Las mafias de las pateras elevan su desafío y traen ya a sirios, tunecinos y marroquíes
La Policía, que detuvo a veinte argelinos en julio por pilotar embarcaciones, refuerza la lucha contra el tráfico de personas
Las mafias de la inmigración ilegal en el Mediterráneo no dan tregua a las autoridades españolas y europeas y han ampliado no solo sus medios, ... sino su radio de acción desde Argelia. En los últimos meses, la Policía Nacional ha detectado la presencia, en embarcaciones interceptadas en aguas de la Región de Murcia, de inmigrantes naturales de Siria, Túnez y Marruecos. Estas personas, que sobre todo en el caso de los sirios destacan por llegar en grupos familiares, se unen a los argelinos que intentan entrar clandestinamente en España por vía marítima, desde la costa de su país. Pagan cantidades que oscilan entre los 1.500 y los 8.000 euros por persona.
La tarifa más cara corresponde a quienes consiguen un 'taxi boat', lanchas cuyos motores de 300 caballos permiten realizar la travesía desde África en unas cuatro horas, en vez de en doce o más (con 40 caballos). Eso siempre que las condiciones de navegación sean óptimas.
Así lo aseguraron a LA VERDAD fuentes de la lucha estatal contra estas organizaciones criminales. Y apuntaron que los inmigrantes «se buscan la vida para llegar a la zona de Argelia situada entre Orán y Mostaganem para, desde ahí, embarcar con rumbo a las costas de la Región de Murcia» y de Almería, las más cercanas.
Una de las explicaciones que los expertos dan a este nuevo flujo de inmigrantes es que algunos compatriotas habrían sufrido malas experiencias con organizaciones que venían operando en Marruecos, al haber sido víctimas de estafas, robos y agresiones.
Datos clave
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Coste. Cada inmigrante paga entre 1.500 y 8.000 euros por el viaje en patera o en lancha.
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Oleada. El aluvión de julio trajo a las costas de la Región a 471 personas, en 40 barcas.
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Castigo. Los pateristas están sufriendo penas de al menos dos años y 6 meses de cárcel.
Del negocio a la prisión
En todo caso, advirtieron de que, por definición, los delincuentes no tienen miramientos con nadie. Precisamente, dos pateristas argelinos fueron arrestados en julio tras la denuncia de tres ciudadanos sirios sobre la estafa que habían sufrido. Pagaron 7.000 euros para venir en un taxi-patera, pero, antes de partir, los metieron con otros ocupantes en una barcaza cuya singladura, además, se complicó y se alargó todo un día. Afortunadamente, fueron interceptados por Salvamento Marítimo a pocas millas de la costa española.
Para trece sirios, fue vital la operación española de rescate frente a Cabo Cope. Quedaron a la deriva mientras los dos pilotos saltaban al agua. La colaboración de una escuela náutica de Águilas y los testimonios de varios ocupantes de la patera, que se ganaron la condición de testigos protegidos, fue crucial en las detenciones.
Los inmigrantes «se buscan la vida» para llegar hasta Argelia y contratar el viaje clandestino hasta el litoral de la Región
Los especialistas en Extranjería y Fronteras, junto a Frontex, siguen asestando golpes a las organizaciones criminales
Los pateristas llegaron a secuestrar y amenazar a los ocupantes del barco de recreo aguileño que les auxilió. Vieron que en tierra, en Calabardina, había agentes y forzaron su traslado a un área más aislada. Pero no pudieron dar esquinazo a las fuerzas del orden y acabaron primero en los calabozos y, después, entre rejas. Ahora, en un contexto de crisis diplomática entre España y Argelia por la nueva posición del Gobierno español sobre el Sáhara, cada giro de guion de estos grupos delictivos tiene su respuesta por parte de la Policía. Para seguir enriqueciéndose, las mafias ponen en grave riesgo las vidas necesarias, incluidas las de mujeres embarazadas y niños. Los embarcan sin chalecos salvavidas, botiquín, extintor, radiobaliza...
