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Diada de 2018. EFE
La Diada no logra ni una tímida tregua en la guerra que hay en el secesionismo

La Diada no logra ni una tímida tregua en la guerra que hay en el secesionismo

Mientras los presos llaman a la unidad, JxCat y ERC vuelven a chocar, la ANC avisa a Esquerra y el PDeCAT presiona a Puigdemont

Cristian Reino

Barcelona

Lunes, 9 de septiembre 2019, 19:45

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Solos y además peleados. Así afrontan los independentistas la manifestación de la Diada del 11-S de pasado mañana, en la que participarán miles de personas, pero una vez más no habrá representación oficial de las fuerzas no secesionistas, que representan al 53% de la población catalana. El PSC, Ciudadanos y el PP no han participado nunca, mientras que los comunes anunciaron ayer que no acudirán pues consideran que la protesta organizada por la ANC y Ómnium «no es inclusiva».

Será, como en las siete últimas ediciones, una movilización de signo únicamente independentista. El movimiento llega además en el momento más delicado desde 2012, año en que arrancó el proceso secesionista. La lucha por el liderazgo del soberanismo y la negociación para pactar una respuesta a la sentencia del Supremo contra los líderes del 'procés' han convertido las releaciones entre los secesionistas en una guerra de guerrillas.

En un último intento, los presos y los huidos al extranjero llamaron hoy a la unidad para hacer del 11-S una movilización excepcional, que sirva de paso previo a la respuesta al fallo del Supremo. «Para volver a hacerlo, hay que volver a estar», animaron en una carta conjunta Dolors Bassa, Toni Comín, Jordi Cuixart, Carme Forcadell, Joaquim Forn, Anna Gabriel, Oriol Junqueras, Clara Ponsatí, Lluís Puig, Carles Puigdemont, Raül Romeva, Josep Rull, Marta Rovira, Jordi Sànchez, Meritxell Serret y Jordi Turull.

La misiva cayó más bien en saco roto, porque unos y otros sectores del secesionismo volvieron a exhibir en público sus enormes diferencias. Los independentistas tienen tantos frentes abiertos que es complicado que en una intervención pública no pisen algún callo. Marta Rovira, secretaria general de ERC, encendió los ánimos de los más radicales al afirmar que el referéndum ilegal del 1-O «no tuvo la suficiente legitimidad». Rovira, huida en Ginebra, había tratado de dar una imagen de unidad días atrás fotografiándose junto a Carles Puigdemont, pero hoy lanzó duras advertencias a los postconvergentes: «ERC no comprará llamadas a falsas unidades con voluntad propagandística», avisó a los postconvergentes.

Referéndum pactado

Esquerra insistió en un referéndum pactado con el resto del Estado como objetivo programático para el independentismo. Sin embargo, Carles Puigdemont, en el libro que acaba de publicar, considera que esa es una vía imposible y señala que el «único camino que nos puede garantizar el objetivo pasa por una inevitable confrontación con el Estado». Torra y Puigdemont, y también la ANC, quieren aprovechar la sentencia del Supremo para volver a activar la vía unilateral. ERC, en cambio, se resiste y reclama que la respuesta interpele asimismo a los no independentistas.

La ANC también se dejó oír y anticipó los mensajes a la unidad que lanzará al final de la manifestación. La Asamblea pedirá a los partidos que no vendan una falsa imagen de unidad. Y a ERC le advertirá de que las elecciones como respuesta a la sentencia no ayudarán a la cohesión. «Hará falta un mínimo de unidad para parar el choque emocional que supondrá el fallo», aseguró Elisenda Paluzie, presidenta de la Asamblea. Los republicanos temen que los discursos de la manifestación de la Diada apunten directamente contra ellos, pues desde JxCat y la ANC llevan meses señalando a los republicanos como unos traidores que se han rendido al autonomismo. La prueba, dicen, es su posición pactista en Madrid.

El independentismo civil está enfrentado a los partidos, la ANC contra ERC, JxCat y ERC están en guerra, y lo están también los diferentes sectores de Junts per Catalunya. Desde el entorno de Torra y Puigdemont presionan para que el PDeCAT se disuelva en el seno de las siglas nacionalistas, pero los dirigentes de la antigua Convergència se resisten. El PDeCAT, además, se desmarcó ayer de una eventual huelga de país indefinida como defienden los más radicales de JxCat.

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