Ver fotos
Chequeo a los grandes ficus de Murcia
Un grupo de especialistas está examinando una quincena de grandes árboles de la ciudad de Murcia para comprobar su estado y evitar accidentes. No encuentran defectos graves, pero avisan de los efectos «imprevisibles» del calor
Más de media vida lleva Gerard Passola encaramado a la copa de un árbol. Los ha visto de todos los colores, tamaños y especies ... durante su andadura al frente de la empresa Doctor Árbol. Este biólogo de formación es uno de los mayores expertos en plantas leñosas de España. El escalofriante desplome de parte del emblemático ficus de la plaza de Santo Domingo lo trajo por Murcia. Desde entonces, visita cada año la ciudad, atendiendo al requerimiento consistorial, para echar un vistazo al estado de los principales árboles de gran porte del municipio, los mismos que él denomina de manera cariñosa como «monstruos».
En el punto de mira del Ayuntamiento se encuentran en este momento una quincena de especímenes con crecimientos irregulares en sus ramas, especialmente en la zona de Alfonso X, el Reina Sofía y en el Cuartel de Artillería, donde Passola examinaba ayer con especial atención sus tres ficus. «Son una especie complicada, no muy recomendada para un entorno urbano y con un defecto importante, uniones con corteza incluida entre los troncos y las grandes ramas, lo que debilita la estabilidad de su estructura», expone el experto, que defiende, no obstante, la necesidad de conservarlos ante su gran valor y su carácter singular. «Son como un coche viejo que hay que llevar al mecánico a menudo y pasarle la ITV; uno no tira un Ferrari porque tenga 60 años», ilustra Passola, subrayando la necesidad de dedicarles más recursos que al resto. «Son ejemplares que además recibieron podas drásticas hace varias décadas que los han lastrado en su correcto desarrollo», puntualiza.
En lo que lleva revisado durante estos días, el arborista no ha encontrado ningún defecto grave ante el que ponerse en alerta y desde luego nada al nivel del ficus de Santo Domingo. «El problema de su crecimiento irregular se vio acentuado por la presencia de un hongo y por su pudrición», relata para concluir que «nunca volverá a ser el mismo». «Y no lo será porque, además, no lo vamos a dejar por precaución, por lo que no se permitirá que su copa vaya más allá de la cuarta parte de la que tuvo, entre unos 10 y 15 metros», subraya, ya que se espera que la madera muerta se siga deteriorando en los próximos 20 años. Apostilló, aunque parezca un contrasentido, que fisiológicamente se trata de un árbol sano y que, después de como quedó en aquella primavera de 2017, «ha recuperado su dignidad». «No tendría sentido retirarlo; es todo un símbolo», valora.
«Nunca volverá a ser el mismo; como mucho, la cuarta parte de lo que era», explica el arborista sobre el emblemático ejemplar que se desplomó en 2017
Otra cosa distinta es la incidencia que el calor pueda tener sobre los árboles de gran porte, con entre 150 y 200 ejemplares en el municipio de diversas especies, unos 25 de ellos ficus. Las temperaturas elevadas son algo que se da por descontado en la Vega del Segura y que aportan un pequeño punto de riesgo ante la presencia de estos árboles. «Los defectos estructurales se pueden controlar, pero el calor genera el peligro de producir roturas por deshidratación, muy difíciles de prever», lamenta Passola, señalando que la mayor protección la aporta la presencia de varios de estos árboles juntos y una buena planificación del diseño urbano. «Cuando uno está al lado del otro la temperatura baja mucho; cuando están solos se fríen», ilustra. Mientras, desde el Servicio de Parques y Jardines se apunta a la utilización que se hace hoy en día de los sistemas de humidificación, con microdifusores que pulverizan el agua.
Especies más manejables
Junto a los tan citados ficus –cuyos mayores ejemplares pueblan en estos momentos el jardín de Floridablanca–, también se están revisando eucaliptos o pinos canarios. Passola recomienda apostar ahora por especies más manejables, como las frondosas o los plátanos. En Murcia, el Ayuntamiento también está acudiendo a la plantación de melias o almeces, que son además autóctonos.
No obstante, y desde su experiencia y los kilómetros a cuestas, Passola defiende que hay pocas ciudades históricas con el patrimonio arbóreo de Murcia, algo que atribuye «al cariño de la gente, porque en una ciudad como esta, con un clima así de seco, este bosque urbano solo puede sobrevivir con esfuerzo». «Hay que seguir haciendo aportes de agua al nivel freático», recomienda. Más de 122.000 árboles tiene el municipio. Pero siempre cabe al menos uno más.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión