Esteban Beltrán: «Con el veto parental hay que dar la batalla de las ideas; no hay que achantarse»

-Dentro de la ronda de visitas que está realizando por diferentes comunidades autónomas, ¿consideraba la visita a la Región de Murcia especialmente necesaria?

-Claro. Por varias razones. Porque, como ocurre con otros gobiernos autónomos y con el Ejecutivo central, el Gobierno de la Región de Murcia no visibiliza, no atiende y no protege de forma suficiente a las mujeres víctimas de violencia sexual, que es aquella que se ejerce por parte de extraños o por familiares que no son parejas o exparejas. Es el momento justo. Se está negociando el presupuesto, y se pueden poner en marcha programas que no atiendan solo la lucha contra la violencia de género, sino también la violencia sexual. También porque en la Región ha habido tensiones, ha habido varios incidentes racistas, con pintadas... Y toda una discusión sobre los niños y niñas extranjeros. Es importante mandar el mensaje de que, a estos niños, tiene que protegerlos el Estado. Por último, el Gobierno de la Región es el único de todo el país que tiene una instrucción que permite el veto de los padres a cuestiones de formación en igualdad, en no discriminación o en derechos humanos. Esto es preocupante. También es verdad que hemos encontrado el compromiso de dialogar por parte del Gobierno regional.

-La vicepresidenta asegura que el centro de menores extranjeros no acompañados de Santa Cruz es «modélico», pero por otro lado se ha comprometido a cerrarlo mediante un acuerdo con Vox. ¿Qué le parece?

-De eso hemos hablado, precisamente. Si es un centro modélico, no tiene por qué cerrarse. Eso es aceptar la tesis de un partido político como el de Vox, que dice sin ningún dato que está aumentando la delincuencia en esa zona. Para nosotros es preocupante ese discurso, y también que no se enfrente por parte del Gobierno. Pero también es importante lo que nos ha transmitido el Gobierno, y es que con los ocho centros de menores, y habiendo uno más, y con más dinero en los presupuestos, van a seguir atendiendo a estos niños y niñas, como no puede ser de otra manera.

-¿Cree que no se combate el discurso del odio de forma suficiente en la Región, al menos por parte del Gobierno autónomo?

-Hay que ver si van a hacerlo. El año pasado hicieron una campaña relacionada con la violencia sexual. Este año van a hacer otra relacionada con las historias que arrastran los menores, y eso es importante. Nosotros ya hemos dicho que, por ejemplo, con el tema del veto parental hay que dar la batalla de las ideas. Nos acompaña la legislación internacional, nos acompaña el Tribunal Supremo, nos acompaña el Tribunal Constitucional y no hay que achantarse. Todos nuestros niños tiene el derecho a ser educados en valores y en derechos humanos. El problema es que, en España, a diferencia de otros gobiernos y otros países europeos que ya tienen una asignatura obligatoria de derechos humanos, todavía estamos debatiendo sobre este tipo de cuestiones como si estuviéramos en la época del neandertal. Para nosotros es fundamental que exista una asignatura obligatoria en derechos humanos en Primaria y Secundaria, y eso es a lo que se ha comprometido el Gobierno de la Región de Murcia dentro de sus competencias. Ahora hay que dar la batalla, hay que demostrar que los derechos humanos también deben enseñarse en las escuelas. También vamos a insistir con el Gobierno central y la nueva ley educativa para que dejemos de ser una excepción. Es que no es solo una cuestión académica. Es que la formación en derechos humanos permite al niño tener herramientas para identificar la discriminación. Y cuidado, porque Murcia puede ser la única comunidad con una instrucción por escrito en contra del Tribunal Constitucional, del Tribunal Supremo y en contra de la legislación internacional de derechos humanos.

-El acuerdo de presupuestos firmado por PP, Ciudadanos y Vox prioriza «las familias, personas con discapacidad y a los mayores» en el reparto de los fondos públicos que se destinan a financiar el trabajo de las organizaciones sociales. ¿Qué opinión le merece?

-Lo que no puede ser es que haya un componente ideológico. Lo que hay que hacer es un estudio de las necesidades, ver dónde se necesita realmente el dinero, cuáles son las principales carencias en materia de colectivos vulnerables. Estaría bien preguntarles si han hecho ese estudio. Porque todo plan de derechos humanos tiene que partir de un diagnóstico, y así destinar el dinero a donde sea más necesario. Es un razonamiento de sentido común.

-Una de cada tres personas en la Región está en riesgo de pobreza. Sin embargo, parece que el presupuesto de la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social, decrece en relación a conceptos como la renta básica.

-Lo que está claro, por lo que hemos visto de los presupuestos, es que Educación crece un 4%, que está bien. Pero lo que son políticas sociales, igualdad... ni siquiera sube con la inflación. Esto es importante. El presupuesto es la herramienta con la que puedes cambiar la situación. Y la primera impresión es que no va a crecer. Estas reuniones como la que he mantenido con la vicepresidenta son productivas si después ocurre algo. Quiero dar el beneficio de la duda.

-¿Cree que cambiará la política migratoria en España con el nuevo Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos?

-La política migratoria, precisamente, no es lo más esperanzador del acuerdo de Gobierno. Pero hay decisiones importantes que se van a tomar ahora. El 13 de febrero, por ejemplo, es la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre las devoluciones en caliente. Vamos a ver también si hay una reforma del sistema de asilo. Se puede decir que España no es país para refugiados. No está preparado para ellos. Es una ley de 2009 que ni siquiera tiene reglamento. Con lo cual, cada gobierno puede hacer lo que quiera. Y esto provoca que 120.000 personas estén a la espera de que les digan si son refugiados o no.

-Usted lleva varias décadas en la lucha por los derechos humanos. ¿Estamos involucionando?

-Es una buena pregunta. Depende de la perspectiva. Hay un elemento fundamental de involución. Algo que no había ocurrido en los últimos años. Después del Holocausto judío, se llegó a un consenso inédito en la historia de la humanidad, y es que todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos. Ningún ser humano es superior a otro. Eso, a pesar de que se han cometido graves violaciones de derechos humanos, se ha mantenido en los últimos 70 años. Y ahora está en riesgo. Las políticas de Trump con los inmigrantes mexicanos, las de Bolsonaro con los indígenas, Erdogan con los kurdos... Ese concepto de que hay un ser humano superior a otro todavía no es explícito, pero sí lo es en política. En cualquier caso, a diferencia de aquella época, ahora hay una enorme resistencia de la gente. Lo hemos visto con el feminismo, con los agricultores de Extremadura y con el soterramiento en Murcia. Y este elemento de resistencia de la sociedad civil es esperanzador.