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José Vélez, Rubén Martínez Alpañez y María Marín. J. M. Rodríguez / AGM

El PSOE propone seis pactos a Miras, Vox quiere marcarle el rumbo y Podemos, vigilarlo

La sesión matutina en la Asamblea Regional estuvo marcada por una peineta del socialista Vélez desde el atril, de la que luego se disculpó

Jueves, 20 de junio 2024, 08:14

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La oposición había adelantado que iría en bloque contra el PP en el Debate del estado de la Región, pero pese a que el objetivo a batir era el presidente Fernando López Miras, el PSOE sorprendió proponiendo al jefe del Ejecutivo autonómico seis pactos para reformar el Estatuto, en materia de agua, migraciones, educación, financiación autonómica y Mar Menor. Vox, compañero de coalición, optó por felicitar al jefe del Ejecutivo regional por seguir el rumbo marcado por los de Antelo y Podemos se jactó de aplicar un 'fact-checking' al discurso económico del líder popular. Sin embargo, ni las propuestas socialistas, ni las aspiraciones de los socios, ni la lupa del Grupo Mixto captaron tanto la atención como la peineta que se marcó el portavoz socialista desde el atril, exasperado por el 'Agua para todos' y por las continuas interrupciones a su discurso. Luego, a toro pasado, Vélez pidió disculpas, al borde del tartamudeo, en la sala de prensa, pero también repartiendo pellizcos al presidente por relacionar a los gazatíes, según su interpretación, con los talibanes y al vicepresidente, por vincular a los inmigrantes con el yihadismo y por llamar «comegambas» a los sindicatos mayoritarios.

En esencia, las casi tres horas de intervención de los grupos parlamentarios en la sesión matutina del Debate del estado de la Región de ayer fueron como un espectáculo en el que PSOE, Podemos y Vox compartieron la letra de la canción, al dibujar una situación negra en la que pintan bastos para el futuro de la Comunidad mientras el portavoz del Grupo Popular, Joaquín Segado, se desmarcaba, aprovechando sus 45 minutos para encadenar reproches al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al que comparó con Nicolás Maduro.

Eso sí, no usaron todos el mismo tono, que fue desde el bronco de Vélez, al casi clerical del portavoz de Vox, Rubén Martínez Alpañez, y el siempre irónico de María Marín, diputada de Podemos. Nuevamente, Segado se desmarcó. Su objetivo era Sánchez, sin prisas, pero sin pausas.

Las propuestas

Si bien en la primera sesión del Debate del estado de la Región el presidente López Miras acaparó la atención con su batería de propuestas, en la mañana de ayer fue Vox quien intentó hacerle sombra proponiendo una nueva Ley del Suelo que no copie normativas obsoletas y que sea referente en España; reformar la legislación que regula el ente público de Radio Televisión de la Región de Murcia; volver a deflactar el tramo autonómico del IRPF para rentas inferiores a los 35.000 euros al año; el cierre del Centro de Atención a Inmigrantes de Cartagena y la deportación «inmediata» de las personas acogidas allí; desarrollar la ley de mecenazgo; priorizar un SUAP para Beniaján (que el presidente asegura que va a buen ritmo); alcanzar el objetivo de déficit cero; auxiliar a los trabajadores de ambulancias del 061 y cortar los «sobresueldos» a empresarios y sindicatos de manera que el año que viene se dedique cero euros a las compensaciones contempladas a día de hoy en la Ley de Participación Institucional por el trabajo de los agentes sociales en 90 órganos consultivos.

Vélez y Marín centraron sus discursos en rebajar la descripción algo más optimista que presentó el martes el presidente en la Asamblea. Para el socialista, la Región está a la cola en indicadores sociales; es la tercera con peor calidad de vida; los trabajadores ganan unos 500 euros menos que los del resto de España; tiene largas listas de espera; 1.452 fallecidos en la cola de la dependencia y un presupuesto «ridículo» para infraestructuras. Estos fueron algunos de los peros que puso a la versión popular del estado de la Región para acto seguido indicar que «otra Región es posible» y advertir al presidente Miras de que es responsable del crecimiento de la ultraderecha y de «crear un monstruo que lo va a devorar». También acusó al PP de arruinar a la Región y de mentir con sus proyectos megalómanos como la Paramount, Marina de Cope o Contentpolis. «Todo mentira».

