Rafael Rebolo: «Lo que ha ocurrido con nuestra especie puede haber pasado en otro planeta»
El cartagenero, que el miércoles participa en unas jornadas en Murcia, termina en julio su mandato al frente del centro de investigación astrofísica más importante de España
No le parece muy buena idea al director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Rafael Rebolo (Cartagena, 1961), que los seres humanos enviemos mensajes ... al espacio. Ni cápsulas, ni canciones, ni códigos. Por si los recibiera alguien. «No hay motivos para pensar que lo que ha ocurrido en la Tierra con nuestra especie no pudiera haber pasado en otro lugar, y revelar nuestra presencia no tiene por qué traer necesariamente buenas perspectivas para el futuro de la humanidad», advierte. De hecho, tiene la sospecha de que podría suponer justo lo contrario. «Si existiera una civilización más avanzada que la nuestra, podemos suponer que no nos iría bien. Sabemos por nuestra experiencia en la Tierra que el contacto entre dos civilizaciones generalmente no termina bien para la menos avanzada», asegura. Por eso, defiende que lo mejor que podemos hacer es observar y no hacer ruido. Y a eso ha dedicado toda su vida: a mirar e intentar entender qué ocurre a partir del límite en el que todo se vuelven preguntas.
Rebolo es una de las grandes figuras de la astrofísica a nivel mundial y ha participado en algunos de los más valiosos descubrimientos científicos de los últimos años. Su trabajo como director del IAC, al frente del cual se encuentra desde el año 2013, ha sido crucial en el descubrimiento y estudio de exoplanetas, el funcionamiento de los agujeros negros, el Sol o las enanas marrones, y ha abierto nuevas puertas a la búsqueda de vida extraterrestre y a la comprensión de la formación estelar y de los inicios del Universo. Lidera, además, el consorcio internacional Quijote, que rastrea la huella de las ondas gravitacionales del Big Bang.
A esas preguntas por responder dedicará su intervención este miércoles en el ciclo de conferencias 'Explorar el Universo. Tiempo y espacio', que se celebra en el Centro Cultural Las Claras de Murcia, que arranca hoy y continuará hasta el 22 de mayo, con la participación de físicos expertos en Astronomía. Allí, el director del IAC repasará «lo que no conocemos» sobre lo que ocurre con el espacio y el tiempo al acercarnos a los agujeros negros, qué es la materia oscura, cuáles son las formas de energía que hay en el Universo y qué hay en los planetas «'tipo Tierra'» que existen. «Todavía no sabemos si hay formas de vida en el Universo, pero cada vez hay más indicios de que las moléculas claves para la vida pueden formarse naturalmente en las regiones donde se forman estrellas y planetas –asegura–. Se calcula que hay cerca de 80.000 millones de sistemas planetarios en nuestra galaxia, de los que unos 10.000 millones podrían ser habitables, así que la probabilidad de que haya vida es alta».
«En los próximos años sabremos si los planetas similares a la Tierra tienen océanos y atmósfera»
Tras más de diez años al frente del centro de investigación canario, Rebolo cederá este mes de julio el puesto al alicantino Valentín Martínez Pillet, a quien deja un nutrido catálogo de logros y proyectos de futuro. Pese a su empeño en mirar hacia adelante –y hacia afuera, lo más lejos posible–, acepta el reto de hacer balance de su mandato, donde le sobran motivos para el orgullo.
«En estos años, hemos logrado producir más ciencia y atraer más interés mundial en nuestras investigaciones, lo que es una señal muy positiva. La producción científica del Instituto ha crecido en más de un 60% desde 2013; y el personal, un 40%», presume.
Uno de los hitos más destacados ha sido la creación del nuevo centro de tecnología del Instituto, que cuenta con cerca de 60 tecnólogos trabajando en el desarrollo de grandes telescopios futuros.
«La producción científica del IAC ha crecido en más de un 60% desde 2013; y el personal, un 40%»
La institución ha realizado multitud de descubrimientos, pero hay uno que Rebolo recuerda con especial emoción: el que permitió confirmar la existencia de 'Próxima b', un planeta de masa y temperatura similar a la Tierra descubierto en 2016 por un equipo liderado por el astrofísico español Guillem Anglada-Escudé. «Sus datos estaban muy al límite de una señal estadística robusta, y había todavía alguna duda razonable de que eso fuera así», explica. «Nosotros, dentro de un equipo internacional, pudimos validar su resultado y confirmar que efectivamente el planeta existía», afirma. «A todos los astrofísicos nos parece que es el primer objetivo a investigar para la posible presencia de vida».
El antiguo Egipto y los aviones
El hallazgo fue posible gracias a otra de las grandes contribuciones del IAC en estos años: su participación en el diseño y la creación de Espresso, «uno de los mejores instrumentos que se han hecho nunca en el mundo para detectar planetas terrestres en otras estrellas. Se terminó en 2018 y lleva cinco años ofreciendo una ciencia extraordinaria». Su nombre, acrónimo para Espectrógrafo Echelle para Exoplanetas Rocosos y Observaciones Espectroscópicas Estables, lo debe, como no podía ser de otro modo, a un italiano, el director del proyecto, Francesco Pepe. «A todos nos pareció muy simpático».
Rebolo considera que la existencia de lugares con condiciones similares a la Tierra podría ser clave en el futuro de la raza humana. Aunque la duda es si la especie sería capaz de llegar a ellos. «En las condiciones tecnológicas que tenemos ahora, no. Pero es como preguntar a los habitantes del antiguo Egipto, hace 4.000 años, si creen que los seres humanos van a volar. Dirían que no. Algo parecido nos puede pasar a nosotros con los viajes espaciales. Pero, con las tecnologías que podamos desarrollar en los próximos milenios, quizá la respuesta sea 'sí'».
Otra de las grandes satisfacciones de Rebolo en estos años han sido los mapas obtenidos por el satélite 'Plank'. «Un tercio de todos los datos obtenidos pasaron por una unidad de control diseñada por nosotros», apunta. También participa en el proyecto Euclid, un telescopio espacial que «va a permitir estudiar la geometría del Universo», donde «el Instituto colaboró muy estrechamente con la Universidad Politécnica de Cartagena, lo que también me llena de satisfacción». Además, mantiene la esperanza de que el futuro Telescopio de Treinta Metros, un hito tecnológico desarrollado por una asociación internacional sin fines de lucro, acabe en La Palma, como ha sido su gran empeño estos años.
Abandonar la dirección del IAC no alejará al cartagenero de la investigación. Se centrará entonces en uno de los grandes retos pendientes: «Averiguar si esos planetas que hemos descubierto tienen continentes, océanos y atmósferas».
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