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El negocio de los pisos de lujo impulsa la rehabilitación de edificios singulares en la Región de Murcia
El tirón del mercado de las viviendas de primeras calidades y de los apartamentos turísticos atrae a inversores a los cascos antiguos
Miguel Rubio e inma ruiz
Lunes, 20 de febrero 2023, 01:41
La decadencia asomaba en la Casa Cerdá, una obra del arquitecto José Antonio Rodríguez levantada hace un siglo, cuando un inversor se cruzó en el ... camino. Cinco años después, tras una rehabilitación supervisada por la Consejería de Cultura, se ha convertido en uno de los conjuntos residenciales más exclusivos de Murcia, en la esquina del paseo de Alfonso X el Sabio -la 'milla de oro' de la ciudad- y la plaza de Santo Domingo.
Aunque los precios no resultan ninguna ganga, ya está todo vendido. Ejemplos similares de inmuebles singulares que disfrutan de una segunda oportunidad al calor del negocio de los pisos de lujo también se dan en los cascos históricos de Cartagena y Lorca.
Peticiones por doquier en Murcia
Clientes no faltan. «La demanda de este tipo de viviendas exclusivas en edificios con 'alma' es mayor que la oferta», declara Victorio Sánchez, impulsor de varias de las rehabilitaciones señeras acometidas en Murcia, como la Casa de los Jarrones, el palacete Ponce y el conjunto modernista de la calle Pinares. El promotor explica que se trata de proyectos que «entrañan una complejidad técnica por la antigüedad de las estructuras. Resulta difícil calcular costes. Nunca sabes qué te vas a encontrar y casi siempre surge algún imprevisto que, por lo general, encarece las obras».
Por ello cree que la recuperación de este tipo de edificaciones históricas suele «estar orientada al sector residencial de lujo». Solo compradores sin apuros económicos pueden acceder a este tipo de producto sujeto a unos vaivenes que repercuten en el precio final. Abundan familias que han vivido en urbanizaciones del extrarradio y que ahora, cuando los hijos se hacen mayores, deciden trasladarse al centro, explica Sánchez. Eligen edificios con cierto pedigrí, reformados a la carta, con todas las comodidades en equipamientos y acabados de primeras calidades.
En los últimos dos años, los técnicos municipales de Urbanismo de Murcia han tramitado unas 150 licencias de obras en construcciones catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC) o que aparecen dentro de los límites del Plan Especial del Conjunto Histórico Artístico, un paraguas que otorga mayor protección y que también pone ciertos límites y condiciones a la hora de cualquier intervención. En el listado figuran una decena de rehabilitaciones y al menos veinte reformas de viviendas y locales. Algunas comunidades de vecinos también se han animado a arreglar zonas comunes, como fachadas y vestíbulos, y a instalar placas solares.
El próximo proyecto de calado en salir adelante en la capital afectará a la centenaria mansión de diseño clasicista de la calle Saavedra Fajardo, en la conocida zona de las tascas, que se restaurará para recuperar su uso residencial tras años de abandono. Serán doce viviendas, con plaza de garaje, y hay lista de espera. Los promotores confían en iniciar las obras después del próximo verano, para entregar las llaves a finales de 2024.
La actividad no se limita al casco histórico. Al otro lado del río, en el barrio del Carmen, también bullen los proyectos. Tras su fachada del siglo XVIII, el edificio Baltasar alberga ahora apartamentos de alquiler y -en las dos plantas que se han ganado con la reforma- pisos más exclusivos en régimen de propiedad. Desde el estudio Santa-Cruz Arquitectura explican que en esta rehabilitación han aplicado «el concepto de equidad»: hacer asequible la vivienda «sin escatimar en diseño y calidad».
Y defienden que la sostenibilidad pasa «por aprovechar lo ya construido». Este equipo de profesionales acaba de dejar su sello en otro pequeño bloque recuperado (4 apartamentos) de la calle Marqués de Ordoño, también en El Carmen, que, si bien no gozaba de protección, conservaba «una fisonomía muy del barrio».
Aceleración en Cartagena
En Cartagena, pese a que el Ayuntamiento no ha facilitado datos a este diario, un técnico confirma que el fenómeno de la recuperación de inmuebles catalogados muestra signos de aceleración tras las dudas que llegaron con la pandemia de la covid. Si bien no faltan intervenciones promovidas por cooperativas de viviendas, como la Casa Dorda, dominan las rehabilitaciones con destino a apartamentos turísticos (edificio Delicias) y para alquileres de media y larga estancia (edificio Mr Witt, en la calle General Ordóñez).
Martín Lejarraga, el arquitecto responsable de estas tres intervenciones, ve en la recuperación de la fachada marítima el motor que está impulsando muchos de los proyectos de reforma en el caso histórico. Ahora más clientes quieren instalarse en la zona, atraídos por esa nueva «relación de la ciudad con el puerto y con el mar».
«Donde antes se veían restricciones, ahora surgen posibilidades», reflexiona Lejarraga, en referencia, por ejemplo, a que ya no resulta imprescindible disponer de plaza de garaje, porque los hábitos de movilidad también están cambiando. Las prioridades son otras. «El cliente -resume- quiere estar cómodo, en una vivienda de calidad, bien equipada y con mobiliario contemporáneo».
Una segunda vida en Lorca
Las limitaciones urbanísticas que impone el Plan Especial de Protección y Rehabilitación Integral (Pepri) en el conjunto histórico artístico de Lorca no han impedido que viejas casonas nobiliarias tengan una segunda vida compartimentadas en pisos y apartamentos, según informa la Unión de Constructores.
Uno de los ejemplos es la casa de los Cachá, en la calle Juan de Toledo, construida entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, que recién restaurada ahora estrena seis viviendas. La casa del doctor Arcas en la calle Corredera, del siglo XIX, se ha dividido tras una reforma en dos pisos y dos apartamentos, igual que la Casa Irurita, la mansión más antigua de Lorca, del XVI. Todas ellas estaban en ruina y han recuperado valiosos elementos como escaleras, pinturas murales y artesonados de madera.
Para el promotor Victorio Sánchez, la mejora del espacio urbano en los centros históricos, de la mano de las restricciones al coche, anima al sector de la rehabilitación residencial. Y advierte un efecto doble, porque la recuperación de esos edificios singulares, además de una apuesta por la conservación del patrimonio, también contribuye a la regeneración del entorno donde se localizan y a darle vida a los cascos antiguos.
Intervenciones atascadas en la maraña burocrática
En la capital murciana, varios proyectos de rehabilitación siguen atrapados en la maraña de la burocracia o en las diferencias de criterio que a veces surgen entre los técnicos municipales y los propietarios, como parece ser el caso de la mansión que se hundió en la calle Hernández Amores, junto a la Catedral, y del palacio Almodóvar (plaza de Santo Domingo).
En general, los promotores lamentan la larga tramitación que conlleva este tipo de intervenciones. «Estamos hablando de hasta dos años». Reclaman más agilidad a las administraciones en los expedientes, y creen necesario habilitar ayudas al menos para el arreglo de fachadas. Desde la Plataforma por la Defensa del Patrimonio Cultural de Murcia echan de menos «una mayor implicación municipal» y sugieren la puesta en marcha de una oficina técnica «que se encargue de potenciar la rehabilitación de este tipo de patrimonio».
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