. También la peste fue atribuida primero a los judíos, y luego a los invasores mongoles que bombardeaban las ciudades asediadas con los cadáveres de los enfermos.
Pero me interesan más los parecidos con las circunstancias ambientales. Vivimos en una era en la que el cambio climático provoca y seguirá provocando cambios en la distribución de las especies, incluyendo la de microorganismos productores de enfermedades, y la de las especies que les sirven de hospedadores y vectores; además, la población mundial marca un nuevo récord cada año; y todo esto se mete en la coctelera con un mundo globalizado, con más viajes y más intercambios comerciales de los que jamás ha conocido la humanidad. Intuyo que todo esto crea un caldo de cultivo perfecto para que las enfermedades infecciosas se propaguen con mayor facilidad.
Asumo que hay cambios que no somos capaces de detener. Pero haríamos bien en reflexionar sobre si podemos hacer más para prevenir futuras pandemias. No me refiero a medidas epidemiológicas, sino a reconocer el papel que las agresiones al medio ambiente juegan en acelerar esos cambios, en hacerlos más drásticos y dificultar nuestra adaptación. Un viejo refrán reza que más vale prevenir que curar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión