José Ignacio Gras: «Una de las lecciones de esta epidemia es que lo público es imprescindible»
El economista cree que «tenemos que aceptar que vivimos en comunidad, y eso supone que no me puedo desentender del problema de mi vecino»
Las opiniones de José Ignacio Gras (Yecla, 73 años) son como el vino con solera. Tienen valor tanto por la rica experiencia que rezuman como ... por los conocimientos en que se asientan y el sosiego con que las expone. Su reciente designación como miembro del Patronato de la Fundación Cajamurcia es la penúltima línea de una biografía marcada por el servicio. Se inició en su pueblo natal como dirigente sindical y ha ocupado diversos cargos políticos con el PSOE (vicepresidente de la Diputación Provincial, diputado regional, portavoz municipal en Murcia...) y otros tantos en su faceta económica (presidente de Cajamurcia, profesor universitario, vicedecano del Colegio de Economistas...). Aboga por una economía cada vez más atenta a cuestiones sociales –«el PIB no lo es todo», afirma–, y resalta dos lecciones que, a su juicio, deberíamos aprender de esta pandemia: la importancia de lo público y la necesidad de afrontar los problemas de forma comunitaria.
–¿Cómo se imagina la Región de Murcia dentro de diez años?
–Hay dos variables que debemos desarrollar lo más posible: la digitalización y la internacionalización. Si las incorporamos a las empresas, podemos tener una región de cierto bienestar y estabilidad económica. A eso hay que unirle la responsabilidad social, que ya está calando. Para que la empresa crezca adecuadamente debe hacerlo de forma sostenible. Dentro de diez años también me imagino un turismo más selecto, con un mayor protagonismo del turismo de interior y de naturaleza. Surgirán empresas con una elevada cualificación, en las que el valor añadido estará en la inteligencia y el conocimiento. Y en la medida en que se vaya consolidando este tipo de empresa será más difícil que se den situaciones de explotación laboral y salarios bajos.
–¿Cree que el problema de la precariedad laboral se habrá superado en diez años?
–Llegará un momento en que será algo inaceptable. La sociedad alcanzará un nivel cultural que considerará inadmisible la precariedad, igual que ahora no se admite el engaño o el fraude. La sociedad madurará desde un punto de vista democrático y de valores hasta el punto de que la precariedad y la explotación laboral avergonzarán al empresario que las practique, de tal manera que cada vez será menor.
«El AVE es un desastre, no se ha cumplido nada de lo que se firmó en su día»
INFRAESTRUCTURAS
–La historia reciente de la Región de Murcia, desde que es autonomía, ha sido una continua pelea con el Estado y con las regiones vecinas por el agua, por las inversiones, por la financiación... ¿Cómo ha marcado eso a la Región?
–En los temas claves nos ha perjudicado que no hayamos tenido una voz única de la Región, sino varias voces, y a veces enfrentadas en lo político. Y también nos ha perjudicado que el peso de Murcia en Madrid nunca ha sido específico. Eso ha influido en las inversiones y en los programas de desarrollo. Por otro lado, Murcia siempre ha sido una región que ha tratado de resolver sus problemas por sí sola, buscando sobre todo la exportación y otras formas de crecimiento. No ha confiado en otros y ha exigido menos ayuda externa. No sé si ese afán de querer resolverlo por nosotros mismos ha impedido que seamos lo suficientemente exigentes con Madrid. La permanente pelea política nos ha perjudicado, pero también que hayamos tenido un mismo gobierno más de veinte años, lo que hizo que se confiara porque no tenía que realizar grandes cosas para seguir en el poder. El estado en el que están ahora los grandes proyectos es una consecuencia de ello. Tenemos un aeropuerto deficitario y el AVE es un desastre, no se ha cumplido nada de lo que se firmó en su día, llegará más tarde que a otras regiones y por la zona menos razonable, por Orihuela en lugar de por Cieza. Tenemos la desaladora con un déficit permanente. Y no hablemos ya del Mar Menor, que es lo más grave. Y todo ello sin que hubiera autocrítica por parte de los gestores políticos. Ante esa situación, las empresas han aprendido a buscarse el camino por sí solas.
«Pese a tener tres universidades, hay empresas a las que les cuesta cubrir sus necesidades de personal cualificado»
FORMACIÓN
Paradoja en la formación
–El ADN murciano emprendedor, inquieto, hospitalario, jovial... ¿Cómo influye en la economía regional?
–Es parte de nuestra forma de ser y de vivir, y hay que verlo como algo positivo, pero el emprendimiento característico de la Región no tenía que haber sido impedimento para ser más exigente y reivindicativo ante los estamentos superiores.
–¿Cuáles son los puntos fuertes de la economía murciana?
–Ahora mismo uno de nuestros puntos fuertes es nuestro hábitat natural, el sol, la naturaleza, y también nuestra experiencia exportadora.
–La Región se ha caracterizado también por tener una población más joven que la media nacional. ¿Hemos sabido sacar partido de esa ventaja?
