Los colegios del Mar Menor concentran 28 barracones por falta de inversiones
El instituto de Los Alcázares suma ya 12 aulas prefabricadas: «Sacamos fuerzas para que no se resienta la salud mental», cuentan los profesores
El alumnado de los municipios del Mar Menor ha roto las costuras de los centros escolares. La presión demográfica continua y el déficit de inversiones – ... endémico ya en Los Alcázares– ha puesto el sistema educativo contra las cuerdas. La realidad es una fotografía incómoda: solo San Pedro del Pinatar y Los Alcázares suman 28 aulas prefabricadas en colegios e institutos que se saturaron hace años. La masificación dificulta el trabajo del profesorado y tensiona la convivencia en los centros. «Sacamos fuerzas para que no se resienta la salud mental», cuentan los profesores del IES Antonio Menárguez Costa, construido en 1997 para 400 alumnos, aunque este año ha empezado el curso con 1.300 estudiantes. Sus 12 aulas prefabricadas le otorgan el récord de la Región, pero ni siquiera las repetidas manifestaciones de padres y alumnos han logrado inclinar la balanza de las inversiones.
Las ratios de clase hace tiempo que rebasaron los límites legales. Los aseos son los mismos que los estrenados hace 28 años, así que en el único instituto alcazareño hay que pasar el recreo haciendo cola. Hace tiempo que utilizan la biblioteca y los laboratorios para dar clase, igual que las aulas de música o plástica. «Es un tetris», comentan en el centro. Incluso el recreo se ha constreñido, ya que la docena de contenedores ocupa 500 metros cuadrados. Solo en primero de la ESO cuentan con 9 grupos «y creciendo», afirman, ya que las matriculaciones aumentan en un goteo continuo. La llegada de nuevas familias a la zona se traduce en la demanda de plazas a lo largo de todo el curso. Desde el inicio de las clases hasta ahora, se han sumado 80 alumnos más al instituto.
La Consejería de Educación ha prometido una ampliación de 14 aulas, que ya nacerá pequeño. Solo servirá para vaciar los barracones, pero cuando se construya –dentro de tres o cuatro años–, la demanda sobrepasará con creces el espacio y, como temen los profesores, habrá que empezar otra vez con los contenedores. «Es necesario un segundo instituto con urgencia», asegura la concejal de Educación, Josefa Lajara. «Sentimos envidia sana de otros municipios cercanos», comenta la edil.
No pocas familias de Los Alcázares han vivido la educación de varios hijos sin haber pasado por un aula de ladrillo, expuestos a las inundaciones, como la que llenó los barracones de barro hace un mes con la dana Alice.
Más oferta privada
Suma y sigue: en el colegio Al Kazar hay tres aulas prefabricadas, más las cinco del colegio Bienvenido Conejero, construido en los tiempos de la República. La Consejería también se comprometió a construir el nuevo centro que lo sustituya, pero la comunidad educativa teme que no se incluya en los próximos presupuestos. Alrededor de un centenar de alumnos del Bienvenido han llenado las tres aulas recién construidas en el Petra Sánchez, que cuenta ya con 600 escolares. La masificación crónica de los centros ha tenido un efecto llamada para los colegios privados. Las Claras del Mar Menor, en Los Narejos, recibe a alumnos de toda la zona costera, y otro colegio, Thales Internacional, abrirá entre Los Alcázares y San Javier el próximo curso. Será el quinto colegio privado de la comarca del Mar Menor, ya que en San Pedro del Pinatar funcionan ya otros dos.
Antiguos y sin espacio
El municipio salinero no está libre de barracones: cuatro en el Virgen del Carmen, de Lo Pagán; dos en Los Antolinos y otros dos en Los Pinos. «Hay necesidad de espacio en todos los centros», afirma la concejal de Educación, María Dolores Nieto. En el Virgen del Carmen, con más de 50 años, ya dan clase en los pasillos, donde en invierno se hacen imprescindibles los abrigos. Ya han solicitado la quinta aula prefabricada que alivie en parte la masificación del centro. En verano sobrepasan los 33 grados, por eso el centro planea comprar algunos aparatos de aire acondicionado, aunque con la incertidumbre de si el sistema eléctrico soportará la carga. Con 400 alumnos, la antigüedad del centro obliga a no pocas incomodidades, pero la última añadida ha sido prescindir del servicio de limpieza durante la mañana, que al menos evitaba los malos olores.
En Los Pinos, con 435 alumnos y dos barracones, esperan la ampliación prevista en la parcela cedida por el Ayuntamiento para construir aulas de Infantil, ampliar la sala de profesores y construir un comedor. También necesitan rehabilitar los aseos, que se encuentran ya deteriorados. Para el Maspalomas, de 240 alumnos, la fórmula será distinta. La Consejería concederá una subvención al Ayuntamiento para que amplíe el recinto y unifique las zonas de Infantil y Primaria. La necesidad acuciante de espacio llega también a Los Antolinos, de 800 alumnos, y en Villa Alegría, de 245 escolares, por el aumento continuo de las matrículas, que ha disparado la ratio de las aulas en todos los centros.
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