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Uno de los caballitos de mar criados en el Acuario de la UMU. Guillermo Carrión / AGM
La UMU prepara un 'arca de Noé' para el Mar Menor

La UMU prepara un 'arca de Noé' para el Mar Menor

El Acuario universitario se amplía para tener mayor capacidad investigadora y divulgadora, y trabaja en la creación de un Banco de Biodiversidad marina

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Martes, 6 de febrero 2018, 21:48

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El próximo mes de marzo se cumplirán 10 años desde que el Acuario de la Universidad de Murcia (UMU), dirigido por Emilio Cortés, logró cerrar por primera vez el ciclo de la reproducción en cautividad del caballito de mar del Mar Menor ('Hippocampus guttulatus'), segunda fase de un proyecto que ha llevado a los investigadores de la UMU a analizar y localizar las causas del declive de las poblaciones de esta singular especie de signátido, a estudiarlos genéticamente, a profundizar en sus comportamientos y biología y, finalmente, a conseguir que se reproduzcan en los acuarios que la UMU tiene en el antiguo Cuartel de Artillería de Murcia.

Su labor investigadora los ha convertido en centro de referencia internacional tanto en la cría de caballito en cautividad ('ex situ') -han conseguido reproducir 10 especies distintas-, de tiburones -7 especies- y de corales marinos -asexual y sexual-, como en la investigación sobre su biología y comportamientos. Por eso, actualmente están remodelando el Acuario de la UMU para duplicar su superficie tanto para investigar como para divulgar. Así, pendientes de que el Ayuntamiento de Murcia y la Comunidad Autónoma aporten fondos para la reforma, en las instalaciones han comenzado las obras de adaptación para que sean «mucho más vistosas y con más capacidad docente, lo que, además, va a permitir obtener mucho más rendimiento de investigación, porque no hay que olvidar que el Acuario está ligado al Vicerrectorado de Investigación de la UMU». El objetivo primordial de esta reforma es mostrar a la población en general el resultado de las investigaciones y las labores de conservación de organismos marinos.

  • 10 caballitos por hectárea es la densidad en el Mar Menor, según el censo de 2012 de la Asociación Hippocampus.

  • 0,25 caballitos por hectárea es la densidad, según el último censo, de 2017.

Además, insiste Cortés, la nueva zona de exposición estará diseñada para poder servir también para la investigación. Entre las nuevas infraestructuras de las que dispondrá el centro, destaca un tanque de arrecife de coral de 6x6 metros, «de los más grandes de Europa»; otro nuevo tanque dedicado en exclusiva al Mar Menor, «para divulgar las principales amenazas de este ecosistema»; y se mejorará el espacio dedicado al Mediterráneo.

La densidad de caballito en el Mar Menor se ha reducido un 97,5% desde el último censo realizado en 2012

Garantizar un 'stock'

El Acuario de la UMU también trabaja en el siguiente paso para garantizar la biodiversidad del Mar Menor: una especie de 'arca de Noé' con algunas de sus especies singulares y amenazadas. «La idea es crear un Banco de Biodiversidad para mantener un 'stock' de especies del Mar Menor para que, después de la eutrofización de la laguna y una vez solucionado el problema, se pueda volver a colonizar si hay especies afectadas seriamente y es necesario», explica Emilio Cortés. Y avanza que en breve tendrán una reunión con el director general del Mar Menor, Antonio Luengo, de cara a recabar el apoyo de la Comunidad para la puesta en marcha de este banco, que incluiría, además de 'Hippocampus guttulatus', otras dos especies de signátidos, el pez pipa ('Syngnathus abaster') y la aguja mula ('Syngnathus typhle'); dos especies de gobio, 'Gobius niger' y 'Pomatoschistus microps'; un blénido ('Salaria pavo'); y un molusco, la nacra ('Pinna nobilis').

La idea, explica Cortés, no es que sea un proyecto cerrado, sino «crear un centro cerca del Mar Menor con posibilidades de ofertar visitas a escolares y población en general para que se vea en qué se invierte para mantener un Mar Menor saludable en el futuro y con la biodiversidad que tuvo en estado sano». Sin duda, un proyecto a largo plazo.

No obstante, advierte, «las repoblaciones son muy delicadas. Hay que asegurarse de que está solucionada la causa del deterioro de las poblaciones para garantizar que la especie prosperará; así como que los individuos que queden tienen suficiente variabilidad genética para garantizar el éxito de la repoblación». Por eso, los investigadores consideran tan importantes los estudios de las poblaciones naturales que, en el caso del caballito del Mar Menor, deben al esfuerzo de la Asociación Hippocampus.

