Raimon se baja de los escenarios

Si los viejos roqueros nunca mueren, tampoco los cantautores. Porque a pesar de que Raimon aparque su voz, su mensaje y su alma quedarán para siempre. Le cantó hace 55 años al viento, en la búsqueda de la luz, la paz y la libertad, la misma con la que dirá adiós en 2017, después de una carrera que le sitúa como un referente clave de la canción protesta y de la lucha antifranquista. Una voz única, a la que le ha costado décadas ser profeta en su tierra, donde la política, o lo peor de ella, le negaba el reconocimiento que al fin ha recibido en los últimos tiempos.

Ramón Pelegero Sanchís, nacido en Xátiva en 1940, cree que ha llegado el momento de bajarse de los escenarios. De colgar la guitarra, de meter las camisas rojas y negras en el armario y de cortarse la coleta. Todo después de haber sido uno de los artífices de lo que se llamó la Nova Cançó, que reivindicó el uso del catalán y denunció al régimen franquista, luchando contra los censores y la censura con la voz, la palabra y la música. Nombres como Francesc Pi de la Serra, María del Mar Bonet, Lluís Llach y Joan Manuel Serrat cambiaron para siempre lo que se conocía como canción protesta.

Raimon se retirará con la botas puestas, con el micrófono encendido y con doce conciertos en el Palau de la Música Catalana en el mes de mayo del año que viene. Serán tres citas por fin de semana, en el escenario que ha sido icono del catalanismo.

El propio cantautor valenciano presentará mañana su gira de despedida y dará detalles del homenaje en el mismo escenario donde hace cincuenta años lanzó un grito de esperanza cuando el franquismo aún ofrecía su cara más siniestra. Entonces interpretó doce temas que se convirtieron en himnos de toda una generación, y doce serán los conciertos que dará para decir adiós. 'Al vent', 'La nit', 'A colps', 'Si un dia vols', 'No sé com', 'En el record encara', 'Treballaré el teu cos', 'Cançó de les mans', 'Cançó del remordiment', 'Diguem no (o Ahir)' y D'un temps, d'un país' sonaron en el aquel mítico concierto del Palau y pasaron a formar parte del cancionero popular y contribuyeron a sacar las vergüenzas de un régimen que hacía aguas.

Antes de que Bob Dylan fuera agraciado con el Nobel de Literatura, Raimon ya fue galardonado en 2014 con el Premio de Honor de las Letras Catalanas. Fue uno de sus últimos reconocimientos. En 1995 recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes y en 2007 el Premio de Honor de la Música. En 1982 rechazó la Cruz de Sant Jordi, pues no estaba de acuerdo con la política cultural de la Generalitat de Jordi Pujol.