«Solo la ciencia puede vencer a la Covid, pero sin financiación no hay investigación»
«Sinceramente, el coronavirus me pilló desprevenido; creo que nadie tenía conciencia real de lo que iba a acabar suponiendo», confiesa Pablo Ramírez, director científico del IMIB
Pablo Ramírez Romero (Murcia, 1959) es hombre sereno y modesto, dos cualidades personales que en algunas ocasiones, paradójicamente, ostentan aquellos que bien podrían alardear de ... unas trayectorias profesionales inconmensurables, como es su caso: coordinador regional de trasplantes, catedrático de Cirugía y jefe de Sección de Cirugía del hospital Virgen de la Arrixaca y director científico del Instituto Murciano de Investigaciones Biomédicas (IMIB). Al timón de este buque de la actividad científica regional, Ramírez ayuda a marcar el rumbo de un organismo que agrupa a casi un millar de investigadores, que el año pasado publicó 557 artículos en las más prestigiosas revistas científicas del mundo y que en la actualidad tiene en marcha más de 200 ensayos clínicos. Y aunque no presume de ello, ni de nada, es evidente que se enorgullece.
–La visita de los Reyes de España al IMIB es sin duda el mejor aval de la labor que está desarrollando y de su creciente prestigio. Porque estas decisiones no se toman al azar por la Casa Real.
–La verdad es que desconozco cuál ha sido la razón, pero sí puedo asegurar que durante los meses críticos de la pandemia hubo una reacción tremenda por parte de todos los investigadores de ese centro, que se implicaron totalmente en la lucha contra el coronavirus: desde gestos personales de solidaridad hasta poner a disposición de la sanidad murciana todas las máquinas para hacer PCR, poner a punto técnicas no comerciales para hacer los PCR y ofrecerlas al Servicio Murciano de Salud (SMS) y a los hospitales e incluso organizarse para que las plataformas de investigación clínica contra el coronavirus se pusieran en marcha...
–Se pusieron todos los medios técnicos y humanos del IMIB en favor de la lucha contra la Covid.
–Hubo una especie de reconversión 'industrial' del IMIB, de transformación total, para luchar contra distintos aspectos del coronavirus en función de la experiencia de cada cual. De esta forma, se organizaron por un lado las plataformas de ensayos clínicos y por otro el biobanco para poder recolectar todas las muestras de los pacientes, con un grupo que estaba coordinado por la infectóloga Elisa García, mientras la responsable de la plataforma del biobanco, Teresa Escámez, organizaba a todo su personal para poder trabajar, mañana, tarde y noche, en la recogida de las muestras. Y en las primeras semanas de marzo hubo una convocatoria urgente del Instituto Carlos III, de 30 millones de euros, y presentamos 20 proyectos de investigación, que inmediatamente se pusieron en marcha con ensayos clínicos para la búsqueda de otros efectos de medicamentos ya conocidos, estudios traslacionales, genéticos, inmunológicos... para tratar de recoger todo el espectro fisiopatológico y patogénico de la enfermedad y poder combatir el virus.
–Quiere decir que en la lucha contra el coronavirus se puso todo el conocimiento de esta locomotora de la investigación científica que es el IMIB.
–En el área biosanitaria, así fue. Fue una reacción espectacular. Conseguimos financiación y ahora están saliendo nuevas convocatorias, como una extraordinaria del Gobierno con mil millones de euros, otra europea... La verdad es que para investigar es imprescindible la financiación.
–Ese es el quid de la cuestión.
–Aquí se ha puesto de relieve la necesidad de invertir más en nuestro entorno para poder hacer frente, de manera previsora, a este tipo de eventos.
–Podemos tratar de prevenir los contagios del coronavirus, pero para vencerlo, quiere decir, es necesaria la investigación.
–Tuve el honor y el privilegio de escuchar eso mismo de boca de los Reyes: que la única forma de vencer al coronavirus es a través de la ciencia. Y tenemos que convencer a nuestros políticos de que inviertan mucho más en la ciencia española. Tenemos mucho talento para invertir en ciencia.
–¿Y ese mensaje está calando en nuestra clase política?
–La visita de los Reyes ha sido impactante, aunque el IMIB tiene el apoyo desde hace muchos años del Gobierno regional, y la Universidad de Murcia y la Consejería de Salud están muy implicadas y han hecho una gran apuesta por este centro. Hay una gran sensibilización y un proyecto de futuro.
–¿En qué momento está el IMIB en la lucha contra el coronavirus? ¿Cuántas investigaciones hay en marcha? Ensayos clínicos, nuevos fármacos, no sé si vacunas...
