Procesado por homicidio el jefe de un jornalero muerto por un golpe de calor en Puerto Lumbreras
La magistrada concluye que el empresario presenció el estado en que se encontraba el trabajador, que no estaba dado de alta en la Seguridad Social, no suspendió los trabajos y, a la llegada a un centro de salud de Lorca, eludió cualquier vínculo con él
Cinco años después de la muerte de Eleazar Benjamín Blandón Herrera, un jornalero nicaragüense de 42 años, la titular del Juzgado de Instrucción número 6 de Lorca ha procesado al empresario que lo empleaba, Pedro Manuel P. T., por un presunto delito de homicidio imprudente y otro contra los derechos de los trabajadores. El auto de incoación de procedimiento abreviado, firmado hace nueve días, considera que existen bastantes indicios para que el acusado se siente en el banquillo de los acusados.
Eleazar trabajaba en una finca de Puerto Lumbreras y falleció por un golpe de calor cuando descargaba un camión de sandías, en una jornada en la que en la zona llegaron a superarse los 44 grados en pleno mes de agosto y sin estar dado de alta en la Seguridad Social. La magistrada concluye que el empresario presenció el estado en que se encontraba el jornalero, no suspendió los trabajos y, a la llegada a un centro de salud de Lorca, eludió cualquier vínculo con él.
«Ayudé a los sanitarios»
El investigado, de nacionalidad ecuatoriana, negó haber abandonado al trabajador tras dejarlo en el centro de salud de Sutullena. En una entrevista concedida a LA VERDAD días después del suceso, defendió que prestó ayuda hasta el último momento. «Soy humano», afirmó.
«Ayudé a los sanitarios con la camilla y acompañé a Eleazar hasta el interior del centro, pero me dijeron que no podía ir con él. Luego dejé mi documentación y mi teléfono en la recepción. ¿Eso es dejar desamparado a alguien?».
El empresario sostuvo que el jornalero sólo había trabajado tres días y que se le ofreció empleo por necesidad. Sin embargo, compañeros de Eleazar aseguraron que llevaba tiempo bajo sus órdenes, en condiciones duras y sin apenas descanso. Relataron que sufría mareos y que había sido abroncado por no arrodillarse al cortar las sandías.
Eleazar había llegado a España en 2019 y residía en Lorca con otros inmigrantes. Estaba a la espera de una resolución sobre su petición de asilo. Según su entorno, su objetivo era ahorrar para regresar a Nicaragua con su familia, a la que no pudo volver a ver.