Toni logró el regreso de su hija a Rumanía después de que su exmujer se la llevara a La Manga
Toni, un padre de Rumanía, sufrió el calvario que supone pasar por un proceso de sustracción internacional de menores. Tuvieron que pasar dos años hasta que pudo recuperar a su hija en marzo pasado. Él y su exmujer, ambos policías locales de Rumanía, mantuvieron una relación durante casi dos décadas y tuvieron dos hijos: un joven de 17 años y una niña, que entonces tenía cuatro. La familia vivía en Calarasi, una pequeña localidad próxima a Bucarest, y veraneaba en La Manga. Tras la ruptura, el hombre se quedó con la custodia del adolescente y la mujer , con la de la niña.
En junio de 2017, ella se marchó con la pequeña a la localidad costera de San Javier indicando a su exmarido que se quedarían allí un mes.
Sin embargo, no regresó con la menor, y Toni inició la reclamación a los tribunales españoles para la restitución de la niña a su país donde tenía su residencia habitual.
Ella trató de dilatar el procedimiento para superar los seis meses y alegar el arraigo de la menor. «Hay abogados que usan tretas para alargar el proceso, pero no siempre funcionan», sostiene Sergio Marco, abogado del padre de la menor. Durante el juicio, la mujer aseguró ante el juez de Murcia que se refugió en la Región con la menor porque era víctima de violencia de género. «No había pruebas de los malos tratos, ni denuncias contra el exmarido por lo que no quedaron probados esos hechos», recuerda Marco. Finalmente, el juzgado murciano ordenó la restitución de la niña a su país.