Urbamusa revisará el plan urbano de Murcia con los mapas de inundabilidad
La Urbanizadora Municipal debe entregar en otoño de 2026 el Avance del nuevo planeamiento para su aprobación por el Pleno y su exposición pública
Un cuarto de siglo está a punto de cumplir el Plan General Municipal de Ordenación (PGMO) de Murcia, aquel que muchos tacharon como el ' ... Plan del Ladrillo' y que abonó la expansión urbanística de la ciudad, especialmente –aunque no solo– por la zona norte del municipio. «Este planeamiento prevé la reserva de suelo residencial para una población de dos millones de habitantes», se han cansado de repetir asociaciones conservacionistas como Huermur.
Casi 25 años después, con una Murcia muy distinta a la de principios de siglo y con unos criterios de desarrollo alejados de los de entonces, parece que ha llegado el momento de que la capital murciana se replantee su modelo y patrones de crecimiento, una vez que el diseño anterior ha alcanzado su umbral temporal –el año 2025– y se acerca al poblacional, fijado en el medio millón de habitantes. Con este fin, la Urbanizadora Municipal (Urbamusa) acaba de iniciar los trabajos de revisión del PGMO, tras el encargo realizado hace unos días por la Junta de Gobierno.
Arrancó la legislatura pasada con el anuncio por parte del actual concejal de Planificación Urbanística, Huerta y Medio Ambiente, Antonio Navarro Corchón, de que sería aquella la del inicio de la revisión del PGMO. Ya el anterior gobierno socialista de José Antonio Serrano intentó poner en marcha un proceso participativo amplio que diera lugar a la preparación de los trabajos y que se vio frustrado ante la falta de apoyo de los populares. «El Gobierno de José Ballesta ya había encargado un diagnóstico previo a la Universidad Politécnica de Cartagena (UPTC)», subraya Navarro Corchón.
El Consistorio externaliza el encargo a la empresa pública, por 397.000 euros, porque «carece de medios» para desarrollarlo
Será finalmente Urbamusa, como empresa pública y medio propio, la encargada de redactar el Avance de dicha revisión. Se reconocía hace año y medio, desde el propio Servicio Técnico de Planeamiento, que el Ayuntamiento «carece hoy de medios materiales y humanos para redactar el documento», por lo que este apostó por elaborar un guía técnica orientativa, a modo de pliego, que le permitiera externalizar el encargo.
Urbamusa, que deberá desarrollar por sí misma al menos el 50% de los trabajos, tiene a partir de ahora 21 meses para cumplir con el encargo, que se ha acabado formalizando tras varias revisiones del informe de honorarios articulado para tasar su precio. Finalmente, el Consistorio abonará a la empresa pública 397.000 euros, con una entrega inicial del 10% del montante total y un pago por fases, hasta completar los cinco hitos fijados, con el otoño de 2026 como horizonte. Una vez entregado el documento del citado avance, este deberá ser aprobado por el Pleno para dar inicio a la tramitación administrativa con un primer periodo de exposición pública de un mes.
Recuerda la propia memoria realizada por el Ayuntamiento que la tramitación del Plan General vigente a día de hoy consumió toda una década, plazo que se busca acortar. Más allá de las causas de revisión fijadas en el propio Plan, la ley regional de Ordenación Territorial y Urbanística de la Región (Loturm), establece la necesidad de abordar el desarrollo de un nuevo modelo «cuando se advierta el riesgo de agotamiento o escasez de suelo residencial –algo de lo que empiezan a alertar los promotores inmobiliarios– o cuando «llegaran a producirse procesos o circunstancias que comporten la necesidad de reconsiderar y redefinir aspectos determinantes de la estructura general, en particular si resultara necesario redefinir el Suelo No Urbanizable». En este sentido, recuerda la memoria elaborada por el Consistorio, dentro de la delimitación y justificación del encargo hecho a Urbamusa, que existe una «necesidad de redefinición del suelo urbanizable propiciado por la incompatibilidad de la declaración como zonas de flujo preferente de grandes bolsas de terreno del municipio».
Y es que si hay una cuestión que ha atravesado el debate urbanístico en los últimos años, más aún tras la tragedia de la dana del pasado mes de octubre, ha sido la de los mapas de inundabilidad de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), los cuales irrumpieron la legislatura pasada para recordar que las escrituras de propiedad del agua no prescriben y para condicionar buena parte del planeamiento aún pendiente de desarrollo. De hecho, el Consistorio se vio forzado, más aún en un contexto de escasez de oferta de vivienda como el actual, a impulsar la declaración de Murcia como 'Municipio de Alta Inundabilidad', para no causar un frenazo en seco del sector y posibilitar la edificación con ciertos condicionantes.
«Soluciones más sostenibles»
Subraya, además, el propio encargo realizado por el Consistorio a Urbamusa que se hace necesario poner en marcha «nuevas soluciones de ordenación urbanística alineadas con los objetivos estratégicos marcados por la Agenda 2030, en busca de una mayor sostenibilidad». Hay que recordar, de hecho, que algunos de los desarrollos articulados en la zona norte se han encontrado a lo largo de los años con problemas vinculados a las infraestructuras previstas y a la escasez de recursos necesarios como los hídricos.
Fija la memoria entregada a Urbamusa los documentos que esta deberá elaborar y entregar dentro del citado avance. Se incluyen entre estos un buen número de estudios sectoriales de diagnóstico que abarcan, además del grado de cumplimiento del Plan de 2001, informes sobre el contexto económico y urbano de Murcia y sobre su integración en el medio natural que la rodea, así como los recursos con los que cuenta y el posible futuro de la huerta. También debe abordarse la evolución demográfica del municipio, así como sus necesidades residenciales –con estimaciones de vivienda protegida–, comerciales, de equipamientos, de movilidad y de infraestructuras, sin olvidar el patrimonio histórico y cultural que acoge y otros problemas que pueda abordar el urbanismo.
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Un proceso sobre tres patas y con varios cambios de paradigma
«Todo este procedimiento de revisión se articula sobre tres patas», explica el edil de Planificación Urbanística, Antonio Navarro. La primera es la de la creación de una oficina técnica del PGMO, que pilote el desarrollo del avance, orientando la actuación de Urbamusa, sobre todo en cuestiones de ingeniería e impacto ambiental. La segunda es la asistencia a prestar desde la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), implicada ya en el proyecto y que cubrirá parte de los trabajos que Urbamusa deba subcontratar. Finalmente, se constituirá un comité científico internacional, que asesore dentro del amplio proceso participativo que se quiere poner en marcha, implicando a toda la sociedad civil.
Apunta el edil que, a su entender, el nuevo planeamiento urbanístico debe cambiar varios paradigmas sobre los que gira el aún vigente, buscando una mayor sostenibilidad. Así, apuesta por un mayor peso de la «rehabilitación del espacio urbano ya consolidado», por abrir la ciudad a la zona sur, por replantear el tratamiento de los cascos urbanos de las pedanías y por dotar la huerta de un marco adecuado, determinando si es mejor crecer sobre modelos de mayor densidad que consuman menos suelo.
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