Los diez consejeros de Salud que son médicos y no se vacunaron

Tanto el propio Villegas como la Consejería han insistido una y otra vez en que la vacunación del exconsejero y sus cinco directores generales queda amparada por el propio protocolo del Ministerio, que incluye entre los grupos prioritarios al «personal sanitario de salud pública que trabaja en la gestión directa de la pandemia, y en función de su riesgo de exposición». Se da la circunstancia, sin embargo, de que solo en Ceuta se hizo la misma interpretación de este epígrafe que en Murcia. El resto de autonomías entendieron que de lo que se trataba era de proteger a los profesionales de primera línea que están luchando contra la Covid desde los departamentos de Salud Pública.

También es Ceuta el único otro lugar de España en que se consideró que la condición de médico del consejero de Salud le colocaba por delante de parte de los profesionales sanitarios, de los grandes dependientes, de los mayores de 80 años o de los enfermos vulnerables. Todo ello después de las apelaciones continuas a la responsabilidad ciudadana. Como en Murcia, también el consejero ceutí, Javier Guerrero, tuvo que dimitir. Otras diez comunidades tienen a un médico al frente de la Consejería de Sanidad, pero no consta que ninguno de ellos se haya vacunado. Algunos, de hecho, se han referido a la polémica para explicar que no se inmunizarán hasta que les toque, como el extremeño José María Vergeles, médico de familia, o el asturiano Pablo Fernández Muñiz, cirujano.

En Castilla y León, Verónica Casado, una facultativa que llegó al cargo tras una prestigiosa carrera profesional, ha dejado claro que no se contempla en el protocolo la vacunación de liberados, salvo que vayan a incorporarse a sus puestos para reforzar el sistema sanitario ante la pandemia. Esto contrasta con lo sucedido en la Región, donde el Servicio Murciano de Salud ofreció cita para la inyección a todos los liberados de sindicatos y organismos colegiales, sin excepción ni un cribado previo.

También son médicos los consejeros de Castilla-La Mancha (Jesús Fernández), Andalucía (Jesús Aguirre), Madrid (Enrique Ruiz Escudero), Aragón (Sira Ripollés), Navarra (Santos Induráin), País Vasco (Gotzone Sagardui) y Cantabria (Miguel Rodríguez). A todos ellos se suma la consejera balear, Patricia Gómez, que es enfermera. Tampoco consta que se hayan inmunizado.

El coro de voces que en la Región proclaman que Villegas hizo lo correcto al vacunarse o que, en todo caso, estamos ante un error menor por tratarse de un «médico y no un político», es amplio. Él mismo así lo expresó en la Asamblea Regional y en su defensa han salido algunos de los profesionales de más peso del sistema sanitario. En otras latitudes no ven tan claro que sea un título, y no el puesto que se ocupa, lo que da derecho a ponerse al principio de la cola. «Cuando uno abandona la bata blanca y se pone la corbata deja de ser médico y cardiólogo y pasa a ser miembro de un Gobierno», por lo que «no está dentro de ningún protocolo», advirtió el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, tras desvelar LA VERDAD lo sucedido.

En el entorno del exconsejero se ha defendido en las últimas semanas que otras comunidades han apostado por la vacunación de altos cargos. Se refieren, en concreto, a Cataluña e incluso hacen circular informaciones en las que, en realidad, se explica que se trata de directivos de áreas de salud o de hospitales, no de consejeros u otros altos cargos. Abundan, de hecho, los ejemplos contrarios. En Asturias no se contempla en esta fase la administración de dosis «ni a los consejeros ni a los viceconsejeros ni a los directores generales ni, incluso, a la gerente del Sespa (Servicio Asturiano de Salud)». Lo que sí se ha producido en otras comunidades es la vacunación de personal de edificios administrativos. Ha ocurrido en Andalucía, pero también allí, como en Murcia, esto ha generado polémica.

También hay contrastes en cuanto a la transparencia de las autoridades sanitarias. En Murcia, Salud vacunó a sanitarios de primera y segunda línea prácticamente a la vez en los hospitales, junto con los gerentes. No se ha facilitado información alguna al respecto por «protección de datos». Mientras, en el País Vasco dimitieron dos gerentes por saltarse el orden y se abrió una investigación que ha detectado 16 vacunaciones irregulares en el Hospital Santa Marina: 4 representantes de sindicatos, 4 personas pertenecientes a servicios religiosos, 4 trabajadores de la empresa que explota la cafetería, 2 empleados de una empresa de 'vending' y 2 trabajadores de una empresa de mensajería. El nivel del detalle de los datos facilitados por el gobierno vasco es desconocido en la Región.

Porque en Murcia, en realidad, no se ha abierto ni una sola investigación por iniciativa de la Consejería, que sigue enrocada en su negación de los errores. El portavoz de Salud, Jaime Pérez, llegó a asegurar el pasado miércoles que la Comunidad «no es, lógicamente, responsable» de los listados de vacunación en residencias y centros sanitarios privados. «Es el sitio donde se va a vacunar, los hospitales y residencias, los que realmente dicen qué personal o personas ingresadas se van a vacunar», por lo que es «muy difícil» detectar irregularidades, afirmó Jaime Pérez en una errática comparecencia de la que se concluye que no ha habido ni controles previos ni posteriores en las vacunaciones realizadas en el sector privado.

Acorralado por las preguntas de los periodistas, el portavoz terminó asegurando que ahora, mes y medio después del inicio de la campaña, se elaborará un procedimiento para la verificación de las dosis administradas. El consejero, Juan José Pedreño, le corrigió al día siguiente y defendió que el «mecanismo» actual de introducción de datos es suficiente. «Ese es el control», señaló.

Jaime Pérez aseguró, también tras muchas preguntas, que se investigará lo sucedido en el Hogar de Betania, donde se inmunizó al obispo, junto a parte de la cúpula eclesiástica. Mientras, el presidente de la Comunidad, Fernando López Miras, advertía de que no puede tener acceso «a los datos clínicos» de Lorca Planes, y destacaba «su bondad».