Las horas de riego comienzan a recortarse en la huerta del Segura
Los agricultores reciben menos dotaciones de agua y se plantean reducir las cosechas de cara al invierno, mientras las juntas de usuarios tratan de equilibrar los repartos
La petición de la Confederación Hidrográfica del Segura a los regantes de que no planten cultivos hortícolas de cara al invierno en las vegas del ... río ha dejado sorprendido a más de uno. «¿Pero de qué vamos a vivir?», se pregunta Blas Bernal, agricultor en la Orilla del Azarbe de Murcia que el viernes pasado plantó una importante tanda de lechugas destinadas al mercado nacional. La situación es «difícil», más bien «compleja», dice, porque dos factores chocan de frente y no hay fácil solución.
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No hay agua. Los recursos propios de la cuenca destinados a los regadíos que no tienen asignaciones del Trasvase Tajo-Segura no llegan a 50 hectómetros cúbicos. Sin embargo, justo ahora los regantes se han metido de lleno a planificar los próximos cultivos de cara al final del año y principios de 2025. Los recortes en las dotaciones ascienden ya a un 40% para los regadíos tradicionales con concesiones de agua que datan de los años 30 del siglo pasado y un 57% para los más modernos (no tradicionales).
Muchos productores tienen pactada la venta de sus cultivos a comercializadoras: «Esto puede ser un desastre»
Bernal sabe que tendrá que espaciar los riegos a manta de sus lechugas, pero no sabe si podrá plantar las patatas que tenía planificadas para dentro de unos meses. «Tendremos que reducir cosechas. Pasar de dos a una, por ejemplo, pero ya empezamos a perder rentabilidad». Muchos agricultores tienen ya pactadas las ventas de sus siguientes cultivos a comercializadoras. «Esto puede ser un desastre», sentencia el productor, que ha tenido que emplear una motobomba para sacar el agua de la acequia, porque el nivel es tan bajo por las limitaciones en las tandas que no llega a la altura de su portillo.
Distribuir sin tensiones
Los agricultores han comenzado a reducir las horas de riego, siguiendo instrucciones de sus comunidades de regantes o heredamientos. La Junta Central de Usuarios Regantes del Segura y la Junta de Hacendados, que aúnan a la gran mayoría de huertanos de las vegas del Segura en la Región de Murcia, tienen tarea por delante para distribuir los volúmenes de agua en cupos sin que sus decisiones creen tensión por injustos repartos.
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«Yo estoy al final, en la cola. Me llegan los restos de la acequia para regar antes de que retorne el sobrante al río», explica Alejandro Martínez, agricultor de la Ribera de Molina que acaba de recoger sus cosechas de calabaza para vendérselas a Pablo Guerrero, comercial dedicado a las verduras congeladas y que exporta a 80 países. Ambos se encuentran a pie de campo controlando la recolección, casi en el límite con el municipio de Murcia: «Yo puedo regar ahora una semana sí y otra no –señala–; los recortes ya se están notando», pero nadie le asegura que pueda seguir disponiendo de agua, dada la ubicación de sus fincas, y pone en duda su próxima plantación de coliflores. Guerrero enumera, por su lado, los problemas del campo que acaban afectando a su negocio: falta de agua, importación de terceros países con menores controles fitosanitarios, subida de los costes de producción...
La práctica totalidad de la huerta de Molina que suministra a la cadena de distribución ha arrancado ya las plantaciones de invierno con las dotaciones que han ido llegando por las acequias. Brócoli, alcachofa, patata o coliflor podrán tener complicaciones más adelante, «dependiendo de si los agricultores tienen balsa o no», matiza Pedro Gomariz, vicepresidente de Coag-IR Murcia y productor con tierras regadas por el Segura.
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El próximo martes se inicia un nuevo año hidrológico en la cuenca, donde se van a desembalsar 210 hm3 para riego
Esas balsas pueden ser determinantes para el negocio de los agricultores más profesionalizados, pero la gran mayoría no tienen. Se riega a manta, aunque las obras de modernización han permitido introducir poco a poco el goteo en algunas fincas. «No se riega todos los días y ya están poniendo el límite incluso en una semana sí y otras dos no –apunta Gomariz–, pero si no hay continuidad, los cultivos hortícolas tendrán problemas».
Próximo año hidrológico
El próximo martes se inicia un nuevo año hidrológico en la cuenca, donde se van a desembalsar 210 hectómetros para riego, una cantidad un 40% inferior a lo habitual. Esto se traduce en un escenario de continua incertidumbre durante los próximos doce meses, a la espera de ver cómo funciona el complemento de los pozos de sequía.
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«En la fecha en la que estamos, no deberíamos estar en 'embalse muerto' (en referencia al nivel del agua en los pantanos de la Fuensanta y el Cenajo) –dice el vicepresidente de Coag–; el invierno va a ser muy difícil». A los regantes les quedan por delante negociaciones y asambleas en unas horas difíciles por culpa de la sequía.
«Los árboles pueden salvarse con regarse una vez al mes»
Entre lograr la supervivencia de los árboles frutales y que saquen adelante una buena producción de cítricos existe una importante diferencia en el consumo de agua. Manuel Espinosa, agricultor con limoneros en Beniel, acaba de regar sus cuatro tahúllas sin saber cuándo volverá a correr agua suficiente por la acequia, por mucho que se organice el riego en tandas. «Los árboles pueden salvarse con regarse una vez al mes», explica. Sin embargo, de no regarse ahora, se compromete la producción, que se cortará en el primer trimestre de 2025, porque el fruto no alcanzará calibre suficiente. Espinosa no logró vender la cosecha del año pasado por el colapso en el mercado.
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