Luis Cayo, el calasparreño que da voz a la diversidad
El presidente del Cermi es alguien inquieto, formado en leyes, escritor vocacional, viajero empedernido y trabajador infatigable; así es el representante nacional de las personas con discapacidad
Es un alma inquieta Luis Cayo Pérez (Calasparra, 1966). Por eso se sintió atraído muy pronto por la idea de ir a explorar Madrid, un ... lugar donde imaginaba que podría acceder a más oportunidades de estudio, de becas y de trabajo que en aquella Región de Murcia de finales de los 90 donde inició su formación jurídica. Tuvo que ver también, según reconoce, que le tocara ser joven cuando La Movida capitalina encandilaba desde la lejanía a las mentes más curiosas del país; de modo que, en cuanto tuvo la oportunidad, hace ya 27 años, hizo las maletas para embarcarse en un viaje del que ya no regresó.
Desde entonces ha residido ininterrumpidamente en aquella ciudad, donde ha dado forma a una intensa carrera profesional que haría enorgullecer a aquel joven dispuesto a probar suerte lejos de casa. Una carrera que le ha llevado a ser la voz de las personas con discapacidad de todo el país en su cargo como director del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), que ostenta desde el año 2010.
Llegó para estudiar un máster privado en gestión empresarial becado por la Fundación ONCE, en su condición de persona con discapacidad por una parálisis braquial del miembro superior izquierdo que le dificulta la movilidad del brazo. Una
disfunción motora «leve» que pronto empezó a marcar su interés por el activismo en favor de los derechos del colectivo. Eran los primeros pasos de todo lo que vendría después, cuando, como reconoce, «la vocación se convirtió en profesión, que a veces ocurre».
Comenzó a trabajar en la agencia de noticias ServiMedia, como una forma de entrar en contacto con una de sus grandes pasiones: escribir. «Yo no era periodista, tenía una formación más jurídica, pero comencé a trabajar en el mundo de la comunicación y ahí me enganché», reconoce. De ahí pasó a la Fundación ONCE, donde desempeñó la Dirección de Comunicación, un cargo desde el que comenzó a involucrarse en el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), que ya comenzaba a fraguarse. En él entró como director técnico en 2002, pronto pasó a director ejecutivo y, de ahí, se vio pronto ocupando otros puestos de carácter institucional dentro del Comité. Primero ocupó el puesto de secretario general y finalmente, solo ocho años después de cruzar la puerta, fue nombrado presidente, un cargo desde el que trabaja incansablemente por los derechos de las personas con discapacidad. Su agenda no tiene huecos. Un día aborda con el Ministerio las leyes de vivienda; al siguiente estudia con la Dirección general de Tributos las deducciones para la adquisición de vehículos para el colectivo y otro, igual le toca, como esta semana, estar pendiente de la cristalización de nada menos que una modificación constitucional.
Junto a su pasión por el activismo, Luis Cayo ha seguido siempre cultivando aquel amor por las letras escritas que le llevó a una redacción. Ha publicado diversas obras, entre las que destacan varios poemarios, estudios y traducciones. Su obra ha sido prolija tanto en la creación literaria como en la escritura divulgativa sobre la realidad social y el movimiento de la discapacidad. También es, porque una cosa lleva a la otra, un gran lector con gusto por los autores de culto. Se confiesa un enamorado de la obra del caravaqueño Miguel Espinosa; así como de la del murciano Diego de Saavedra Fajardo. Pero en su estantería hay un lugar privilegiado también para Jorge Luis Borges, y otros escritores menos populares como Rafael Cansinos Sáenz, Eduardo Blanco Amor, o los creadores franceses del siglo XIX, como Léon Bloy.
En Madrid ha hecho su vida. Allí vive con su pareja y con sus dos perros, pero los lazos familiares con la Región, y la intensa actividad del Tercer Sector en la Comunidad, lo devuelven periódicamente a esta tierra. Eso sí, que en agosto nadie lo busque ni en un sitio ni en otro. Probablemente esté explorando algún lugar remoto. Alaska, Nueva Zelanda, Australia, Chile, Colombia, Sudáfrica o China están en una larga lista de países visitados a la que pronto espera añadir Bután o Mongolia. «Son países que te descubren realidades que ni siquiera eras capaz de imaginar o concebir», dice. Y en eso sigue empeñado Luis Cayo, en descubrir otros mundos, ya sea a través de los viajes, de los libros o inventando otros mejores dentro de este a través del activismo.
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