María Marín, de Podemos, dedicó casi la mitad de su discurso a criticar la publicidad institucional que el Gobierno regional destina a medios de comunicación con los que su partido o representantes de su partido han tenido malas experiencias y acusó al Ejecutivo de «financiar las cloacas». Además, amenazó con movilizaciones en septiembre si el PP no se empeña «a fondo» con la ley de Servicios Sociales.

Nada más subir a la tribuna, Marín lamentó «poner fin al idilio entre López Miras y Vélez», que estuvieron lanzándose pullas silentes y reproches continuos durante el discurso del socialista. Fiel a su estilo, la diputada de Podemos aprovechó su media hora de intervención para retratar una Región en la que se beneficia a grandes empresarios en detrimento de los trabajadores y en la que la ultraderecha de Alvise crece gracias a López Miras.

Tirón de orejas

El último en intervenir fue el portavoz del Grupo Popular, Joaquín Segado, que exigió al socialista José Vélez disculpas por su peineta y que explicara a quién iba dirigido su dedo corazón, algo que finalmente no aclaró, pese a que se le preguntó expresamente por ello. En su lugar, se limitó a puntualizar que fue un gesto «espontáneo». Segado, en cambio, se refirió al incidente como una «salida de tono» inaceptable.

La intervención del portavoz popular, que a ratos parecía que se le hacía larga, fue un inventario de agravios a la Región liderado por la infrafinanciación. También reprobó al Ejecutivo central por la amnistía, los indultos, la amenaza de referéndum, el aumento de la presión fiscal y la financiación singular para Cataluña de la que, todo hay que decirlo, Vélez descartó que se esté cociendo el concierto catalán. Y un detalle hiriente, comparó la compra de votos a 100 euros en Albudeite con la compra de voluntades de Sánchez con el dinero de todos los contribuyentes. En su rosario de recriminaciones, no faltó Puigdemont y hasta se remontó a la moción de censura a Rajoy.

Críticas aparte, Vélez describió una Región que el PSOE ve posible y que pasa por más impuestos para los que más tienen. Para el socialista sería factible ponerse de acuerdo con el PP en seis puntos. Entre ellos, una reforma del Estatuto tomando como base el documento pactado en la IX legislatura y un acuerdo de reforma de la financiación atendiendo a la población ajustada, algo que recordó que el presidente Miras pidió hasta que llegó Feijóo. En este punto prometió que «no habrá concierto catalán». «No haga más historias de lo que no existe, no mienta más», lanzó a Miras. El socialista también criticó a los populares que les guste «la fruta» y los acusó de hundir la Región.

Vox, por su parte, ondeó como bandera los tres clásicos del discurso de su partido: la defensa de políticas para los jóvenes, el pin parental y su oposición a «la inmigración incontrolada» porque, según Alpañez, sólo «trabaja el 30% de los extranjeros que llegan».

Tampoco faltaron críticas al Pacto Verde, la Agenda 2030 y la Ley de Restauración de la Naturaleza, que metió en el saco común de lo que considera ataques desde Bruselas al sector primario.

En sintonía con este discurso, María Marín destacó que, «la Región tampoco es la mejor tierra del mundo para las mujeres» y confesó que no cree al presidente cuando dice que trabajará por recortar la brecha de género. La diputada hizo referencia a las listas de espera en sanidad y dependencia y echó en cara al Ejecutivo que prometiera 147 plazas sanitarias y solo creara tres. Su diagnóstico de la balanza de poder regional fue claro: es «servil con los poderosos» y «se ensaña con los más débiles».

Aquí, Vox, Podemos y PSOE coincidieron en poner pegas a la sanidad pública. Alpañez insistió en que la gestión de los recursos es mejorable y Vélez y Marín hicieron sangre con las listas de espera quirúrgicas. Concluyendo, ha sido un debate del que el presidente Miras sale vivo después de que la oposición haya hecho su papel aportando más reproches que propuestas, con los ojos puestos en los datos.

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