Solo en julio, cuando la última oleada de pateras trajo a 471 personas al litoral murciano, los funcionarios que dependen de la Jefatura Superior de Policía de la Región, que dirige Ignacio del Olmo, detuvieron a veinte individuos acusados de pilotar varias de las 40 embarcaciones detectadas. Los testigos protegidos, así como otros medios de prueba, volvieron a ser fundamentales para identificar a los pateristas y abortar su intento de pasar inadvertidos entre los 'pasajeros'.
Casi todos estos arrestados fueron enviados a prisión provisional por los jueces de guardia, previa solicitud de la Fiscalía. En los posteriores juicios, que se celebran en la Audiencia Provincial, el Ministerio Público está logrando la imposición habitual de penas de prisión que oscilan entre los dos años y seis meses y los seis años de cárcel, en función del número de delitos atribuidos y de la gravedad. Lo más frecuente es que la acusación se centre en haber vulnerado los derechos de los ciudadanos extranjeros mediante el favorecimiento de la inmigración ilegal.
Una de las claves de las intervenciones policiales ha sido el incremento, desde octubre, de las labores de investigación por parte de la Brigada de Extranjería y Fronteras de la Comisaría de Cartagena. Sus miembros, con Juan Domingo Sánchez Banet como jefe, colaboran de forma estrecha con la brigada provincial y la de investigación de redes de la Comisaría General, Frontex (la agencia europea de fronteras y costas) y la Delegación del Gobierno. Esta coordina a distintos organismos, como Salvamento Marítimo, Capitanía Marítima y Guardia Civil.
Jóvenes con experiencia previa
El perfil más reciente de pateristas identificados y conducidos ante la Justicia por la Policía es el de un joven argelino de entre 25 y 30 años. En algunos casos, en las bases de datos consta que algunos de ellos arribaron ya a España en pateras y lograron regresar a su país natal por sus propios medios, antes de que las autoridades pudieran ejecutar las órdenes de devolución. Estas se diferencian de las de expulsión en que estas últimas se aplican a los extranjeros que, por distintos motivos, son ingresados en algún Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), previa autorización judicial.
Los pateristas suelen cobrar entre 5.000 y 6.000 euros por navegación, indicaron las fuentes consultadas. Y añadieron que, en el más reciente aluvión de pateras, dos de los pilotos detenidos trajeron a catorce personas, entre ellas varias mujeres y cuatro niños de entre 2 y 5 años.
Los agentes se vuelcan en la atención humanitaria
El nuevo jefe superior de Policía de la Región de Murcia, Ignacio del Olmo (quien fue comisario en Cartagena durante cuatro años), insiste a los suyos en dar prioridad a la atención humanitaria. A las precarias y peligrosas condiciones en que los inmigrantes realizan los viajes, se une el que llegan niños, entre ellos no acompañados (los llamados menas), y mujeres. Algunas están embarazadas. Por eso, los agentes encargados de identificar y custodiar a estas personas durante sus primeras 72 horas en España otorgan preferencia a los grupos más vulnerables.
Un objetivo en verano es que, por las altas temperaturas, sobre todo en las olas de calor, los inmigrantes estén el menor tiempo posible en las carpas habilitadas en el muelle de Escombreras. Tras las quejas de sindicatos policiales, abogados y partidos sobre estas instalaciones, el Gobierno abrirá este mes el Centro de Atención Temporal de Extranjeros (CATE) en El Espalmador. Después, lo trasladará a La Algameca Chica.
Los agentes, que trabajan junto a voluntarios de Cruz Roja, intentan agilizar el alojamiento temporal de los inmigrantes en hoteles y albergues, como el de la Hospitalidad Santa Teresa, y la entrega a las entidades sociales que colaboran con el Ministerio de Migraciones: Accem y Cepaim. También se ocupan de los traslados a centros sanitarios, si es preciso.
Asimismo, comprueban, con entrevistas y análisis de ADN, si los adultos que viajan con menores son o no sus padres. En Cartagena, la Comisaría, que dirige Damián Romero, moviliza las 24 horas del día, en varios turnos, a la treintena de componentes de la Brigada de Extranjería y Fronteras y a efectivos de Seguridad Ciudadana y de Policía Científica. Les respaldan, si es preciso, unidades de la Jefatura Superior y de Lorca.
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