Desalojan y tabican un bloque ocupado por medio centenar de inmigrantes en el barrio murciano de San Pío X
La Policía Local ejecuta una orden de cierre del edificio por su estado ruinoso e insalubre, en medio de protestas de asociaciones y ONG
Mamadú se levantó este martes más tarde de lo habitual. Normalmente lo hace a las cinco de la mañana, para acudir a la gasolinera de El Rollo, en el barrio de El Carmen, y subirse a una furgoneta para ir a trabajar al campo. El inmigrante procedente de Gambia estaba, por un lado, enfadado por perder el salario de esa jornada y, por otro, nervioso por no saber qué iba a ocurrir esa mañana. No dejaba de caminar por la segunda planta del esqueleto del edificio abandonado, ubicado entre el final del carril de La Parada y la avenida El Palmar, en el barrio murciano de San Pío X.
«Vamos a esperar a ver qué pasa, pero puede que para dormir esta noche haya peleas por entrar a los cajeros», afirmó. Varias asociaciones y ONG le anunciaron que a las 9.30 horas iba a acudir la Policía para desalojar y cerrar el bloque ocupado por medio centenar de inmigrantes de origen africano.
A su lado, un joven, que prefirió no decir su nombre -«no quiero que mis padres se enteren que soy un inmigrante ilegal»-, ordenaba un chamizo construido con cajas de cartón. El pobre habitáculo contrastaba con el atuendo del chico: chaqueta, camisa y pantalones de pinza. «Estudié Derecho en la universidad de Senegal, mi país de origen», afirmó.
Llegó a España siendo un menor extranjero no acompañado (mena) hace tres años, y desde entonces siempre ha vivido en la estructura ruinosa de San Pío X. «No me gusta vivir en estas condiciones, pero ¿qué opciones nos dan?; ¿por qué nos echan ahora a la calle en plena pandemia?, y ¿dónde vamos cincuenta personas vagando por la ciudad?», se preguntaba. Los inmigrantes creen que los vecinos se han soliviantado por la presencia, desde hace unos meses en el bloque, de un grupo de menas. «Son menores, como lo fui yo cuando llegué. No podemos abandonarlos», indicó.
Los desalojados creen que los vecinos se han soliviantado por la presencia en el inmueble de un grupo de menas
Chabolas, basura y ratas
Al edificio se entra por un enorme boquete en la fachada. El sótano es un agujero insalubre lleno de basura y ratas. En el resto de las tres plantas hay unas cincuenta chabolas levantadas con palés y plásticos, donde sus ocupantes esperaban este martes, arrimados a hogueras improvisadas, la llegada de los agentes. A las nueve y media de la mañana, una veintena de policías locales, apoyados por dotaciones de la Policía Nacional para garantizar la seguridad en la zona, accedieron al inmueble para pedir a sus ocupantes que se marcharan. Les informaron de que iban a ejecutar una orden de la Concejalía de Urbanismo, ratificada por un juzgado de Lo Contencioso, para el cierre del inmueble por su estado ruinoso e insalubre, tal y como confirmaron fuentes consultadas por LA VERDAD.
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Los inmigrantes mostraron su enfado, y cierta resistencia inicial, aunque pasadas las 11 horas salieron de forma voluntaria «En cuanto se vayan, tiramos el tabique», anunció uno de los sintecho. Durante las labores de limpieza y tabicado del bloque, los okupas estuvieron arropados por una treintena de miembros de distintos colectivos y ONG. Desde la Asociación Arre denunciaron que la orden de abandonar las instalaciones no daba ninguna alternativa de vivienda a las personas desalojadas
Por su parte, Paco Morote, miembro de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, explicó que el Consistorio «no es competente para desalojar y es un disparate echar a esta gente a la calle». A última hora de la tarde de este martes, el Ayuntamiento anunció que, a través de los Servicios Sociales, se había realojado a siete personas con familiares; a otros siete se les concedieron ayudas económicas para su desplazamiento a otras zonas, y, además, se estaba coordinando la atención del resto de inmigrantes, a través de los programas de Cáritas de inserción e inclusión.
«Nadie debe vivir en esas condiciones infrahumanas»
La petición para el desalojo y cierre del edificio abandonado del barrio de San Pío fue impulsada por la junta municipal debido a que se había convertido en un «punto de encuentro para trapicheos y alojamiento de personas de dudosa actividad lícita», tal y como refleja una moción que llevaron los vocales del PP y Vox, y que fue aprobada en el Pleno de la Junta Municipal de San Pío X, el pasado mes de junio.
El escrito continúa exponiendo que el número de robos y actos delictivos ha ido creciendo y que «los vecinos han mostrado su tremenda preocupación por la ocupación de estas zonas», las cuales argumentan que «les transmite una gran inseguridad».
«Desde que llegué como pedánea hace un año, he estado pidiendo al Ayuntamiento que actuara de oficio y desalojara el inmueble, ya que es de titularidad privada. Asimismo, pedí que se reubicara a la gente que vive allí. Nadie debe estar en esas condiciones infrahumanas, rodeados de basura y ratas, y en un edificio en ruinas», manifestó Esther Mañas, presidenta de la Junta Municipal de San Pío y miembro de Vox.