El IEO revela las causas y consecuencias de la mancha blanca en el Mar Menor
Los investigadores descartan que el origen del carbonato cálcico que da color al agua esté en los arrastres de la rambla del Albujón
La mancha blanca del Mar Menor, un fenómeno de blanqueamiento del agua ('whiting') que se originó al oeste de la laguna en 2022, está impulsada por la acumulación de agua subterránea rica en bicarbonato, lo que provoca un aumento del pH en el ecosistema marino y la sobresaturación y precipitación de calcita, lo que le da ese color tan característico al agua.
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Un equipo multidisciplinar de investigación liderado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC) en el marco del proyecto BELICH, acaba de publicar en la revista internacional 'Science of the Total Environment' un exhaustivo estudio sobre el fenómeno de la mancha blanca del Mar Menor. Este trabajo confirma y amplía los resultados preliminares difundidos en 2024, en los que el IEO-CSIC ya atribuyó la aparición de la mancha a la precipitación de carbonato cálcico.
Ahora, tras un detallado análisis multidisciplinar que abarca la físico-química del agua y sedimentos, la materia orgánica, las comunidades fitoplanctónicas y la dinámica sedimentaria, los investigadores han podido caracterizar en profundidad el fenómeno conocido científicamente como 'whiting'.
El IEO apunta a que determinadas prácticas de planificación y gestión actuales y previstas en un futuro cercano en la cuenca vertiente y el acuífero Cuaternario fueron diseñadas «originalmente para reducir los impactos de la eutrofización en la laguna y contribuir a la estabilización de su ecosistema». A su vez, estas acciones «también deberían contribuir a mitigar» la mancha blanca, por lo que «refuerza la urgencia» de reducir las tierras de regadío, optimizar los protocolos de riego y fertilización, aumentar la capacidad de transpiración de los humedales costeros, gestionar de forma activa el acuífero e implantar un sistema de monitorización en tiempo real.
Composición
El estudio demuestra que la mancha blanca está compuesta por cristales microscópicos de calcita formados in situ en la laguna. Además, mediante observaciones con microscopía electrónica y análisis isotópicos, se ha confirmado que se trata de precipitación autigénica, no de materiales arrastrados desde tierra firme. De esta forma, los científicos descartan que el origen se pueda encontrar en el arrastre de sedimentos o nutrientes desde la rambla del Albujón.
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En cuanto a las causas, los científicos apuntan a procesos de largo plazo derivados de la alteración de la cuenca del Mar Menor, como el aumento del nivel freático y de la carga de carbonatos en las aguas del acuífero, que habrían modificado el pH de la laguna favoreciendo la precipitación de carbonato cálcico.
Vegetación desaparecida
El fenómeno ha tenido un fuerte impacto ecológico, según detalla Juan Manuel Ruiz, responsable del proyecto BELICH, «la opacidad del agua en la zona de la mancha ha impedido el paso de luz solar, provocando la desaparición total de las praderas de vegetación marina», explica el científico. «Esta investigación pone de manifiesto, una vez más, la profunda conexión entre la salud de los ecosistemas costeros y la gestión de los recursos hídricos y del territorio en sus cuencas vertientes», apunta Ruiz.
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El artículo científico hace referencia a que el impacto de este fenómeno «ha sido drástico en la zona afectada, especialmente en la vegetación bentónica». Si esta mancha se expande, los expertos del IEO vaticinan que «la continua falta de luz solar podría desencadenar otro colapso ecológico del Mar Menor». Por otro lado, si el origen se encuentra en la composición de las aguas del acuífero del Campo de Cartagena y su nivel freático, los periodos de escasas precipitaciones en la cuenca «podría mitigar, disminuir o incluso desaparecer la pluma a corto plazo».
Sin embargo, el aumento de la temperatura de la laguna debido al cambio climático podría «agravar el problema, ya que el agua más caliente facilita la formación de carbonato de calcio en el agua de mar». Además, el instituto asegura que «la disipación de la pluma de la mancha blanca no garantiza necesariamente la resolución de los factores de estrés ambiental asociados», ya que los sedimentos acumulados en el fondo «persistirán, ejerciendo presión sobre el sustrato y dificultando la recuperación de la vegetación bentónica».
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