Los visados de vivienda nueva crecen en Murcia hasta un 40% y retroceden en Cartagena

En términos globales, el año pasado se visaron 3.139 viviendas nuevas en la Región, por encima de las 2.754 de 2021 y algo menos que en el ejercicio anterior. En cuanto a las promociones por municipios, Murcia se lleva la palma con el casi 40% del total de la vivienda de obra nueva el pasado año, muy por delante de San Pedro del Pinatar, con un 7,65% y Torre Pacheco, con un 7,45, mientras que Cartagena se situó en un 6,82%. En la capital, el mayor número de viviendas de obra nueva se levantaron en las pedanías, como Guadalupe y La Ñora. Manuel Serrano, gerente del citado Colegio, reitera que este aumento se debe a que se han vuelto a poner en marcha las promociones paralizadas por la crisis financiera.

En la ciudad portuaria se observa una desaceleración como consecuencia de la falta de aprobación de un nuevo plan urbano que genere suelo finalista, señala el Colegio. Lorca mantiene un número constante de viviendas de nueva planta en los últimos años. En la costa, llama la atención la subida en Los Alcázares, de un 0,82% a un 4,91% en un año, derivada, fundamentalmente, de la demanda de segunda residencia. En el resto de la Región, la obra nueva se concreta mayormente en viviendas unifamiliares, sin que se aprecie un incremento relevante de la construcción de casas en bloque. Municipios como Jumilla, Calasparra, Cehegín, Moratalla, Yecla, Cieza y Totana son ejemplos de esa tendencia.

El Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos explica que las promociones inmobiliarias en 2021 tendían a la autopromoción de viviendas aisladas con más espacio exterior, con estancias más grandes, más ventilación y luz natural. Sin embargo, la falta de suelo con parcelas con una superficie mínima para construir una vivienda unifamiliar aislada, y por tanto, la carestía de este, ha desviado la demanda y oferta hacia los edificios. El pasado año, esa tipología (aislada o adosada) constituyó casi el 40% de las viviendas a construir, un 10% menos que en 2021 y 2022. «Al haber poca superficie, los terrenos se encarecieron y la tendencia se inclinó primero hacia la típica vivienda emparedada y, luego, a promociones de residenciales colectivos o viviendas en bloque», explica Serrano.

El incremento de estos dos últimos tipos se debe a una cierta recuperación del sector inmobiliario en el primer semestre del 2023, que se vio frenada en el segundo semestre de este ejercicio por el encarecimiento del coste financiero de las hipotecas y el endurecimiento de las condiciones de acceso al crédito, unido a algunas de las medidas intervencionistas del Gobierno en este sector, que afectan a las viviendas para alquiler. Además, las familias están mostrando un especial interés por adquirir casas con servicios de disfrute común, como piscina, jardines y gimnasio, aún cuando se encuentren alejadas del centro de las ciudades.

Serrano subraya el reinicio de un importante número de promociones tanto de viviendas de bloque como residenciales colectivas que se encontraban paralizadas con la crisis inmobiliaria y en manos de la Sareb y de empresas tenedoras de inmuebles vinculadas a entidades financieras, y que en los tres últimos años están siendo adquiridas por nuevos promotores para su finalización y puesta en el mercado.