No se cuelguen más medallas
BITÁCORA ·
Los socialistas murcianos cedieron con el Trasvase del Ebro y ahora claudican con el golpe al Tajo-SeguraLa historia está en un tris de repetirse para los socialistas murcianos: en el año 2004 cedieron ante Zapatero para que derogara el Trasvase del ... Ebro y ahora han claudicado de nuevo apoyando el plan del Gobierno de Pedro Sánchez para darle una puntilla al Trasvase del Tajo para el regadío. Son dos hechos constatables, con independencia de las filias y fobias que suscitan los trasvases. También se confirma la hoja de ruta del Ministerio de sustituir trasvase por desalación, decidido a consumar el 'Plan Narbona' en los próximos años. Más claro, agua.
El secretario general del PSRM, Diego Conesa, quiso colgarse una medalla cuando declaró el lunes que ha trabajado, junto con los socialistas valencianos, «por rebajar el caudal ecológico a 7 metros cúbicos», en lugar del establecimiento automático de los 8,6. Un éxito a su juicio. Una metedura de pata de este calibre es para enmarcarla. Sus compañeros de la comunidad vecina, con los que estuvo negociando intensamente ante el Ministerio, fueron cautos: Ximo Puig no abrió la boca y se despachó con una nota diciendo que había que «mejorar el acuerdo». Y la consejera Mollá apostilló que no se debe pasar de 7. Se percataron al instante de que han claudicado ante la ministra Teresa Ribera con el mazazo al Trasvase. Esta ha impuesto su criterio, aunque sea con efectos retardados.
García- Page gana el envite
Conesa y Puig van a dejar el acueducto en los huesos
Al grito de que «el Trasvase es irrenunciable», Conesa y Puig van a dejar al final el acueducto en los huesos, y a García-Page como vencedor de este envite. Hasta la propia CHS certifica el elevado impacto –en empleos, hectáreas de regadío y encarecimiento del agua– que sufrirán la cuenca del Segura y el vasto sector agroalimentario, que no es solo el campo. A lo que habrá que añadir el efecto medioambiental en el río Segura, que canaliza el agua del Tajo hasta Ojós. Un volumen importante que dejará de circular. En esta historia, el cambio climático se resume en unos miserables 205 hm3 anuales que pasan de una cuenca a otra para regar.
Obras hidráulicas para largo
Desalar a toda máquina para ir debilitando el Trasvase
Existe una desproporción entre lo que consigue Castilla-La Mancha y lo que pierde el Levante. Los nuevos caudales en Aranjuez, el próximo trasvase a Ciudad Real, las elevadas dotaciones para ciertos cultivos y la reserva para la zona del Alberche, entre otras medidas, contrasta con lo que recibe la cuenca del Segura, que depende más de la voluntad política. No es otra que desalar a toda máquina y tratar de llegar a tiempo en 2026-27 para sustituir trasvase por agua industrial. Y a precios astronómicos.
Puede ser el cuento de la lechera, con todos los respetos para los técnicos del Ministerio. Estos saben –y Puig y Conesa deberían conocerlo– lo que se tarda en ejecutar las infraestructuras hidráulicas: la desaladora de Torrevieja ha tardado quince años en llegar a los 80 hectómetros, y le faltan otros dos o tres para alcanzar los 120. La planta de Valdelentisco, aprobada en tiempos de Aznar, sigue a medio gas. A esto hay que añadir la antigüedad que van acumulando estas y otras instalaciones, en las que hay que renovar unos equipos que consumen mucha energía. Para la interconexión de la desaladora de Torrevieja con el Postrasvase, ni siquiera está el proyecto constructivo. Y en el Mar Menor, 5 años esperando.
Entre medias de esas negociaciones, los regantes alicantinos pidieron incluir una cláusula en el Plan del Tajo, para que no se subiera el caudal a 8,6 hasta que no se hicieran efectivas las contraprestaciones al Levante, entre ellas el abaratamiento del agua desalada. Por lo visto, ni caso.
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