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López Miras llega, ayer, al Palacio de San Esteban para ultimar la remodelación. Guillermo Carrión / AGM
Una faena de aliño

Una faena de aliño

Bitácora ·

El presidente se equivoca en los descartes y, en términos generales, no conforma un gabinete mejor del que ya tenía. Con un mes de reflexión, podía haberse esforzado más para lo que queda de legislatura

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Sábado, 21 de abril 2018, 00:48

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El presidente no ha defraudado si su intención última era dejar al personal impactado, descolocado y patidifuso. Después de tomarse un mes para diseñar con tranquilidad los cambios de su Gobierno, López Miras podía haberse esforzado más y afinado mejor, pero la política carece de lógica y alumbra decisiones que luego se visten de la adecuada majestad. No parece -por decirlo diplomáticamente- que el pretendido objetivo de darle un impulso al Gobierno en la recta final de la legislatura se compadezca con el nuevo gabinete conformado ayer.

Prescindir de Andrés Carrillo y Juan Hernández es un error, máxime si son reemplazados por personas que, con todos mis respetos, no van a aportar más que los consejeros salientes. Lo mismo ocurre con las competencias de Fomento de las que ha sido privado Pedro Rivera. Otro fallo a estas alturas de la 'película' del AVE, del aeropuerto, de las autovías y de todo el hormigonado, alegoría que viene al pelo para el impenitente cinéfilo. Estos proyectos altamente sensibles socialmente exigen un nivel de detalle y de conocimiento que solo se adquieren con el tiempo y con muchas reuniones a las espaldas, con mayor o menor éxito, con el Gobierno central y con los vecinos afectados según qué casos. Sería como partir de cero para Patricio Valverde. Otros también llegaron a Fomento más pegados que un sello, aunque ahora hay mucho en juego y poco tiempo. Decir que las infraestructuras están encauzadas es vender la piel del oso antes de cazarlo. Y de eso se sabe mucho en nuestra Región.

Carrillo, la gran sorpresa

Otra cosa -y aquí están algunas claves del suceso- es que el presidente no estuviera cómodo con los consejeros cesados. Hay indicios que apuntan a esa falta de sintonía que puede explicar el ajuste. El antídoto es rodearse de otros que no pongan problemas ni que vayan por libre. La pregunta recurrente de ayer apuntaba a las influencias, consejos y asistencias por la banda que ha podido recibir López Miras de su predecesor Pedro Antonio Sánchez, los empresarios y otros consultores.

Dado que algunos cambios estaban cantados, la sorpresa mayúscula de la jornada fue la salida del titular de Hacienda, Andrés Carrillo, precisamente quien parecía a resguardo de la mudanza que se avecinaba. Carrillo, con seis años de 'mili' en Hacienda, fue el primer sorprendido. Es una persona clave de la que no debía prescindir el presidente cuando se está en pleno proceso de negociación del nuevo sistema de financiación autonómica. En este momento no hace falta en Hacienda un perfil político como el del rescatado Fernando de la Cierva, sino un contable espabilado para que no le den otra vez gato por liebre a la Región en el reparto de fondos del Estado.

Vayan por delante mis mejores deseos, pero algunos cambios siembran de dudas la gestión de los asuntos clave -las sartenes en el fuego- que tiene la Región de Murcia en estos momentos. Hay consejeros que apenas tendrán tiempo de ponerse al día en sus respectivos departamentos con las elecciones a la vuelta de la esquina. Demasiado arriesgado. Y a la vez contradictorio: el presidente se carga el músculo económico, que supuestamente tantos éxitos le ha proporcionado en crecimiento y empleo. El cese de Juan Hernández es otra paradoja que pasará a la historia. A todo esto, unir Medio Ambiente con Empleo, Universidades y Empresa es para nota. Un cajón de sastre.

Consejeros enfadados

De entrada, tenemos a cuatro exconsejeros enfadados, molestos y también engañados, que sería como se siente Francisco Jódar, que fue sacado el año pasado de la alcaldía de Lorca por López Miras. Lo fichó y ahora se lo carga para sustituirlo por quien estaba a sus órdenes, Miguel Ángel del Amor. ¿Acaso va a tener el nuevo consejero mayor ímpetu reivindicativo ante el Ministerio? Jódar estaba desdibujado en un escenario endiablado: entre el presidente, la ministra y los regantes. Repitiendo cada día la misma letanía sobre el deseado pacto nacional del agua. Del Amor llega con agua en los pantanos, el Tajo-Segura abierto y el boquete que le ha hecho Pedro Sánchez a sus compañeros socialistas murcianos repudiando los trasvases. El discurso ya lo tiene. El resto tendrá que demostrarlo.

Hay que darle una oportunidad, al nuevo Gobierno, pero 'a priori' no sale reforzado ni mejorado debido a los descartes realizados. El presidente ha talado y removido árboles sanos. Ya sabe lo que se juega.

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