La industria del queso en la Comunidad crece estable con 1,2 millones de kilos

Y es que en 2017 apenas se llegaba a los 600.000 kilos, según los datos del Consejo Regulador de la DOP, produciéndose el gran salto a partir de 2018, cuando se superó por primera vez el millón de kilos. Desde entonces ha continuado una evolución al alza moderada que marcó un pico máximo en 2021, con más de 1,3 millones.

Más de 120 explotaciones ganaderas, con un censo total de 87.219 cabras –a cierre de 2024– permiten destinar alrededor de 8 millones de litros de leche al sector quesero regional, que está integrado por una decena de empresas, cooperativas y firmas artesanales. Entre ellas se encuentran marcas de referencia como Montesinos, en Jumilla, de la empresa cántabra Lafuente; Palancares (Bullas), del Grupo Fuertes; Tío Resti (Caravaca de la Cruz), de la compañía barcelonesa TGT, así como también otras más locales como la cooperativa Alimer y Quesos Roano, en Lorca, La Granja del Fraile (Águilas), Villavieja (Calasparra), La Yerbera y Sabores de Tallante, en Cartagena, Ruperto (San Javier) y Beee (Biogéminis), en Moratalla.

En suma, los quesos murcianos se sitúan en puestos destacados entre las 27 denominaciones de origen y 4 indicaciones geográficas protegidas de todo el país. Y mueven un negocio de cerca de 14 millones de euros anuales. Con todo, la clasificación está liderada por el Queso Manchego, con más de 17,5 millones de kilos; seguido por el gallego Arzúa-Ulloa, con 3,9 millones; Queso Mahón-Menorca (3,4 millones); Queso Castellano (1,9 millones); y Queso Tetilla (1,89 millones). No obstante, se advierte en el trabajo, coordinado por Pedro Valentín-Gamazo y Javier López Llaneza, que la mayoría de las denominaciones «aún son poco conocidas más allá de su región de origen».

Con todo, existen casos de éxito como el Queso de Murcia al Vino que se comercializa con mucho éxito fuera de las fronteras españolas, en particular en EE UU, que absorbe la gran mayoría de este producto. Por ello, preocupa especialmente el impacto que pueda tener la amenaza arancelaria de Trump del 30% que podría entrar en vigor desde el 1 de agosto.

Pero más allá de las incertidumbres, una cuestión relevante es que la fabricación de quesos se ha consolidado en los últimos años como una de las actividades más dinámicas y en expansión dentro del sector agroalimentario. De hecho, el volumen de producción no ha dejado de crecer en los últimos diez años, al igual que el consumo y la exportación.

Así que acontece una pujante actividad en el territorio murciano, muy en la línea de lo que ocurre en toda la industria quesera en España. Y eso que el consumo nacional tienen todavía un gran margen de mejora, ya que se sitúa en una media de unos 15 kilos por habitante y año, incluyendo el consumo en hogares, hostelería, restauración, utilización industrial, entre otros. Una cantidad que sigue alejada de los grandes países consumidores, lo que deja un margen de crecimiento significativo. Además, permite una mayor valorización respecto a otros productos lácteos menos elaborados.

La monografía, presentada por Cajamar en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, ha contado con la participación de casi una veintena de especialistas en el sector, tanto del ámbito académico e investigador como de la Administración, que abordan las claves productivas, comerciales, tecnológicas y hasta culturales del producto, así como sus retos de internacionalización y sostenibilidad.

Entre las conclusiones, además de apuntar al condicionante histórico de la disponibilidad de leche en su utilización como materia prima, que se presenta como un reto a corto plazo, se hace referencia a la apuesta innovadora de una industria de por sí muy dinámica que ha incrementado de forma notable sus diversificación. Igualmente, se hace hincapié en la contribución de las pequeñas queserías para el auge productor.