–Tenemos varias líneas de trabajo, las más potentes son cuatro ensayos clínicos: 'Defacovid', que trata de demostrar que el fármaco defibritide puede reducir la mortalidad por la Covid hasta un 25%; 'Hitruco', que está evaluando la eficacia de la hidroxicloroquina en pacientes con infección por coronavirus y con neumonía grave; 'Colcovid', que es un estudio aleatorizado para valorar el beneficio de la colchicina (fármaco contra la gota); y 'Epicos', el primer ensayo clínico dirigido a prevenir la Covid-19 en profesionales sanitarios. Luego tenemos un grupo de investigaciones traslacionales, sobre la inmunidad y la genética de los pacientes para vencer en la respuesta inmunitaria, y también están varios estudios in vitro de fármacos que pueden ser útiles contra esa enfermedad. Pero no hay nada en materia de vacunas.
Las frases
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Fuga de cerebros «Cada vez surgen más programas para la retención de talentos, pero aún es una asignatura pendiente»
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Covid-19 «Se han montado unos equipos extraordinarios; si hay un rebrote no nos va a pillar desprevenidos»
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Trasplantes «La sociedad murciana está muy concienciada y tenemos unos equipos magníficos, por lo que seguimos siendo líderes»
–El IMIB seguramente es la niña bonita en cuanto a financiación, ¿pero hasta qué punto existe conciencia del papel decisivo que debe jugar la investigación si queremos una región con futuro?
–La progresión científica se basa en el talento. Y es fundamental que los investigadores puedan tener una estabilidad profesional y desarrollar una carrera. Este es nuestro principal punto débil. Tenemos que luchar para poder retener y captar talento, que hay mucho y bueno.
–El talento español e, incluso, el murciano, no es discutible, porque siempre hemos tenido grandes científicos. ¿Pero hemos solucionado ya el problema, vigente desde hace décadas, de la fuga de cerebros? ¿Seguimos siendo exportadores forzosos de talento o estamos logrando retenerlos?
–Sigue siendo una asignatura pendiente. Surgen cada vez más programas para la retención y reimportación de talentos, pero el marco legal aún no está bien definido. Necesitamos que cristalice la Ley de la Ciencia y la forma de consolidar las carreras profesionales...
–¿Y se nota el hecho de tener un ministro que viene del mundo de la ciencia, como Pedro Duque?
–Es una pregunta difícil. Él conoce nuestros puntos débiles y se ha reunido con los responsables de los centros de investigación para dar pasos y solucionar las deficiencias existentes y crear el marco legal adecuado para hacerlo, de forma que no se vayan nuestros mejores talentos a otros países.
–Vale, ¿pero en la caja se nota o no se nota?
–Hasta el momento, los pasos sólidos aún no se han dado y no han llegado al investigador.
–Existe un riesgo importantísimo de que en esta crisis económica, derivada del coronavirus, haya que acometer recortes presupuestarios y estos se centren, una vez más, en la investigación. ¿Están que no les llega la bata al cuerpo en este sentido?
–Es posible que, debido a esta crisis, se haya llegado a adquirir una extraordinaria sensibilidad por nuestros responsables políticos sobre la auténtica importancia de la investigación. Saben que la esperanza de solucionar este problema está en la ciencia, y es una oportunidad de oro para meter los goles con esos balones que llevan muchos años merodeando en torno al área y no acabamos de anotarlos: subir el porcentaje que se dedica al I+D+i, a la investigación de transferencia a los pacientes y a la investigación básica, que es fundamental para vencer frente a estos nuevos retos. Y también es muy importante mirar a Europa. Nuestro instituto participa en grandes plataformas de investigación europeas y acaba de salir una convocatoria europea de investigación Covid muy importante, a la cual hemos presentado varios proyectos. Estamos tratando de traer esos recursos europeos a Murcia. Otro eslabón importante es incorporar a los pacientes en la planificación y evaluación de los proyectos, e incluso que participen en los órganos de gestión del instituto. Y por último es fundamental la comunicación, para que los ciudadanos sepan qué hacemos con sus impuestos y hacia dónde dirigimos nuestras investigaciones.
–En materia de ciencia a veces existe la sensación de que no hay una estrategia definida, que no se conoce cuál es el objetivo final, que se actúa a base de impulsos individuales. Al margen, claro, de la situación puntual derivada de la pandemia. ¿Es así o se trata de una percepción equivocada?
