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Una carrera solidaria cien años después

Jueves, 21 de noviembre 2024, 00:48

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La desgraciada DANA con la que se despidió el mes de octubre del calendario, y que tanto horror ha causado en los pueblos del área metropolitana de Valencia, así como en la histórica localidad albaceteña de Letur, ha provocado una inmensa ola de solidaridad en toda España, como es sabido, así como en otros muchos lugares del extranjero.

Entre las actividades solidarias que la Región de Murcia y, concretamente, la capital lleva a cabo a lo largo de todo el tiempo inmediatamente posterior a la misma, se anuncia por el Concejo capitalino la celebración de una carrera popular y marcha benéfica, bajo el eslogan 'Muévete X Valencia', con salida y meta en la plaza de la Cruz Roja, el próximo domingo.

La casualidad hace coincidir esta marcha con la celebrada en la misma ciudad, pero hace cien años, con otra de similar naturaleza, aunque aquella festiva y para dotar de contenido lúdico la Navidad de 1924.

En aquella ocasión, el Concejo, que entonces presidía como alcalde el militar Antonio Pérez Martínez, organizó para el 25 de diciembre una carrera ciclista para corredores no solo de la capital sino de Alicante y Cartagena, con salida desde la entonces plaza de la Media Luna (hoy González Conde, junto al templo parroquial del Carmen), camino de Alcantarilla, Librilla y Alhama, regresando por el mismo itinerario en un recorrido estimado de sesenta kilómetros.

Se anunció como hora de salida las diez de la mañana y como principal condición, el no poder ser remolcado ningún participante en las cuestas (tendría que llevar la bicicleta de la mano cuando la pendiente le impidiera seguir montado).

Los premios fueron cuatro entonces. Tres de ellos «habrían de ser discutidos por los propios participantes» y el cuarto sería para el corredor murciano que llegara en primer lugar. Todos los participantes fueron obsequiados con una medalla conmemorativa del evento, con inscripción alusiva al mismo (que de encontrarse alguna de ellas en poder de los familiares de alguno de los participantes en aquella prueba, de seguro que con sumo agrado sería aceptada por el Museo de la Ciudad).

En la convocatoria, realizada en los medios de comunicación de la época, como ahora se ha hecho, se dejaba claro que la organización no se hacía responsable de las posibles caídas y que la inscripción para participar se debía efectuar en la entonces denominada Casa Sport, ubicada en el número dos de la calle San Patricio.

Dos carreras con intervalo de un siglo y con muy diferente fin (festivo aquel y solidario este) en el territorio regional, durante el otoño avanzado, en las que participaron los abuelos y bisabuelos de quienes participen ahora.

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