Recuerda Cortés que, en 1998, la especie vivía un momento crítico, ya que las poblaciones habían disminuido considerablemente, además, se había producido «el deterioro progresivo de las diferentes especies en todo el mundo, sobre todo, por su uso en la medicina tradicional china y por su venta como objeto decorativo. Precisamente por eso, en el año 2000, el equipo de la UMU pone en marcha el 'Proyecto Hippocampus guttulatus' y se centra en buscar los motivos de esta regresión, así como en desarrollar un protocolo de cría en cautividad. El equipo investigador descartó como posibles causas el cambio de los fondos (sustitución de praderas de 'Cymodocea nodosa' por las de 'Caulerpa prolifera'); la predación de alevines por las abundantes poblaciones de medusa, ya que «su fase pelágica, en la que estaban expuestos a las medusas, era muy reducida»; e incluso la variación de hábitos de algunos predadores como la lubina ('Dicentrarchus labrax'), «un pez muy inteligente, del que se detectaron ejemplares que solo se alimentaban de caballitos por ser una fuente de alimento sencilla de capturar, ya que permanecen enganchados a las praderas de los fondos». Finalmente, la causa más plausible fue la captura accidental, pero también dirigida, que algunos pescadores realizaban para su venta como souvenir o para la medicina tradicional china. «Afortunadamente, en 2002, todas las especies del género 'Hippocampus' se incluyeron en CITES, con lo que quedó prohibida su captura y venta».

Progresivo deterioro

Fruto de esto y de la colaboración de pescadores en las tareas de conservación, las poblaciones de caballito vivieron un nuevo repunte en el Mar Menor en 2003-2004, pero, desgraciadamente, los muestreos realizados por Hippocampus desde 2006 demuestran que el progresivo declive de las poblaciones continúa. «Empezamos a hacer los censos en 2006, pero el cambio de metodología, al detectar la escasez de ejemplares, hace que los datos de esos años no sean comparables», explica Cristina Mena, presidenta de la Asociación Hippocampus. Así, los datos de los muestreos realizados entre 2010-2012 revelaron una densidad en el Mar Menor de 10 caballitos por hectárea. «La falta de financiación paralizó en 2013 los censos, que se retomaron en 2015, pero no se obtuvieron datos concluyentes; y, en 2016, la escasa visibilidad impidió realizarlos; a un metro y medio de profundidad no se veía nada y prácticamente toda la vegetación de los fondos desapareció. Sabíamos que había caballitos porque pedimos permiso para poder liberar a los que se quedaban enganchados en las redes antimedusas, que, en años anteriores, cuando las recogían se quedaban enganchados. Y, pegadísimos a la red y con linternas, vimos que, pocos, pero estaban».

Los datos del último censo, con 16 muestreos realizados por algo más de una veintena de buceadores voluntarios, han sido desoladores. «La densidad es de 0,25 caballitos de mar por hectárea», confirma Mena, lo que supone un descenso en la población del 97,5% en cinco años. «A más de dos metros de profundidad no queda nada a salvo», confirma descorazonada Cristina Mena y pide ayuda a las administraciones para poder seguir realizando los censos. «Nuestro cuello de botella son las embarcaciones para las salidas al interior de la laguna», clama Mena colaboración.

El análisis genético de las poblaciones ha sido otra de las investigaciones que desde el Acuario de la UMU se ha llevado a cabo para descubrir si hay diferencias entre los 'H. guttulatus' de la laguna y los de fuera. «Aunque sí que ha habido una diferencia evolutiva, dadas las condiciones ambientales de la laguna y que estuvo completamente cerrada unos 500 años, lo que ha favorecido el desarrollo de comportamientos y características diferentes, no hemos detectado variaciones genéticas», explica Cortés y razona que para ello habrían hecho falta decenas de miles de años de aislamiento. En este trabajo, el equipo del Acuario de la UMU ha contado con la colaboración de la Fundación Oceanogràfic, de Valencia, que, como cuenta su conservador de peces e invertebrados, Mario Roche, «hemos tomado muestras de 'H. guttulatus' del Mediterráneo para el estudio que realizan en el Acuario de la UMU» y de la Asociación Hippocampus.

Además, han comparado los datos de la Universidad de Lugo sobre la población del Cantábrico, y de investigadores británicos sobre las del Atlántico y el Mar del Norte.

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