El IEO alerta del posible daño de la mancha blanca a la vegetación del Mar Menor
Muestra su preocupación por el impacto del fenómeno, que impide el paso de la luz en la zona centro-oeste y rompe la «tendencia de estabilización» de la laguna, y por las «continuas entradas de agua y nutrientes»
El Instituto Español de Oceanografía (IEO) ha advertido de que la mancha blanca aparecida en el Mar Menor en mayo pasado puede estar ... causando daños en la flora de la laguna, al impedir el paso de la luz, y amenazando con ello uno de los principales mecanismos de resistencia de la laguna a la eutrofización o contaminación por nutrientes. En su último informe de seguimiento del Mar Menor, el IEO explica que «la tendencia de estabilización de las condiciones ambientales» de este ecosistema contrasta con la situación de «la zona centro-oeste, coincidiendo con una masa de agua blanquecina». Esta ocupa unos quince kilómetros cuadrados y está situada entre Los Alcázares, Los Urrutias y la isla Perdiguera.
«En la zona afectada, prácticamente no llega luz al fondo y es posible que la vegetación bentónica esté desapareciendo en la superficie de fondo marino ocupada por la masa de agua blanquecina. Nuevos muestreos cuyos resultados no se muestran en este informe, confirman esta hipótesis», explica el equipo de científicos que ha realizado el trabajo, dado a conocer este martes por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco).
Según el Instituto Español de Oceanografía, que pertenece a la agencia estatal CSIC, por «su extensión, coloración y su comportamiento estático, altamente resistente a ser modificado por cambios ambientales externos» es, además, «un fenómeno muy diferente al comportamiento característico de una pluma de vertido, como la asociada al vertido de la rambla del Albujón», señala el IEO. Y añade: «Fenómenos similares se han descrito en otras partes del mundo y, al igual que en esos casos, se requieren análisis y pruebas adicionales (actualmente en proceso) para comprender mejor su origen y naturaleza».
La importancia de las comunidades vegetales afectadas por la mancha blanca queda reflejada en el mismo informe, pues el IEO recuerda que «el fitoplancton y la vegetación bentónica son los principales componentes de la laguna que modulan el impacto de la eutrofización sobre todo el ecosistema y que podrían estar contribuyendo a la aparente estabilidad del sistema».
Los científicos continúan «con los muestreos rutinarios y específicos necesarios para comprender la naturaleza del fenómeno» de la mancha blanquecina «y sus consecuencias en el ecosistema lagunar». El proyecto Belich y otros buscan disponer de un «balance neto de estos procesos», para poder disponer de un sistema de un «sistema de alerta temprana» que permita tomar medidas antes de que los efectos aparezcan en el Mar Menor.
Más algas y menos nacras
Respecto a otros parámetros, los resultados del programa de seguimiento de la laguna «muestran que las aguas de la laguna mantienen una adecuada oxigenación y bajas concentraciones de clorofila, con valores de turbidez no muy elevados. Además, no se han observado, en ninguna zona de la laguna, procesos de estratificación vertical en la columna de agua que representen un riesgo de déficit de oxígeno crítico para los organismos marinos en el fondo de la laguna». Eso sí, avisa el IEO, «estos resultados contrastan con las continuas entradas de agua y nutrientes de origen antropogénico [por actividades humanas]».
Afortunadamente, anotan los expertos, «en el ecosistema lagunar se encuentran operativos mecanismos de resiliencia que transforman, controlan y tamponan los efectos directos de estas entradas». No obstante, «se han constatado cambios en otras propiedades importantes del sistema que contrastan con el diagnóstico de estabilidad». Y citan el aumento de la temperatura del agua y del Ph, así como el descenso de la salinidad.
«Tanto en el caso de la temperatura como del pH, existe una alta probabilidad de que se alcancen umbrales de tolerancia fisiológica de alguna de las especies clave del ecosistema, como las que forman las praderas marinas de la laguna», apunta el IEO. Y señala que es necesario prestar atención a «las posibles relaciones entre estos cambios y los procesos relacionados con la eutrofización, así como con el estado y funcionamiento del ecosistema», que podría sufrir nuevos episodios de 'blooms' o explosiones de algas.
Acerca de la salinidad, si bien ha habido «cierto cambio» a mejor, desde las lluvias torrenciales de 2019 y 2020, «la disminución general» podría «explicar, al menos en parte, algunos procesos biológicos». Y cita «los «desarrollos masivos de algas oportunistas 'ovas', el declive de la población de nacra ('Pinna nobilis') y la expansión de especies de afinidad mediterránea como la sepia ('Seppia officinalis'), que se encuentra con mayor frecuencia en las capturas de pesca de la laguna».
