Cientos de turistas celebran la Purísima seducidos por la pólvora de los arcabuces
El clavario de la Bandera, Francisco Javier Romero, y el del Bastón, Manuel Lidó, recibieron los nombramientos en el día grande de las fiestas
CARMEN ORTÍN
Viernes, 9 de diciembre 2016, 00:33
Emociones y sensaciones a flor de piel para celebrar el día de la Purísima, la jornada grande de las fiestas patronales de Yecla. Cientos de devotos y turistas se sumaron ayer a la celebración que arrancó con la solemnidad de la función religiosa en la basílica. A ella asistieron los mayordomos y pajes del Bastón y de la Bandera portando sus correspondientes insignias, acompañados por los ayudantes mayores, sargentos alabarderos y 'tiraores', así como los directivos de la Asociación de Mayordomos, las damas de la corte de honor y las autoridades locales.
El altar mayor de la basílica de la Purísima concentró todas las miradas porque la imagen de la Patrona estaba rodeada de flores, cuidadosamente depositadas como adorno del presbiterio basilical. Tal y como mandan las ordenanzas de las fiestas patronales, el 8 de diciembre también es el día de la proclamación de clavarios y ayer se nombró de forma oficial a los que serán mayordomos el próximo año. Con la Iglesia Vieja de fondo, los miembros de las agrupaciones de escuadras, junto a mayordomos, pajes, alabarderos o 'tíos de las punchas', cajas, ayudantes mayores y demás autoridades, se colocaron en 'formación' en la calle Concejal Sebastián Pérez para recibir a los clavarios.
Primero, al clavario del Bastón, Manuel Lidó Rico, quien cumpliendo el ritual disparó al aire tres disparos atronadores. Fue entonces cuando el ayudante mayor le despojó del gorro, guantes, mecha y el arcabuz para ser nombrado oficialmente clavario por el presidente de la Asociación de Mayordomos, José Francisco Puche.
De igual modo se procedió al nombramiento del clavario de la Bandera, Francisco Javier Romero Candela. Familiares, amigos y escuadristas se apresuraron a felicitar a los dos homenajeados. Pasado ese breve momento de celebración, el clavario del Bastón tomó posición justo detrás del mayordomo de esta insignia durante los desfiles, y el clavario de la Bandera, delante del mayordomo abanderado, siempre de frente a él, para desfilar sin dar la espalda a la insignia.
La procesión de la Patrona fue la primera oportunidad de ver a los recientes clavarios en el sitio que le asignan las ordenanzas de las fiestas dentro de la formación.
Escolta de damas y 'tiraores'
Por la tarde, la carroza procesional con la imagen de la Virgen estuvo escoltada por las damas de la corte de honor y precedida por todos los 'tiraores' uniformados. Todos ellos en riguroso orden de formación, por agrupaciones de escuadras, y haciendo retumbar el cielo con los disparos de sus arcabuces mientras desfilaban.
Los estruendos de la pólvora se entremezclaban con el sonoro murmullo de la aglomeración de gente que conlleva este acto festivo, que siempre deja pingües beneficios al sector hostelero gracias a la llegada de turistas de municipios de la comarca del Altiplano y Valencia.
El olor a pólvora de la procesión es tan tradicional como el recorrido, que fue establecido hace casi dos siglos. De hecho, se mantienen detalles como la parada de la carroza en todos los cruces de las calles o en el que fuera domicilio de un sacerdote, así como el juego de la Bandera en la llamada Horma del Niño.
Aunque, sin duda, el mayor interés del recorrido se concentró en la plaza de San Cayetano, donde cientos de personas se dieron cita para ver de nuevo al mayordomo jugar la Bandera para recibir a la Patrona en este punto, y seguidamente admirar las figuras de pirotecnia, conocidas en Yecla como 'castillicos'.
Cada año, la procesión se convierte en una seña de identidad para los yeclanos y ni siquiera las bajas temperaturas pudieron frenar los sentimientos de júbilo, emoción y alegría de los asistentes.
El siguiente episodio festivo que se vivió con intensidad fue la subida de la calle San Francisco, la llegada al atrio de la basílica y la entrada en el templo, con el disparo de las arcas cerradas, mientras el mayordomo jugaba la Bandera, unas veces de pie y otras de rodillas. Pero siempre de cara a la Patrona que lentamente enfilaba la entrada al templo. El próximo día 18, la Virgen de nuevo saldrá a la calle para regresar a su santuario durante la Subida.