Le piden 6 años por presuntos abusos a la hija de su novia

Fue capaz de ponerle vídeos en los que se le veía manteniendo sexo con su madre para que ella, una niña de solo 12 años, le masturbase. Es solo un ejemplo de los episodios por los que un panadero de Beniaján, J. M. O. P., se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial por un presunto delito de abusos sexuales continuados a una menor. El fiscal Juan José Martínez Munuera reclama seis años de prisión, pero el acusado, en un intento de lograr una rebaja de la pena, confesó todos los cargos: «Lo reconozco», dijo.

No obstante, su declaración tuvo que ser interrumpida por su abogado defensor, Alí Martínez, porque mientras respondía a la Fiscalía matizaba su escrito de acusación y gesticulaba con la cabeza, negando los hechos que a la vez confirmaba verbalmente. Incluso llegó a decir que se ganó la confianza de la niña porque «la madre la maltrataba y yo la escuchaba». Tal respuesta propició que su letrado recondujera su declaración y, llegado su turno de preguntas, instó a su cliente a aclarar si admitía todos los hechos recogidos en el escrito del fiscal: «Sí».

Solo entonces quedó claro para la Sala que este hombre confesaba que, entre octubre de 2013 y septiembre de 2014, aprovechando la relación sentimental que mantenía con la madre de la niña, «trabó una relación creciente de confianza con la menor, orientada a la satisfacción de su ánimo lúbrico, persuadiéndola con regalos u otros ardides, para que ella le masturbara o se dejara manosear sus senos y sus órganos genitales».

Los episodios en los que «realizó caricias lascivas sobre el cuerpo de la niña, frotando con su miembro viril los glúteos y la zona genital de esta», ocurrieron cuando su pareja se iba a trabajar a la peluquería y este hombre se quedaba a solas con la niña. También cuando trasladaba a la menor en su coche. Incluso en la panadería. La madre de la víctima narró cómo cambió el comportamiento de la chiquilla cuando empezó a ver al acusado: «A los meses de entrar en mi casa esta persona, empecé a ver a la niña nerviosa y comenzó a arrancarse mechones de pelo (...) En el instituto salía de clase a vomitar (...)».

La mujer no supo lo sucedido hasta mayo de 2016, cuando su hija era una adolescente de 14 años y ella ya no mantenía relación con el panadero. «Mi hija me dijo: 'Mamá, pensaba que me ibas a echar y no me ibas a querer'». La abogada de la acusación, Pilar Rodríguez Barba, solicita para J. M. O. P. siete años y medio de prisión. Durante su turno preguntó a la madre cómo se encuentra la menor, que actualmente tiene 17 años, y la respuesta no pudo ser más explícita: «Toma pastillas para dormir, tiene bajo rendimiento académico y no quiere estar con ningún zagal».

La madre también quiso dejar claro que su mayor interés era que el acusado acabase en prisión y que no le importaba el ingreso de 18.000 euros que hizo ayer en concepto de reparación del daño. «El dinero no es lo que le dará felicidad a mi hija». De forma espontánea zanjó su declaración acercándose al magistrado Abdón Díaz para mostrarle supuestos 'whatsapps' amenazantes del acusado.

La última en testificar fue una profesora del instituto de la menor, que fue clave para descubrir que la niña era víctima de supuestos abusos sexuales. «Ella estaba en el programa de refuerzo curricular porque tenía problemas emocionales; yo pensaba que le estaban haciendo 'bullying'», admitió la docente. Sin embargo, se enteró de todo cuando se encontró a la menor en los aseos del centro autolesionándose. «Se remangó el brazo y me enseñó cómo con la cuchilla del sacapuntas se había escrito en su brazo 'I'm sorry' (lo siento)». Ese día la joven se desahogó con la profesora.

«Me dijo que estaba tan mal porque su cabeza le impedía dejar de pensar en los abusos a los que la sometió una pareja de su madre».

Meses después de esta confesión, la menor trató de suicidarse y ha tenido que acudir a un centro psiquiátrico. El abogado de la defensa, Alí Martínez, avanzó tras la vista que el acusado ha vendido un piso para intentar ingresar más de 24.000 euros y responder así a las peticiones de responsabilidad civil del fiscal y de la acusación particular, que pedían 20.000 y 24.000 euros, respectivamente. «Solicitaré que la calificación baje en dos grados por las atenuantes de confesión y de reparación del daño, para que la pena se rebaje hasta los tres años». El caso quedará visto para sentencia el viernes.