–Quizás sea una percepción antigua, pero las líneas estratégicas están perfectamente reflexionadas, definidas y escritas, al menos en el IMIB. Nuestras áreas más importantes son la oncohematología, enfermedades cardíacas, digestivas, trasplantes, neurociencias y salud pública. Y estamos incorporando líneas estratégicas sobre atención primaria, enfermería y enfermedades raras, además de otras líneas transversales que son inmunología y enfermedades infecciosas, en las que se incluye la Covid-19.
–¿De qué se siente usted particularmente orgulloso como director científico del IMIB?
–De la vocación existente de investigación traslacional para ayudar al enfermo y de buscar soluciones a las enfermedades que todavía no tienen tratamiento. Y la Covid ha sido un ejemplo, porque un grupo de investigadores muy potentes se han puesto a trabajar fuera de horario, mañana, tarde y noche, en lugar de quedarse en casa confinados, y hemos dinamizado veinte proyectos de investigación, se han hecho colecciones estratégicas de todos los pacientes Covid... Hay una gran vocación por ayudar al paciente.
–Quizás lo más difícil de hacer entender es que la investigación tiene una traducción real en el bienestar de las personas, una repercusión en su calidad de vida.
–Absolutamente. Lo que ocurre es que la progresión y la investigación científicas no es algo que le interese a ninguna formación política a corto plazo, porque es algo que se ve a medio y largo plazo. Pero es importante invertir, porque si lo hubiéramos hecho antes, igual ahora habríamos podido dar una mejor respuesta a esta crisis.
–¿Dónde debe situarse el IMIB a medio plazo, en una década? ¿Qué papel debe jugar?
–El IMIB ya tiene una historia muy potente, de ocho años, desde que se creó con un esfuerzo muy importante del doctor Pascual Parrilla y de su equipo de subdirectores, y ahora el IMIB debe seguir situándose entre los institutos de máxima excelencia de producción científica y transferencia del territorio nacional. En las calificaciones del Instituto Carlos III vemos cómo se está incrementando mucho la calidad científica, y el porcentaje de publicaciones de primer nivel se ha duplicado, el liderazgo de las investigaciones ha aumentado y el índice de Crown está muy alto y probablemente pueda situar ya al IMIB en el primer tercil –tercio– de los institutos biosanitarios de España. Aspiramos a liderar la investigación biosanitaria, como en la Región también lideramos los trasplantes de órganos, y eso es absolutamente posible.
–Recientemente hemos tenido el primer trasplante de corazón procedente de un paciente en asistolia, lo cual prueba el buen estado de salud de ese programa.
–Está claro. La condición 'sine qua non' para que haya trasplantes es que haya donantes y eso exige una gran solidaridad de la población. La sociedad murciana está muy concienciada y tenemos unos equipos magníficos, a lo que se suma que La Arrixaca es el hospital de toda España con más donaciones en números absolutos. Seguimos liderando el programa a nivel nacional. Este último trasplante es el segundo de ese tipo en toda España, tras el del hospital Puerta de Hierro.
–Como jefe de sección de La Arrixaca tendrá conocimiento sobre cómo se está preparando la sanidad murciana ante la posibilidad de un rebrote grave de Covid. ¿Estamos en disposición de afrontar ese reto?
–No estoy en los núcleos de decisión de esa materia, pero me consta que se han montado equipos extraordinarios, con un gran criterio científico y profesional, que se están anticipando a todas las posibles situaciones con planes de contingencia y reservas de material. Si hay un rebrote fuerte no nos va a pillar desprevenidos. Yo soy optimista.
–¿No le defrauda ver cómo se está comportando una parte de la sociedad, que no parece haber aprendido nada y está incurriendo en conductas muy imprudentes? Mire lo ocurrido en Totana.
–Estos problemas pueden estar mostrando un punto débil de nuestra sociedad, que es la formación, la educación, la responsabilidad social... Debemos insistir en esa dirección y tendremos que actuar con penalizaciones, pero sobre todo invertir en educación.
–¿Alguna vez imaginó que una enfermedad, un virus, podría llegar a comprometer hasta tal punto nuestra forma de vida?
–Sinceramente no. Me pilló desprevenido. Yo hablaba con mi amigo Santiago Moreno, jefe de Infecciones del hospital Ramón y Cajal de Madrid, y me iba contando cómo iban los primeros casos, y creo que nadie tenía conciencia real de lo que iba a ser esto.
–Ha sido un golpe brutal en el ego del ser humano.
–Efectivamente. Pero de estos golpes son de los que tenemos que aprender.
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