Crece en la Región de Murcia la ola de solidaridad con Ucrania

Tiembla su voz, rompe a llorar. «En Ucrania se está viviendo un verdadero drama. Nadie se lo puede imaginar, de verdad. Vemos lo que pasa en la televisión, pero hasta que no estás allí, no eres consciente de la realidad», explica Iñaki Isasi, un camionero jubilado que ha conducido un autobús a Ucrania con ayuda humanitaria y que regresó ayer con 26 refugiados.

Tras un mes de guerra, la oleada de solidaridad en la Región continúa imparable. «Nosotros hemos llevado medicinas, pañales y material quirúrgico, y a la vuelta nos hemos traído a los refugiados», cuenta Iñaki, que llegó anoche desde Ucrania a las instalaciones de la patronal Froet en Murcia. El bus partió el pasado sábado por la mañana y llegó el lunes a Polonia, donde entregó la ayuda y recogió a los refugiados. Esta iniciativa se llevó a cabo con la colaboración de la patronal del transporte y de la ONG Asociación de Amigos de Juan XXIII por la Infancia.

«Lo que más me ha llamado la atención es una historia que hemos vivido de cerca. En Alemania recogimos a una chica ucraniana, que vive en Guatemala y que había viajado hasta Frankfurt. Ella quería llevarle a su hermano, que combate en Ucrania, chalecos antibalas y cascos. Y así lo hemos hecho», relata. Añade que «ver la guerra tan de cerca produce una sensación desoladora. Nos hemos traído a personas con buenos trabajos, gente normal que lo ha perdido todo. Solo tienen lo que llevan en la mochila».

Una familia murciana prestará ayuda humanitaria a través de tres furgonetas, que saldrán desde Lorca y Puente Tocinos, cargadas de alimentos, medicinas y ropa. La intención será, a su vez, traer a refugiados ucranianos que huyan de la guerra. La empresa Mundicam Security Distribution, establecida en Puente Tocinos, ha cedido combustible y peajes a disposición de la causa ucraniana, al igual que dos furgonetas que saldrán el próximo lunes.

Valentín, un guarda fluvial de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), emprenderá este viaje junto a su mujer y su hijo. Será él quién conduzca la tercera furgoneta con la que tiene previsto salir desde Lorca. «Ucrania me ha dado mucho, una mujer especial, y unos hijos y una suegra que siguen y quieren permanecer allí», asegura. Al igual que sus familiares, muchos ucranianos han decidido quedarse en el país porque se encuentran en la zona oeste de Ucrania y «allí no hay conflicto, aunque están muy preocupados».

La familia prevé que serán cinco días de trayecto directo «de un tirón, parando lo menos posible», entre ida y vuelta. Esperan pasar la frontera ucraniana por Hungría y entrar al país por Beregovo, el primer pueblo accesible por esta ruta. «No vamos a quedarnos en la frontera; ya hay mucho apoyo ahí. Queremos ayudar a la gente que sigue en el país», señala.

Se han recaudado más de 610 euros para esta misión, que han sido empleados, en su mayoría, en adquirir material sanitario básico, como vendas, agua oxigenada y betadine. A su vuelta, la familia de Valentín tratará de recoger a todas aquellas mujeres y niños que necesiten salir del país. Para ello, contará con la ayuda de su esposa, de nacionalidad ucraniana, y que podrá facilitar la comunicación en el viaje. Aunque la familia desconoce a cuántos refugiados traerá, ya han contactado con varias empresas de la Región para garantizar cobijo y trabajo a los que puedan llegar y deseen establecerse en la Comunidad, reconoce Valentín.

El Club Náutico de Águilas mantuvo un punto de recogida en las instalaciones de su puerto Deportivo durante las últimas semanas. Esta semana se hizo entrega de una tonelada de alimentos no perecederos, silletas para bebés, ropas y medicamentos gracias a las aportaciones de sus asociados, vecinos y empresas.

El jefe administrativo del Club Náutico de Águilas, Francisco Asensio, quiso mostrar su agradecimiento al presidente de la Asociación de Clubes Náuticos de la Región, Blas Isaac Calventus, «por encargarse de coordinar la voluntad del mundo de la náutica y gestionar el transporte hacia Ucrania, representando la solidaridad de navegantes y aficionados como los de nuestro club».

Confusos, inquietos y temerosos, pero «muy agradecidos por la hospitalidad española», explican cuatro estudiantes y dos profesores de la Podillia State University, que han llegado a la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) con becas Erasmus. La UPCT tiene un acuerdo de movilidad con la universidad ucraniana. Dos alumnos de Doctorado llegaron antes de empezar el conflicto. «Nuestra intención es alargar la estancia de estos estudiantes y traer a más», explica Beatriz Marín, jefa del Servicio de Relaciones Internacionales de la Politécnica.

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