El área de regadío intensivo aumenta en Yecla un 220% en 7 años y amenaza los acuíferos
La superficie de cultivos hortícolas supera las 7.800 hectáreas y agrava la sobreexplotación de las aguas subterráneas del Altiplano
Ángel Alonso
Sábado, 20 de septiembre 2025, 07:23
Los datos lo dicen todo. En el año 2017, los cultivos intensivos consumieron unos 12 hectómetros cúbicos de agua. En 2024 fueron 39. El consumo ... humano de las poblaciones de Yecla y Jumilla apenas llegó a los cinco hectómetros cúbicos al año. Toda esta agua se extrae de acuíferos declarados sobreexplotados; es decir, su recarga anual no llega a cubrir la extracción que se hace y que no parece que tenga límites.
La agricultura del Altiplano cambia a toda velocidad. Según datos de la Consejería de Agricultura, en 2017 había 2.434 hectáreas dedicadas a cultivo hortícolas intensivos. En 2024, la cifra se dispara a las 7.836 hectáreas. Un 220% más en siete años. La evolución no deja dudas y muestra un fenómeno que también afecta a la comarca del Noroeste.
Las grandes explotaciones compran o alquilan grandes extensiones de terreno y, sobre todo, se hacen con los derechos de uso de agua subterránea que poseen agricultores de toda la vida que deciden aparcar el tractor y ganar dinero sentados en el sofá de casa. El problema es que los agricultores de toda la vida consumían muy poca agua porque sus cultivos eran tradicionales (almendro, olivar o viñedo). Y los nuevos requieren muchos caudal. Cada hectárea de hortícolas intensivos demanda unos 5.000 millones de metros cúbicos anuales.
Salvemos el Arabí reclama que la CHS limite las captaciones y que la Consejería regule la expansión agrícola
La denuncia sobre esta situación se repite en los últimos años. «Lo que se está minando son las reservas. No se usa solo lo que se repone. Se tira del colchón que debería garantizar el agua a la población», advierte el portavoz de la plataforma ciudadana Salvemos el Arabí y comarca, Alejandro Azorín. Y añade otra clave: «Las concesiones de riego están hinchadas. Hay el doble o el triple de derechos respecto a la recarga natural del acuífero».
Población y normativa de la UE
Traducido: el agua renovable no llega para tanto regadío. El déficit lo cubren las entrañas del acuífero. Consecuencia: descenso piezométrico, riesgo para el abastecimiento y para los ecosistemas ligados al agua subterránea.
«Es un sinsentido que se anuncie para 2027 el cierre de los pozos porque habrá que cumplir los objetivos europeos de buen estado del agua, pero se sigan abriendo nuevas fincas con inversiones millonarias. ¿Cómo puede ser?», se pregunta Azorín, en declaraciones a LA VERDAD. La normativa comunitaria fija el año 2027 como horizonte para que las masas subterráneas empiecen a recuperar un buen estado químico y de reservas.
El calendario aprieta. Sin embargo, la expectativa de que se construya una conexión con el trasvase Júcar-Vinalopó se plantea como la única solución para los problemas hídricos del Altiplano, que no tiene actualmente al ternativa a los acuíferos. «Las grandes empresas podrán pagar esa agua del Júcar- Vinalopó. Los pequeños no. Serán los grandes perdedores», anticipa Azorín.
El movimiento ciudadano pide dos cosas inmediatas. Primera: límites de extracción efectivos por parte de la Confederación Hidrográfica del Segura. Segunda: ordenación de cultivos acorde a los recursos por parte de la Comunidad Autónoma. «No hay regulación real ni del agua ni de la expansión agrícola. Y así es imposible», resume Azorín.
La clave es obvia: ajustar superficies y dotaciones al agua disponible. Priorizar el abastecimiento humano. Y dar certidumbre al agricultor que cumple.
¿Qué pueden hacer los consistorios? «Presionar. En Murcia y en Madrid. El agua es competencia estatal; la agricultura, autonómica. Sin presión no habrá solución», insiste la plataforma.
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Agricultores de Calasparra y Cieza optan a las nuevas concesiones de agua desalada
La Comunidad de Regantes del Trasvase Tajo-Segura de Calasparra y Cieza se reunió este viernes con la cúpula directiva de la Confederación Hidrográfica del Segura para, entre otros asuntos, conocer el estado de los proyectos de ampliación de las desaladoras en el Levante y su interconexión con los territorios de regadío en el interior de la cuenca.
Los regantes quisieron saber de manos del presidente del organismo, Mario Urrea, la situación administrativa de ambos trámites, pero sobre todo el de las nuevas concesiones que resulten tras el aumento de la producción en las plantas desaladoras de Águilas y Torrevieja, ambas en marcha.
En este sentido, y en relación a la interconexión, desde la CHS se les informó que los órganos medioambientales autonómicos del Gobierno valenciano y técnicos de la Confederación ya mantuvieron un encuentro para poder acometer «una reformulación del proyecto».
Es decir, el organismo de cuenta espera recuperar una alternativa para el trazado que fue rechazada en su momento, pero que hoy podría tener «unas condiciones viables medioambientalmente».
Por otro lado, el organismo de cuenca afirmó de que las nuevas concesiones mantendrán «un régimen similar al aplicado en pasadas ampliaciones». De este modo, los regantes optarán a una cantidad de agua de esas ampliaciones en función del número de comuneros que tengan y la superficie de riego. Sobre las nuevas dos desaladoras en Águilas y la presa de La Pedrera, la CHS espera tener los anteproyectos «en breve».
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