Marroquíes asentados en Torre Pacheco reclaman que no se les meta en el mismo saco: «No queremos otro El Ejido aquí»
Vecinos de la localidad desde hace años remarcan que «solo venimos a trabajar» y piden que no se les criminalice
Nabil Morino lleva más de catorce años viviendo en Torre Pacheco. Casado con una vecina de la localidad con la que tiene tres hijos menores, se gana la vida en el departamento de logística de una empresa de la zona. «Este país me ofreció lo que el mío no podía: trabajo», remarca en un perfecto castellano. Vecino del barrio de San Antonio, la tranquilidad de los suyos se ve sacudida estos días por la irrupción de grupos ultras en el municipio y el enfrentamiento de estos con algunos migrantes.
Unos altercados que dejaron varios heridos y que tuvieron su epicentro, precisamente, en el barrio, a escasos metros de su casa. «Son gente de fuera que ha venido a aprovechar el tema. Mis hijos estaban en casa asustados, preguntándome si vendrían también a nuestra casa, porque es la primera vez que ven algo tan gordo», sostiene contundente. «No queremos otro El Ejido aquí».
Como Nabil, presidente de la comunidad islámica de la zona, son muchos los marroquíes asentados desde hace años en Torre Pacheco que observan con preocupación la violencia que se ha adueñado estos días de las calles del municipio y piden que no se les meta a todos en el mismo saco. «Aquí hay mucha gente que solo quiere trabajar», remarca Abdelalli, que tiene una tienda en la barriada pachequera. «¿Quién está recogiendo ahora los pimientos en el campo a 45 grados?».
«Yo vengo a levantar el país, pero otros vienen a hundirlo», resalta Mohamed Karrrouchi, a las puertas de un comercio de la zona, junto a una furgoneta con la luna trasera destrozada por una noche de conflicto. «Esos cuatro tontos me perjudican mucho a mí», indica.
Estos marroquíes reconocen que la localidad lleva un tiempo sufriendo una elevada tasa de delincuencia, pero remarcan que ellos también padecen ese problema y piden que no se les criminalice. «Yo he llamado más de 60 veces a la Policía Local el año pasado por robos en mi tienda», recalca. «Si alguien ha hecho algo, que lo pague él», remarca Nabil, que también señala la laxitud de las leyes españolas como otra de las aristas del problema que atenaza desde hace ya un tiempo este enclave de la Región de Murcia.
Vecinos de la localidad de origen español hacen hincapié en que los sucesos de los últimos días, especialmente tras la agresión a un hombre, han sido «la gota que ha colmado el vaso», pero remarcan que el ambiente en esta zona «ya hace mucho que está tenso». Estos residentes sostienen que «los que están trabajando honradamente aquí son una minoría» y sostienen que «si nos quedamos la buena gente el problema desaparece».