Temor a las danas y a las olas de calor
La mancha blanca también es motivo de preocupación, en relación con la clorofila y sus potenciales efectos. Así, el informe señala que «desde el otoño de 2022 los valores medios de clorofila han descendido gradualmente en toda la laguna y se encuentran estabilizados, a excepción» de la zona de la mancha, donde «los valores medios son consistentemente más elevados». Tanto por la evolución de este parámetro como por la del resto, los científicos están atentos a lo que pueda suceder ante cualquier «episodio ambiental particular, que produzca cambios en las condiciones fisicoquímicas». Y mencionan «una DANA o una ola de calor» y su posible traducción en un nuevo «episodio agudo de eutrofia (sopa verde o hipoxia)».
Control permanente por el riesgo de 'sopa verde' y muerte de peces y moluscos
El IEO avisa de que cuando los mecanismos que modulan los impactos negativos sobre el Mar Menor «dejen de actuar o lo hagan en condiciones de menor intensidad y eficacia debido, por ejemplo, a cambios en las condiciones ambientales (tanto en el ámbito marino como terrestre), los nutrientes que entran en la laguna de forma continua y masiva podrán estar de nuevo disponibles para el fitoplancton». Eso, a su vez, puede « desencadenar eventos extremos de agotamiento de oxígeno, tal y como pudimos comprobar en verano de 2021».
Este organismo del CSIC señala, asimismo, que «el calentamiento progresivo de las aguas de la laguna puede actuar (o más bien, de acuerdo con nuevas evidencias científicas, está ya actuando) erosionando y mermando la eficacia de dichos mecanismos de control a nivel ecosistémico».
Como nota positiva, el IEO indica que «si el actual estado aparente de estabilidad se mantiene a largo plazo, la mayor temperatura y disponibilidad de luz en el fondo podrían traducirse en la aparición de síntomas de recuperación de algunos componentes clave del ecosistema, como las praderas marinas».
En referencia a este trabajo del IEO y haciendo memoria, el Miteco incluye en su balance de septiembre sobre el avance de las medidas para la recuperación del Mar Menor que «en agosto de 2021 el agotamiento del oxígeno en el agua alcanzó niveles tóxicos para la vida marina, lo que provocó la mortalidad masiva de peces, moluscos y crustáceos». Además, se remonta a la primavera de 2016, cuando «las concentraciones de clorofila en el Mar Menor multiplicaron por más de 100 los valores medios de las últimas dos décadas», en un «evento que fue conocido como 'sopa verde'». «Esto supuso la pérdida del 85% de las praderas de plantas acuáticas (los denominados macrófitos bentónicos) que tapizaban de forma casi continua los 135 kilómetros cuadrados del fondo de la laguna», indica el Ministerio que dirige Teresa Ribera.
También habla de la DANA de octubre 2019, cuando entraron 60 hectómetros cúbicos de agua en la laguna y «entre 150 y 190 toneladas de fosfato disuelto, los cuales, junto al nitrógeno, desencadenaron un evento de mortandad masiva de peces y otras formas de vida como caballitos de mar».
La Comunidad exige al Ministerio cortar ya los aportes de la rambla del Albujón
Tras conocer el informe del IEO, el Gobierno regional exigió este miércoles que el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico «actúe de manera urgente en la rambla del Albujón para evitar la entrada de nutrientes en el Mar Menor» y, así, «de verdad recuperar este enclave natural». Fuentes del ejecutivo de la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, que dirige Juan María Vázquez, expresaron a LA VERDAD su inquietud, porque «el estudio científico del Instituto Español de Oceanografía vuelve a poner de manifiesto la imperiosa necesidad de intervenir en la rambla.
«Compartimos la preocupación del IEO por la situación del Mar Menor, pero lamentablemente no es nueva y seguirá siendo así si no se actúa de forma inmediata en la misma», añadieron en la Consejería. Y defendieron que «es más necesario que nunca que el Gobierno central adopte cuantas medidas sean necesarias para reducir la entrada de agua y nutrientes por la rambla que, tal y como advierte la comunidad científica, supone la mayor amenaza para el Mar Menor».
«Venimos alertando a lo largo de los últimos años de esta situación, que responde de forma significativa a la entrada de agua de forma permanente por la rambla del Albujón», indicaron en la Consejería. Y recalcaron que ««los sedimentos que vierte la rambla provocan la alta turbidez que se constatan en las imágenes de satélite y en los valores de clorofila que semanalmente medimos». Ante ello, la Comunidad solicita al Ministerio »que retome las actuaciones contempladas en el Plan de 'Vertido Cero', que aprobó la propia ministra Teresa Ribera«.
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