El viejo trazado del ferrocarril a Baza se convierte en la vía verde de Almendricos
El camino para uso senderista y cicloturista tiene 6,6 kilómetros y conecta con el del Almanzora, de 12 kilómetros
La vía verde de Almendricos, con una longitud de 6,6 kilómetros, inicia su recorrido en el apeadero ferroviario de la pedanía que le da nombre. Bordea la Sierra de Enmedio y asciende suavemente hasta finalizar en el área de descanso situada en el límite regional con Almería. Durante su recorrido se pueden encontrar varios ramblizos, un falso túnel y diferentes paisajes, desde el urbano -en su punto de partida en el núcleo de población de Almendricos- hasta plantaciones de cítricos y frutales y grupos aislados de pino carrasco, acebuches y carrascas, ya en el límite con Almería.
Viejos cortijos utilizados ahora solo para labores de pastoreo y labranza y antiguos pozos y aljibes jalonan el recorrido que continúa 12 kilómetros más por tierras de Andalucía a través de la vía verde del Almanzora, que lleva a la localidad almeriense de Huércal-Overa.
La vía verde de Almendricos recupera para uso senderista y cicloturista los 6,6 kilómetros existentes en la Región de Murcia de la antigua vía férrea que unía Lorca con Baza. De ella, destaca su accesibilidad, facilidad y seguridad, sin apenas pendientes y alejadas del tráfico motorizado. Su apertura estuvo cargada de simbolismo, ya que se da la curiosa circunstancia de que Lorca y Huércal-Overa están inmersas en un proceso de hermanamiento. Los primeros que la recorrieron fueron un grupo de senderistas que integran la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Almería. Una docena de ellos hicieron el camino que va paralelo a la vía.
En el inicio de la vía se sitúa una vieja construcción que perteneció al apeadero del ferrocarril y que algunos vecinos han demandado que pueda convertirse en un albergue para prestar servicio a los senderistas del nuevo camino. El alcalde, Fulgencio Gil Jódar, dijo que su uso será consensuado con los vecinos, que también han planteado la posibilidad de que acoja una biblioteca o una sala de ocio. «Ellos decidirán a qué quieren que se destine», concluyó.