El Ayuntamiento de Mazarrón se hace con un panteón atribuido a Víctor Beltrí
El mausoleo modernista de la familia Povo pasa a manos municipales, tras años de abandono, a la espera de su restauración
Hace un siglo, el escribano de justicia Francisco Povo encargó levantar en el cementerio de Mazarrón un mausoleo para el descanso eterno de su familia: su mujer, Matilde Paredes, e Ignacita, su hija. Sin embargo, pese a que la obra se terminó, su deseo no se cumplió: solo una de las tres tumbas, la de la niña, llegó a ocuparse. Ahora, a la vista de su avanzado deterioro, un informe técnico acredita que, como nadie se ha encargado de mantenerlo en condiciones, el panteón pasará al patrimonio municipal, según fija la normativa.
La reversión de los derechos funerarios sobre esta propiedad despeja el camino para que el Ayuntamiento acometa su restauración. La idea aparece en la relación de obras que aspiran a ejecutarse con los presupuestos participativos. Así que, de momento, habrá que esperar a la votación de los vecinos (el proceso acaba el 7 de noviembre) para conocer si es una de las actuaciones elegidas por los ciudadanos o si por el contrario el Consistorio debe buscar financiación con cargo a otra partida para llevar a cabo la recuperación. En cualquier caso, la intención del equipo de gobierno es rehabilitar el monumento, por su interés histórico y cultural, y aunque no ha trascendido qué destino se le piensa dar, parece que mantendrá el uso para el que fue concebido: cripta de enterramientos.
Sin protección cultural
Aunque carece de protección, la sepultura familiar de los Povo es un ejemplo destacado de la arquitectura modernista de principios del siglo XX. El investigador Guillermo Cegarra Beltrí mantiene la hipótesis de que responde a un diseño de su bisabuelo el arquitecto Víctor Beltrí, referente de este movimiento artístico. «No tengo dudas. El panteón presenta unas características que apuntan a que el proyecto salió de su estudio. Por ejemplo, las falsas bisagras de la puerta son un elemento que solo utilizó Beltrí en la Región», argumenta.
Cómo llegó a concebir esta obra resulta aún una incógnita, ya que su trabajo se circunscribe principalmente a Cartagena y La Unión. Es probable que en alguno de sus veraneos en Mazarrón, donde vivía una de sus hijas, pudo entrar en contacto con la alta sociedad de la localidad, que aún vivía de las rentas del 'boom' minero, y de ahí partiera el encargo. En la misma necrópolis, otro panteón, el de los Martínez-Oliva, sí que lleva su sello, como demuestran dos documentos que se conservan en el Archivo Municipal. También es probable que Povo y Beltrí se conocieran en La Unión, adonde el funcionario llegó destinado tras su paso por Mazarrón. Ambos incluso pudieron compartir cierta simpatía por la masonería. Lo cierto es que Povo acabó sus días en La Unión, y allí fue enterrado el 6 de junio de 1926. Pese a que en su testamento dejó 1.500 pesetas a un sobrino para el traslado de sus restos, esa última voluntad quedó en papel mojado.