–Tenemos tres universidades, lo que significa que estamos aportando al mercado personas con una cualificación profesional alta. El problema es que el mercado no está absorbiendo toda esa oferta. Y se da la paradoja de que, a pesar de tener tres universidades, hay empresas que tienen dificultades para cubrir todas sus necesidades de personal cualificado, de ingeniería fundamentalmente. Conozco alguna empresa, situada en el parque empresarial de Fuente Álamo, a la que le ha ocurrido eso.
«Debemos desarrollar lo más posible la digitalización y la internacionalización»
DESARROLLO EMPRESARIAL
–¿Por qué le cuesta tanto a la Región escalar puestos en la clasificación de las comunidades por su renta per cápita? No conseguimos salir de los últimos puestos con Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha...
–Hay que tener en cuenta la economía sumergida que hay en la Región de Murcia, que distorsiona ese dato. La economía sumergida es un mal endémico en Murcia que se va reduciendo pero que aún sigue teniendo un peso importante. Y, además, hemos basado mucho el crecimiento en un sector con muy poco valor añadido, como es el de la construcción, lo que te resta competitividad frente a otras regiones.
–La economía es desde hace tiempo una disciplina fundamental para entender la actualidad; condiciona políticas, planes, programas, gobiernos. La pandemia que lo está transformando todo, ¿cambiará eso también?
–Seguiremos analizando las variables económicas, pero se irán modernizando y actualizando. Cuando yo quiera medir el nivel de bienestar de una población no solo miraré el PIB, también mediré el nivel sanitario, el de su educación, su nivel investigador, el respeto al medio ambiente. Van a empezar a incorporarse otros elementos y variables para analizar el crecimiento, aunque la economía seguirá siendo relevante. Tener un salario suficiente para vivir con dignidad es importante para el bienestar de las personas, y para que su educación y sanidad estén bien cubiertos, y eso al final son números. Lo que hay que evitar es creer que la economía y esos otros aspectos sociales son antagónicos. El crecimiento económico debe ser paralelo a la mejora del nivel cultural, educativo, sanitario. El PIB por sí solo no es tan importante, lo importante es ver cómo está distribuido. Ahora existe un problema de primera magnitud que es la desigualdad, y uno de los retos económicos más acuciantes es conseguir que disminuyan las desigualdades.
«Nos ha perjudicado que en los temas claves no hayamos tenido una voz única»
INFLUENCIA POLÍTICA
Recuperar las esencias
–¿Cómo está viviendo la pandemia?
–Bien. He constatado algo que siempre pensé: que en los momentos difíciles necesitas refugiarte en tu interior. Necesitamos recuperar nuestra esencia. La pandemia nos ha recordado que vivimos en un mundo global. La sociedad es holística, total. Cuando alguien tiene un problema, ese problema también me afecta a mí. Tenemos que empezar a aceptar que vivimos en comunidad, y eso supone que no me puedo desentender del problema de mi vecino. Aquí no se puede salvar uno si no se salva el otro. Una segunda lección es que lo público es básico e imprescindible en situaciones de máxima dificultad. Pero lo público no se puede improvisar, hay que ir construyéndolo para cuando llegue esa situación. La importancia de la vida en comunidad y que lo público es imprescindible son dos lecciones que la pandemia nos ha dado.
–Otra consecuencia es la revalorización de la ciencia y el trabajo de los científicos...
–Esa es la tercera, la importancia de la ciencia y la investigación, que es lo que nos va a resolver el problema. Esto le demuestra que tener un buen PIB no lo es todo.
–Como economista, ¿cree, como asevera el dicho popular, que el dinero da la felicidad?
–Le contesto con otro tópico, no da la felicidad, pero ayuda. Está demostrado que solo con dinero no obtienes la felicidad, pero si no tienes dinero resultará más difícil alcanzarla. Trasladando la pregunta a la cuestión anterior, el PIB de una región no mide su grado de felicidad, la satisfacción existente en una sociedad la da el nivel de su educación, de su sanidad, de su cultura y la relativa igualdad social. Mientras persista en Murcia un nivel de pobreza infantil tan alto, la sociedad nunca estará satisfecha por mucho que crezca el PIB.
«La política actual la llevo muy mal, me resulta dolorosa»
–No quiero hacerme escéptico, porque sigo creyendo en la política, pero soy muy crítico con la situación actual. La política es el instrumento que nos damos para poder mejorar la convivencia, y la democracia es saber convivir con los diferentes. El acierto de la política es la capacidad de entenderse desde la diferencia. Ahora, sin embargo, se valora más a quien dice la frase más hiriente, que a aquel que está más presto a conciliar y a acordar. Yo lo llevo muy mal. Predomina el tratar de hundir a mi enemigo en lugar de buscar acuerdos con mi adversario para solucionar los problemas de los ciudadanos. Me resulta doloroso.
–Hay políticos en ayuntamientos que realizan un trabajo muy cercano y directo con su pueblo. Ese es un valor. Son personas que están sacrificándose por desempeñar un cargo público. A nivel nacional, si la política no nos ayuda a convivir desde la diferencia es que no lo estamos haciendo bien. La política no son solo las elecciones y conseguir un buen resultado. Para que la política se dignifique hacen falta políticos que consideren que su actividad está a favor de los ciudadanos, no en contra de otro partido. Lo que le falta a la política actual es creer de verdad que está al servicio de los ciudadanos.
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