Ayuntamiento y asociaciones de Bullas logran que el tanatorio vuelva a abrir por las noches
La medida, que ya se aplica en Mula, Pliego y Campos del Río, podría extenderse en las próximas semanas a otras localidades del Noroeste
La presión que la Unión de Consumidores y el Ayuntamiento de Bullas han ejercido sobre el tanatorio de esta localidad ha surtido efecto. A partir de ahora, los familiares de difuntos podrán pernoctar en sus instalaciones para velar a sus familiares fallecidos. La presidenta de los consumidores, Rosa Tudela López, hizo pública la decisión tomada por los gerentes de este tanatorio en una reunión que tuvo lugar este miércoles con los asociados a este colectivo. Bullas se une de esta manera a los tanatorios de Mula, Pliego y Campos del Río que ya habían optado con anterioridad en dejar sus instalaciones abiertas durante toda la noche para que las familias pudieran permanecer junto a sus seres queridos por una última vez.
La medida, que es opcional para todas aquellas familias que lo soliciten, podría extenderse a otras localidades del Noroeste, entre ellas Cehegín, ciudad en la que la Unión de Consumidores pretende centrar ahora sus reivindicaciones. Tudela señaló al respecto que «desarrollaremos pueblo a pueblo de la comarca, si es necesario, las acciones de recogida de firmas, de entrevistas con los alcaldes y todo lo que sea necesario». Y apostilló que «no hay nada más justo que velar a tu difunto en la última noche de cuerpo presente, tal y como era antes de la pandemia, un servicio bien pagado durante toda la vida».
Desde la pandemia
El cierre de los tanatorios de la Región durante la noche se intensificó con la llegada de la pandemia de covid-19 en una resolución que fue reglada por el gobierno, sobre todo en los meses más duros de la enfermedad.
«No hay nada más justo que velar a tu difunto de cuerpo presente la última noche», según Tudela
Sin embargo, una vez pasada la pandemia, los tanatorios decidieron en su mayoría seguir con la medida a pesar de que al principio generó gran polémica entre los familiares de los difuntos. Hoy, sobre todo en las pequeñas localidades y pedanías, donde la costumbre de velar a los muertos sigue estando muy arraigada, sigue siendo pacto de discrepancias, hasta el punto de que muchos familiares deciden llevarse el cuerpo del difunto a su casa y velarlo allí hasta el día siguiente, cuando es devuelto a la sede funeraria.