El gran proyecto detrás de la tienda de ropa de Cáritas en Lorca
Dignidad para los más vulnerables, oportunidad de empleo y reciclaje son los tres grandes ejes de una iniciativa que aún no ha calado en la ciudad
El ropero de Cáritas para la entrega de ropa a los más necesitados es cada vez más residual y tiende a desaparecer tras la apertura, hace un año y medio, de la tienda Moda Re-. Se nutre de prendas de segunda mano y de nuevas que tienen pequeñas taras o han sido descatalogadas por grupos empresariales como Inditex o El Corte Inglés. Además de dar la máxima dignidad a las personas vulnerables para que puedan entrar a una tienda y elegir a un precio muy económico las prendas que necesitan, se persigue que la sociedad en general consuma este tipo de prendas para favorecer la economía circular. No está siendo fácil, reconoce a LA VERDAD la coordinadora de tienda, Antonia Pérez. En Murcia los ciudadanos están «más abiertos» a la ropa de segunda mano y la ven como una opción más, pero no lo es tanto en Cartagena, donde abrió la primera tienda en la Región en 2021, y en Lorca y Caravaca, las últimas en subir la persiana en 2024.
El propósito del proyecto, que está en fase de consolidación, es incorporar una tienda de este tipo en cada población de la Diócesis de Cartagena. «Una vez que entran y entienden el sistema, el porqué marcamos con estos precios y la función de la tienda, los clientes siempre repiten», asegura la coordinadora, que detalla que se pueden encontrar prendas de ropa y calzado entre 2,90 y 30 euros.
Detrás de las tiendas hay un enorme proceso de reciclaje que comienza en los contenedores para la recogida de prendas. En la Región hay 120, solo dos de ellos en Lorca, y recogen al año 500.000 kilos de ropa de la que el 60% vuelve a las tiendas después de su higienización. El resto es utilizado para fabricar aislamientos térmicos o acústicos, detalla Francisco Martínez, responsable del proyecto textil de Cáritas.
«Invitamos a la gente a comprar en Moda Re- porque colaboran en generar nuevos puestos de trabajo. En la tienda hay dos dependientas pero podrían ser más si el volumen de ventas fuera mayor», recalca Ignacio Basterra, coordinador de la vicaría de Lorca. Añade que «no es solo dignificar el proceso de entregar ropa, se trata de reconstruir historias rotas de personas y familias». Una de las empleadas es Yennediey del Valle Yánez. Procede de Venezuela, lleva dos años en España y «este trabajo me ha abierto las puertas para formarme, porque no tenía experiencia. Ahora tengo ingresos y una estabilidad económica», relata. Todos los puestos de trabajo son de inserción por un periodo máximo de tres años y el 20% de la jornada se dedica a la formación para que su incorporación al mercado laboral sea con las máximas garantías.
La gerente de la empresa de inserción ehlaboras de la Diócesis de Cartagena, Eva Rabasco, destaca que «necesitan una oportunidad, confiar en ellos porque cuando llevan la etiqueta de exclusión y de pobreza echa para atrás. Hacemos que la sociedad pierda el miedo a las personas que no han tenido la oportunidad de llegar a un empleo».