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La familia Nicolás Cabrera, en la tarde de este lunes, esperando una solución en el aeropuerto de Madeira. MDC

Murcianos atrapados en Madeira

Una familia de Beniel, entre las decenas de españoles encerrados en la isla portuguesa desde el sábado por el mal tiempo: «No sabemos cuándo volveremos a casa; así de duro»

Daniel Vidal

Murcia

Lunes, 7 de agosto 2017

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La sonrisa con la que la familia Nicolás Cabrera llegó al aeropuerto de Madeira el pasado 5 de agosto, tras ocho días de vacaciones en la isla, no tardó en mutar en «ansiedad, nerviosismo y caos». Fue una hora antes de que se saliera el avión que debía traer de vuelta a España a María Dolores Cabrera, Juan Fernando Nicolás y a sus dos hijos, menores de edad, todos ellos vecinos de Beniel, a los que les dijeron que el vuelo se había cancelado y que, además, no iban a viajar esa noche. En realidad, tampoco volarían el domingo, cuando María Dolores tenía previsto comer con su familia en Lo Pagán. Y tampoco este lunes. Quién sabe si este martes se despejará el horizonte. En principio, la razón esgrimida por las autoridades fue el mal tiempo que azotaba la isla, que solo este lunes obligó a cancelar una decena de vuelos, aunque María Dolores Cabrera denuncia que «todas las compañías están volando desde el sábado, el tráfico aéreo no se ha cerrado y los únicos que estamos aquí atrapados somos los pasajeros de Iberia, decenas de españoles, que llevamos dos días sin obtener una solución. Ya hemos hecho hasta un grupo de afectados en ‘Whatsapp’».

«Los únicos que estamos en esta situación somos los pasajeros de Iberia; el resto sí están volando en otras compañías»

Dos días después de continuo trasiego «y lucha» por el aeropuerto de Madeira, esta familia aún no sabe «cuando podremos volver a casa, porque no nos dan nigún tipo de información; es así de duro», lamenta Cabrera, que atiende a ‘La Verdad’ tras hablar con una televisión portuguesa y mientras espera turno para poner la enésima reclamación en el aeropuerto. Al mismo tiempo, la familia también guardaba turno para obtener información, haciendo una cola de nada más y nada menos que casi siete horas. María del Mar, su marido y sus hijos solo abandonan las instalaciones «para dormir en la pensión infrahumana que nos gan proporcionado, que está llena de telarañas y donde nos comen los mosquitos, pero que al menos tiene camas para mis hijos», describe la cabeza de familia. Un escenario muy diferente al resort que acaban de disfrutar durante las vacaciones. «Estamos ya desesperados porque lo único que tenemos es incertidumbre, y el que peor lo pasa es mi hijo pequeño [de once años], al que intentamos distraer de todas las formas posibles, pero que ya está con dolores de cabeza y hasta de barriga, yo creo que por el estrés de estar atrapado en este aeropuerto tercermundista. ¿Es que no hay preferencias para los menores de edad?», se pregunta esta madre, que hace esfuerzos titánicos por mantener la calma y no pasar de Guatemala a ‘Guatepeor’ en los turnos de reclamaciones: «Un señor ha puesto a su hija pequeña en un mostrador y ha dicho que no se movía de allí hasta que no le dieran una plaza. Pero se lo ha llevado la policía», relata. «Y vamos a hablar con las azafatas y se ríen, y te dicen que hables en portugués... ¡En un aeropuerto, donde se supone que tienen que saber idiomas! Es una vergüenza», protesta María Dolores Cabrera.

15.000 afectados

Como esta familia de Beniel, son decenas de españoles los que en la noche de este lunes aún esperaban una solución para abandonar la isla y volar a sus diferentes destinos, pese a que los aviones seguían despegando ante la mirada atónita de estos desesperados pasajeros, a los que la suerte les caía con cuentagotas: «Hace un rato ha salido una pareja de españoles que tenían billete para Barcelona. ¿Por qué nosotros seguimos aquí tirados? ¡Es que no lo entiendo! ¿No nos pueden mandar a otro aeropuerto para que hagamos trasbordo? ¿De verdad no han podido hacer nada en dos días y tenemos que quedarnos aquí otra noche?», se preguntaba atónita esta vecina de Beniel, una de las más de 15.000 personas afectadas en total por las incidencias registradas desde el fin de semana en el aeropuerto portugués, según las autoridades portuguesas, que este lunes mantenían la alerta amarilla en la isla por fuertes vientos.

«Mi hijo de once años está desesperado y ya empieza a tener dolores de cabeza y de barriga por el estrés de estar aquí aislado»

«Nos sentimos como en la película... ‘Atrapados en el tiempo’. Solo que estamos atrapados en el aeropuerto de Madeira... y no sabemos cuándo vamos a salir». Mientras tanto, María Dolores y su familia siguen «luchando desde que nos levantamos hasta que nos acostamos para que nos den una solución». Una salida que tampoco llega desde la atención al cliente de Iberia, en España, con quien «estamos en contacto permanentemente, pero sin resultado alguno». Alguien tendrá que poner fin a este peculiar (y desesperante) día de la marmota (portuguesa).

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